domingo, 23 de noviembre de 2008

Presentación de "Entre Yuca y Palma" en el Pequeño Teatro de los Libros

Hola, chamaquitos,

Hacía tiempo que no escribía por esta bitácora de mi compinche Pibe. Pero, claro, hoy presentaba su Blog y decidí acompañarle. Después de presenciar un evento tan importante, me sentía con la obligación de dejar una reseña de citado acto. Como podrán observar en la foto, y ya que Pibe me dijo que era un acto social y cultural de gran expectación, me puse mis mejores galas...


Al llegar a la librería, quedé fascinado con el espacio. El pequeño Teatro de los Libros era un sitio bonito, delicioso, en el que da gusto permanecer. En seguida, Javier y Pibe se pusieron a organizar y establecer cómo quedaría todo bien ubicado. El ordenador en la mesa, el proyector en su caja (no había cable válido), los fotomontajes a la vista, las sillas bien dispuestas... Cada cosa en su sitio para que todo fuese más fluido.

Con el retraso de los diez minutillos de cortesía, comenzaba la presentación del Blog. Yo, mientras, permanecía oculto a la espera de que tocase hablar de mi sección. Había muy poquita gente, así que estábamos como en familia, que se suele decir. Javier tomó las riendas y, con maestría, comenzó a establecer unas pinceladas de lo que se puede ver en el Blog y que, posteriormente, sería tema de conversación mucho más amplia, profundizando en detalles y anécdotas varias. Uno tras otro aparecían las palabras clave que, como una compacta miscelánea, configuran esta bitácora: Colombia, Boogaloo, literatura, cine, fotografía (fotomontajes), concurso...

Primero, quedó claro el porqué ese apodo de "Pibe" para nombrar a mi querido compinche, historia que yo desconocía porque me lo presentaron ya con ese nombre y nunca pregunté cual era su origen. Era la manera de introducirse en el mundo de este tarado mental y, por extensión, del Blog. De un nombre a otro, de "Pibe" a "Entre Yuca y Palma". Era el momento de recordar aquella primera entrada, allá por el 13 de Noviembre. Fue por "petición popular" lo que le llevó a iniciarse en el, por aquel entonces desconocido para su persona, mundo de los Blog.

Seguidamente, era el turno de Colombia, su querida Colombia. Era el momento de dejar constancia de dónde carajo está su cabeza, su corazón, su sentimiento... Era el turno de soñar con su futuro (o más bien presente), proyecto, aquel que según él formará parte de su manera de entender la vida y que, asimismo, evaluará todo el camino recorrido hasta el momento con sus diferentes acciones. Yo lo escuchaba y no podía dejar de pensar que este tío está fatal de la cabeza. Si ha pensado majaderías en su vida, ésta es una de las más gordas.

Colombia era su tierra, pero también los Pirineos. Aquellos que observan sus caminatas, aquellos que nos ofertan deliciosos momentos de amistad, sufrimiento, esperanza, agotamiento, baile, constancia... Salí de mi escondite, con mi corbata nueva, para presentarme ante los invitados, entre los que se encontraba Cuco (el otro senderista de marras). Soy presentado y queda constancia de que también formo parte de las excursiones, aquellas que quedan reflejadas en dos medios diferentes: el "correo eléctrico", los itinerarios sin sentimiento; y el Blog, el recorrido con sentimiento (con mi apreciación subjetiva de las experiencias vividas durante esos días). De ahí, a cómo nos conocimos e, incluso, la anécdota del día en que esta bitácora fue nombrada como "el Blog de Lucho".


Habíamos caminado y visitado, a través de sus palabras, las tierras que tanto le llegan. Pero, faltaba un terreno por recorrer, el de su alocada mente. Entrábamos de lleno en el mundo onírico, en el filosófico, en el visceral y el de las entrañas. Explicó cómo trabaja, por qué aparece siempre él, qué intenta reflejar en esas imágenes tan, aparentemente, herméticas. Y nos habló de sus textos, de su aprehensión a exponer, de aquel día en que se puso unas orejas de burro para criticar tanta parafernalia y tanto "artisteo" lleno de estupidez.


De repente, quizás por la referencia a aquella "lucha" contra "creerse más de lo que se es", Javier sacó a colación otra batalla. Fue aquella que le llevó a Pibe a iniciar una huelga individual, siendo consciente de sus posibles consecuencias, para conseguir que sus derechos no se viesen vulnerados. Él sólo quería cobrar, que se hiciera justicia y, sobre todo, que no se pisotease su dignidad.

Ahora, mientras escribo, me doy cuenta de que también se había hablado de los re-encuentros, esos momentos de azar que los diosecillos de Pibe colocan para dar más divertimento a la vida. A Javier le gustan esos golpes de la casualidad, así que, con inteligencia, había sacado ese tema a la palestra. Re-encuentros que a Pibe, con la ilusión y la alegría en la cara, le llevaban a otros que le hacían soñar... Pero, el muy cabrito, no dijo más.

La batuta estaba en manos de Javier. Él era el que tenía el tiempo presente, así como los aspectos que podrían ser más interesantes. Así que, confesándose memo, reseñó aquel concurso que apareció por nuestros correos hace ya un tiempo. Su relevo, en la bitácora. Un concurso de pistas, cuyos ganadores reciben premios. Apasionante fue la anécdota que contó Pibe, y que yo desconocía por suceder hace ya un tiempo, de marchar a Barcelona para entregar un premio a una quillita que, hasta ese momento, tan sólo era una participante "al otro lado de la pantalla". Se veía en Pibe cómo le ilusionó aquel asombro y emoción mostrado por Susana al recibir un premio que no esperaba.


La hora había pasado ya hace un tiempo. Pero, con la conformidad de los anfitriones del espacio, de ese maravilloso Pequeño Teatro de los Libros", Javier podía seguir indagando en la cabeza y corazón que originan este Blog tan alocado. El cine, las críticas, o más bien opiniones, que realiza Pibe. La visualización en las salas, en la filmoteca, en el cineforum; el tipo de películas; la sobrevaloración de Coixet detrás de una cámara; la discusión y la búsqueda de una solución para la V.O.S.E. en Zaraguaya. Se establece un debate. Parece que el tiempo se va a diluir entre las palabras de los participantes. Pero, Javier es maestro en estos menesteres y desvía la conversación a la música.

Es el momento de ir terminando. Son las canciones otra manera de contar cosas y de ello Javier es muy consciente. Por eso, indaga; por eso, señala cómo Pibe muestra su emoción ante la tontería de haber conseguido un disco. Como no, se hace referencia al Boogaloo, a sus orígenes y a la importancia de este tipo de música en la filosofía vital de Pibe. Pero, también a la cumbia, que tanto le gusta a Javier. Y, cuando parece que todo va a terminar, Pibe sonríe, pone cara de malévolo y suelta, con toda la espontaneidad del mundo: -"Ahora, Javier, te voy a dejar mal". Se ríe y cuenta el momento en que se conocieron en el Calaveras y Diablillos, aunque en esa entrada no contó exactamente cómo pasó.

Ya era el momento de la despedida. Javier daba las gracias a los asistentes, a Pibe, a los dueños de la librería... Y, cuando ya parecía que llegaba el fin, Pibe sacó una bolsa. Explicó su contenido y el porqué Javier recibía, en ese momento, un libro y un CD.

Ya en el coche, de regreso al hogar, comencé a pensar cómo redactaría esto. Sabía que tenía que redactar algo que sirviese a aquellos/as que habían acudido a la cita y aumentar así su conocimiento del Blog y, al mismo tiempo, que orientase e hiciese imaginar el evento a los/as que no habían podido asistir. Sin duda, mi percepción no podría ser objetiva. Demasiadas aventuras junto a Pibe, obviamente, otorgarían una visión condicionada por la manera de ser de ese chalado, por las muchas anécdotas que yo ya conocía, por ser yo un colaborador de su bitácora. Sin embargo, había algo que me llamó la atención: la naturalidad y espontaneidad con que transcurrió todo el evento. Era como estar en el salón de casa escuchando a dos compinches hablar sobre sus cosas. La única diferencia: delante había personas que, afortunadamente, interactuaban y participaban. Eché de menos que no hablaran de las citas, sección que mucho me gusta a mí; pero, carajo, llevaban más de una hora y media sin parar de hablar...

¡Joder, Lucho! Vaya parrafada te acabas de meter ¿no? Al menos, déjame escribir algo. No sé, déjame poner, aunque sea, unos agradecimientos. Primero, para Javier, por hacer posible ese encuentro tan, para mí, divertido. Pero, no sólo por hacerlo posible, sino por conseguirlo, porque, como dice un amigo mío: - "Es un hito que accedas a algo así. Con lo poco que te prodigas tú en estas cosas...". En segundo lugar, a los asistentes, por arroparme con su presencia e interesarse por una majadería como es mi bitácora. Seguidamente, a todos/as los que se acercan por acá a leer mis pendejadas y, como no, a los que lo dejan reflejado con sus comentarios. Y, finalmente, a Ana A., por ser la persona que me convenció a abrir este blog que ha superado ya los dos años.

Gracias, muchas gracias.

Como ya nos tiene acostumbrados, javier lópez clemente dejó su visión en La curvatura de la córnea. No dejen de visitarla...

5 comentarios:

NINGUNO dijo...

Déjame colocar también una pendejada. Yo me o pasé muy bien y te doy las gracias.
Mariano Ibeas
http://desdeldesvan.blogia.com

NINGUNO dijo...

Ah! y te enlazo también en mi blog

Javier López Clemente dijo...

HOla

Y yo vengo a pedir disuculpas, ahora caigo en la cuenta que Lucho y El Pibe iban con encorbatados y yo con las camisa remangada, ay, ay, un fallo en el vestuario.

Una tarde muy agradable con Cristian, Lucho y todos los presentes, agradacer a Mariano sus interesantes intervenciones y me alegro de que se lo pasara bien, yo estuve de diez, como dice Lucho, igual que en casa

Salu2 Córneos.

Javier López Clemente dijo...

Febrero del 2007 en La Curvatura:

"La niebla de nicotina entonaba el lugar. Un esqueleto alojado en la pared del fondo a la izquierda me sugirió la ruta del fondo a la derecha, allí había sitio y pista de baile. Los pies se fueron por derecho, las palmas sabrosas no dejaron de sonar y no son pa´ caminar, que son pa´ bailar, que son pa´ gozar
El Gitano Antón, al que todo el mundo camelaba, sonaba en los altavoces. El Rey Peret con Macaco y la máquina musical de los excepcionales Ojos de Brujo. Bizqueé hasta el puesto del pinchadiscos que estaba vacío, desolado, y pensé por un segundo que quizás al DJ le había pasado como al Gitanito Antón, al que todo el mundo quería, pero señores que desgracia que mataron al Gitanito Antón. No fue así, el gachó bajó las escaleras con porte de chiqulicuate, camisa calé de geométrica setentera, corbata flojita pa´ mitigar la calor y pelito rapado al cero. Lo abracé como nunca podremos hacerlo en una de nuestras bitácoras y le grité al compás «Muy bueno el Rey pero ¿qué tal una rumba catalana?» Cualquiera que tenga unos mínimos de conocimientos musicales entenderá la incongruencia cubatera, nocturna y canalla de semejante aseveración. Peret, con permiso de El Pescadilla, es la rumba catalana. Reconozco que en ese momento no fui consciente de mi error, así que debió ser el subconsciente el que solicitó « ¿Y si dejamos la rumbita y pegamos un salto a la cumbia, a la cumbia catalana?
El Boongalero se marchó raudo y sonreía, sonreía pero desesperaba porque su mente buscaba la solución al enigma. Corrió los cien metros lisos de la barra, se sumergió en los discos, se produjo el milagro disquero de unir al Rey de la Rumba con mis adorados/añorados Dusminguet y sonó en mi honor la Cumbia Bruja. La canción mágica con la que regresamos al baile durante la primera noche del primer verano del siglo XXI, tras un órdago de discusión fue la cumbia catalana la que curó el extraño dolor, la que alargó la vida con una piel nueva y un paso pa´lante, otro paso pa´ tras.
El mezcladero de sonidos había acertado y yo estaba sin pareja. Cerré los ojos. Oscuridad. Con la mano izquierda agarré su mano, con la derecha abracé su cintura y me dejé llevar hasta el polideportivo oscense donde giramos y giramos y giramos y giramos hasta recobrar el mareo adolescente de los labios, de la mirada cinemascope, de las estrellas en Los Huracanes, del amor.
La noche venía de ron. En el Calaveras y Diablillos se había agotado. El alcohol nos abandonó y fuimos en pos hasta encontrarlo en otros ritmos más poperos pero… eso es otra historia: La historia de los pasos perdidos que me llevaron desde la cumbia catalana hasta el bar Época Dorada y de allí a la hierba húmeda del Parque de Villafeliche al que regresé en busca de inspiración."

Salu2 Córneos.

closada dijo...

Mariano, puedes dejar todas las pendejadas que quieras. Siempre serán bien recibidas por acá.

javier. No has de pedir disculpas, porque es sabido en el mundo entero que la elegancia y el porte de Lucho y servidor son difíciles de alcanzar ;-)

¡Qué gran momento en el calaveras! Quien nos iba a decir que llegaríamos hasta esto... ¡y lo que nos queda por andar!

Saludos