¿A qué? A baaaaailaaaaaaarrrrr!!!!
Besicos a tout le monde
Que bien lo voy a pasar en el Viñarock, jejejeje. Ya me he hecho el plan de los conciertitos a los que voy seguro. El resto… sobre la marcha. Para dar un poco de envidia al personal, os pongo los/as artistas que voy a tener la suerte de bailar. Además, por orden de aparición:
JUEVES (el día grande)
1. Karamelo Santo: ¡Buf! ¡Por fin! Realmente, este grupo es la causa de que este año vaya para allá. L que no entiendo es que toquen los primeros del festival. Afortunadamente, no me los voy a perder ¡Yiiiiiihaaaaa!
2. Los piojos: Los conocí hace un año y no están nada mal estos quillitos.
3. La Vela Puerca: De nuevo, un conciertito de estos uruguayos. Ya los vi en Pirineos Sur hace unos años, teloneando a Macaco. Esta vez, con su último disco y, supongo, aquellos éxitos bailongos que, a veces, suenan en el Calaveras.
3 b. Me había dejado a Amparanoia, jejejeje.¡Que guais! Que no la he visto nunca y estará de putifary. ¡Yiiihaaa!
4. Sepultura: No es que me molen mucho, pero reconozco que en directo tienen que ser la hostiaputa
5. Emir Kusturica & The No Smoking Orchestra. Otros que vi en Pirineos Sur, creo que la primera vez que fui a ese festival (aunque no estoy seguro). Fanfarria y diversión. A bailar se ha dicho.
6. y 7. Le Peuple De L'Herbe / Molotov. Coinciden los muy pincheputas, aunque con veinte hora de diferencia. C’est à dire, que de los franceses tendré que irme corriendo a los mexicanos. Creo que daré preferencia a los segundos, pues no los he visto nunca y a los del Pueblo de la Hierba, sí.
VIERNES
8. Comienza la jornada con Obrint Pas, grupete con alguna que otra canción muy buena.
9. Tras unas horas muertas en las que iré decidiendo que carajo voy a ver… ¡El Bicho! Bien, bien, siempre me gusta ver a este grupo en directo. Yuuuuum, tocará disfrutar de lo lindo ese flamenquito tan fusionado.
10. De ahí, a B Real de Cypress Hill. Guapo ¿no? Como a esa hora es Rosendo, no sé ya veré.
11. La Mala Rodríguez, un poco petarda, pero bueno. En definitiva, se puede ver.
12. Y para finalizar, a bailar rumba como descosidos: Canteca De Macao. Na’ bailoteo del bueno con muuucho ritmo, sí, sí…
SÁBADO
13. Empezamos de lujo. Ni más ni menos que Quinto Parpadeo. Ya tenía yo ganicas de verlos, ya… Rumba pa’ bailarla y pa’m gozarla.
14. The Locos, que no sé quienes son, pero iré a verlos. Me acabo de enterar que eran ska-p, así que habrá buen bailoteo.
15. Kiko Veneno. Que se puede decir del gran maestro. ¡Genial! Ay, Kikito… de nuevo me enarbolaré con tu música.
16. Muchachito Bombo Infierno. Una vez más esa guitarra desgarrada, acelerada, rumbeando, reggaeando, funkeando… Baile y desenfreno. ¡Oe oe oe oe!
17. Soziedad Alkoholika. Simplemete: hay que verlos.
18. Los Delinqüentes: diversión garantizada con estos rumberos del sur. Y es que, “el aire de la calle, me huele a goma fresca…”
19 y 20. Morodo / Peret. Para finalizar, como el primer día: a correr de uno a otro. Por fin veré a Morodo, que hace tiempo que me apetecía… y, por supuesto, al rey de la Rumba: el Gran Peret.
Estos días me he dado cuenta de que mi casa se sustenta sobre sólidos cimientos. Sí, poseo una edificación estable, fortalecida por el paso de los años y de la experiencia que, poco a poco, divisa cómo algunas de las casas anexas, cuya construcción había reforzado la mía, se han ido cayendo. Y miro casi ajeno a esta situación. En principio hago una llamada de atención al ver las primeras grietas; pero, ante la pasividad de “mis vecinos”, ceso en mis intentos y, simplemente me encabrono, me enfurezco, me enervo, ante semejante falta de motivación y lucha por mantener en pie esas edificaciones.
Entonces, pienso que en esa dureza de mi terreno, aquellos edificios cercanos que lo fortalecen, ya casi se hacen innecesarios, porque, una y otra vez, se vuelve a construir. Y, una y otra vez, se vuelve a cimentar para levantar nuevos edificios que urbanizan en derredor de mi pequeña, pero estable, casita. Caen casas alrededor y, extrañamente, ya casi ni afecta a mis fachadas, ni a mi estructura, ni a mis cimientos, más allá de una llamada al albañil (que, casualmente soy yo), para reparar los desperfectos.
Y, realmente, esto me da un poco de miedo, porque, quizás, algún día ya no se pueda edificar más alrededor de mi casa y, allí, aislada, quede sin ninguna vecindad que conforme una alegre urbanización. No obstante, también sé que, por ahora, no ceso en mi intento de ayudar a construir nuevas y sólidas edificaciones cuando ha caído una de esas que están en mi misma calle.
En una ocasión, y eso ya es otra historia, fueron mis propios cimientos los que se resquebrajaron. Sin embargo, afortunadamente, cuando a puntito estaba de quedarme sin hogar, me puse el mono de trabajo y me puse manos a la obra. Ahora, y ya que mi casa se sustenta sobre eficaces y gruesos pilotis, puedo asomarme al balcón para mirar un creciente urbanismo de lindas casitas que poder visitar. Me gustaría que no se cayera ninguna y, de hecho, si empezase a ver grietas, avisaría a su inquilino; pero, también sé que si alguna desaparece, quizás no me afecte en demasía si no forma parte de mis propios cimientos...
Primero, tocaba visitar y tomar un delicioso café en casa del papa de Anaïs, un hombre con bastante fuerza en su mirada. Allá estaba, con su mujer, y con la hermana y el pequeño sobrinote de Anaïs en la hora de su comida. Cafelito, un rato de conversaciones que se me pierden en los oídos y la alegría de estar allí descansando en mis vacaciones. De nuevo el coche, dirección a los montes poseedores de senderos señalizados. Pero, antes, hay que comprar bocadillos para la comida y, ya que estamos cerquita, visitar a la madre de Anaïs.
Descendemos por las escaleras y llegamos a las “habitaciones”. El panorama que me encuentro me parece fantástico. Allí, un grupo de personas sentado alrededor de una sucesión de mesas comparten una comida comunitaria. Conversan y miran, al mismo tiempo, a uno de sus compinches que está realizando fotos a una esculturilla sita en la arena de la playa. Las olas rompen a unos pocos metros, la salinidad se respira. Como una estampa de película muy, muy, mediterránea se me antoja maravillosa esta vivencia. Quedo un momento solo y la madre de mi querida anfitriona me dice (ahora toca mi horrible francés):
- “C’est la vie marseillese”
- “J’aime bien la vie marseillese” - Respondo con alegría.
La sonrisa aparece en nuestros rostros. Sin duda, se me ha transmitido la alegría de ese grupo de gente. Cuando marchamos, pienso: “así quiero estar yo cuando me jubile, con mis compinches, a pie de playa, dejando que nos acaricie la brisa del mar, disfrutando del sol, de las comunitarias comidas, de las risas y de las conversaciones que esos momentos nos otorgasen. Disfrutando, momentos de soledad en los que múltiples ideas y pensamientos dejen regocijarme entre mi dicha y la de los demás. Sí, quiero que en mi más avanzada edad, las estampas cinematográficas mediterráneas invadan por completo ma vie.
Hasta que encontramos el punto adecuado para comenzar a ascender damos mil vueltas. La verdad es que es todo un poco lioso, pero a mí me gusta, porque así veo más cosicas, más paisajes, más casitas. Por fin llegamos y elegimos lo que parece una excursión facilita. Efectivamente, lo es. Lucho, Stitch de los bosques, Anaïs y yo caminamos despacio en busca de un sitio donde comer. Al fin, después de subir hasta casi lo más alto del monte, paramos. Anaïs nunca había observado Marseille desde ese punto de vista. Comemos, hablamos, miramos y cogemos (bueno, más bien coge), tomillo. A mí, ciertamente, esto me relaja mucho y me llena de vitalidad. ¡Mis queridos Pirineos están presentes!
Anaïs "mini-crack", Stitch "de los bosques", Lucho y Christian "crack" en el monte... Las vista de Marseille es bonita, jejejeje (ya la pondré, ya)
Ya de tarde, regresamos a Aix-en-Provence. Me siento algo cansado. Es lo que tiene haberse relajado tanto. Tenemos que comprar, hacer la cena, papear y... ¡marchar de fiesta! Estábamos invitados a la fiesta de un quillito que se iba unos meses fuera a terminar no sé qué de sus estudios y, obviamente, no podíamos faltar. A mí me parece un buen plan. Pero, bueno, lo dejaremos para una futura entrada, jejejeje. Es que tengo que cocinar...