domingo, 26 de septiembre de 2010

Dios Salve a la Reina



El Sábado de la semana pasada, marchamos a ver a Dios Salve a la Reina, tal como reza su página, el mejor Queen después de Queen. Se presentaba en Zaraguaya el Audi A1 y, por ese motivo, tocaba citado grupo en la carretera de Castellón, a 3,300 kilómetros. Partíamos desde casa del Sr. Joven en nuestros velocípedos para acercarnos hasta el lugar indicado. Marta ya estaba nerviosa antes de dar las primeras pedaladas. Paula, insegura sobre su plegable de ruedas deshinchadas. Y el Sr. Joven y servidor, también con ganas de llegar al evento.

Hinchar ruedas; pasar por una acera destrozada que haga saltar por los aires la luz trasera de la bici; encontrarse a compinches (y apenas poder pararte a hablar), que se dirigen al mismo lugar, pero caminando; sortear bordillos y adentrarse en el angosto pasillo de La Estrella de la Muerte, fueron los obstáculos que tuvimos que superar. Finalmente, llegamos cuando ya, con una canción o dos, habían comenzado.

Cuando era teenager, Queen fue un grupo que, aunque reconociendo que era bueno, nunca me había llegado a cuajar. Era uno de esos grupos que me molaban un mogote cuando, por ejemplo, los veía en el vídeo de "I Want To Break Free", pero que no soportaba en absoluto con canciones como "We Will Rock You". Sí, existía en mí esa dicotomía entre el Queen que me gustaba y el que me agobiaba extremadamente.

Poco a poco, a medida que mi atolondrada cabeza iba asimilando más ritmos, Queen empezó a encajar más y más en mis gustos musicales, aunque sin llegar a pertenecer nunca a mi disquería. Y así, hasta que llegó la "Chica del Este", quien me hizo redescubrir, con su pasión, al cuarteto londinense. A mis oídos llegaron más canciones. Algunas, pocas, no muy convincentes; pero, las más, buenas y otras... mejores.

Llegamos al concierto cuando apenas había comenzado. A mi alrededor había gente realmente emocionada. Marta bailaba, Paula gritaba y yo, sin duda, también "quería conducir mi bicicleta". Marta cantaba, Paula cantaba y yo, mientras, disfrutaba. Sería el momento, sería el concierto... pero, a medida que el evento avanzaba, un pensamiento empezaba a introducirse en mi mente: "ya es hora de que Queen pase a estar en mi disquería".

sábado, 25 de septiembre de 2010

Lisboa

Recorrido en tren de Faro a Lisboa

Agosto, día 13:

La llegada a Lisboa fue terrible. Nuestra calle no aparecía en ningún plano, la Oficina de Turismo estaba cerrada y el calor se veía acentuado por el peso de nuestras mochilas. Menos mal que, preguntando, se llega a todos los lados, así que no tardamos en legar a nuestro destino.

¡Estamos perdidos! ¡Horror!

Hay una extraña costumbre entre la gente de Portugal que me parece realmente curiosa. Cuando preguntas por algún sitio, tal y como te lo indican, parece que va a estar en el quinto pino, por allá bien lejos... de manera que todo parece estar mucho más lejos:

- "Siempre de frente, siempre de frente..." Aunque apenas sean veinte metros.

Lo bueno es que, cuando pillas el tranquillo, no desespera tanto el legar a los lugares que buscas.

Vista desde la Praça do comércio. Miles de peces se amontonan en el muro y escuálidos perros se acercan a las orillas del río en busca de comida.

Agosto, día 14:

Es el día destinado a la Alfama.

Una de las entradas a la Alfama

Nos dejamos llevar y recorremos las calles de ese barrio que parece anclado en el pasado. Cuesta arriba, cuesta abajo, nos perdemos por sus bonitos rincones y disfrutamos de sus quiebros, de sus colores, de la tranquilidad que ofrece. Subimos, bajamos, y volvemos a subir. LLegamos al mirador y, allá, nos encontramos a Manu. Los tranvías pasan atestados de turistas que, como sardinas, miran con una mezcla de fascinación, por lo que divisan, y de deseo, por bajar y poder estirar sus cuerpos y sentir de nuevo su espacio vital. Sin duda, es hora de volver a nuestras callecitas.

Calle empinada, tranvía, Sol de justicia... ¡Lisboa en Verano!

Después de la comida, dirigimos nuestros pasos hacia el Castelo de São Jorge, sito en un barrio muy bonito pero abarrotado de gente. El agobio de ver tanta gente, el precio y la extensa fila, serán suficientes para decidir que marchamos hacia otros lugares. Lugares recorridos por callejuelas, por lavanderías que ya están cerradas, por interminables cuestas, por plazas verdes y extensos jardines, por exageradas indicaciones para llegar a nuestros destinos. Terminamos el día agotados. Había sido un día duro para nuestros pies y nuestras piernas.

Casa Fernando Pessoa

Agosto, día 15:
Iniciamos la jornada con un pequeño percance. En nuestra habitación hay una extraña maquinaria que permite hacer uso del lavabo. Ésta une lavabo y bidé y, en teoría (no sabemos por qué), hay que desenchufarla por las noches. Así que, mientras Marta se lava las manos para ponerse las lentillas, el agua comienza a salir a chorros de la maquina. ¡Inundación! ¡Inundación! Un charco comienza a extenderse por la habitación. Desenchufamos la máquina y marcho, sigiloso, al baño a por papel higiénico. Con éste y unos periódicos, conseguimos secarlo. ¡Madre! La que habíamos armado...

Camerino. En el interior del Museo del Teatro

Tomamos el metro y marchamos a las afueras de Lisboa. Allá se encuentra el Museo del Teatro, que no salía ni en nuestra guía. La verdad es que tampoco la utilizábamos para mucho y, cuando íbamos a echar mano de ella, apenas nos solucionaba nada. Pero, a lo que iba. Marchamos al Museo del Teatro y salimos encantados, pues es pequeñico y una auténtica cucadica. ¡Y la tienda! Lo de la tienda no tiene nombre... allí enloquecemos y nos llevamos de todo.

A Belem se llega en tren. Recorremos mínimamente el barrio y vamos hasta la famosa torre que Marta pintó cuando era pequeña. Esa es la razón de mayor peso para ir hasta ese enclave de la ciudad un poco más alejado. El jazz suena de fondo. El Sol cae con fuerza sobre nuestras cabezas y acentúa las sombras de la Torre de Belem. Es hora de volver a nuestros aposentos a descansar un poco.

La famosa Torre de Belem

Volvemos a terminar la jornada agotados. El Sol, las caminatas, el calor, nos dejan exhaustos. En estas condiciones, replantearnos el viaje a Sintra (no pueden, tal y como habíamos planeado, guardarnos las mochilas en la residencia), es menos apasionante. Pero, bueno, no nos dejamos vencer por las situaciones intempestivas y, enseguida, en nuestras mentes está solucionado. Tan sólo, habrá que madrugar más de lo esperado, así que nos echaremos a dormir pronto. Sintra nos espera; pero, eso será otro día.

Para refrescarse, después de una jornada pateando la ciudad, qué mejor que una Sagres...

viernes, 24 de septiembre de 2010

Canción de Viernes

Estaba escuchando a Cooper y me di cuenta de que hoy es Viernes. Había que aprovechar la coyuntura para compartir con ustedes este vídeo.


miércoles, 22 de septiembre de 2010

El Arte

Otra de las maravillosas publicaciones que tenemos en el curro para que, los/as niños/as que allá acuden, puedan leer es El Arte. Conversaciones imaginarias con mi madre, de Juanjo Sáez.

Lo tomé entre mis manos y me lo leí de una tacada. En esta especie de ensayo y/o biografía, en la que se intercalan narración y viñetas a modo de tebeo, el autor hace un particular repaso a la Historia del Arte. Y lo hace conversando con su madre. Intercambia opiniones con ella y le explica sus puntos de vista sobre las obras de diferentes artistas, de manera que, así, las pueda entender mejor.

Considero que allí esta la clave. En el cercano lenguaje que utiliza y los ejemplos cotidianos que pone para que sea más fácil acceder al mundo del arte. Si a eso le añades unos sencillos dibujillos que acentúan una aparente ingenuidad, pues ya no puedes más que rendirte a los encantos de citada publicación.

Juanjo Sáez se deja llevar por sus opiniones sobre los diferentes artistas que va nombrando hasta llegar a la actualidad. Llegado a este punto, y con razón, critica el porrón de memeces y chorradas que se hacen hoy en día y que se exponen en museos y galerías. y es que, hoy por hoy, cualquier pijotada vale, siempre y cuando la "vendas" bien con un texto muy molón que la contextualice y la haga válida para el crítico, experto y/o comisario de turno.

Gracias, Juanjo, por regalarnos esta joyita. Realmente, me ha encantado.

martes, 21 de septiembre de 2010

Léxico familiar

Me regalaron para mi cumple Léxico familiar, de Natalia Ginzburg. Lo dejé reservadito para llevármelo al viaje por tierras portuguesas, de manera que iniciaba libro y viaje, casi, casi, al mismo tiempo. Su lectura fue más o menos rápida, puesto que es sencilla y amena.

La nota de la autora finalizaba con una frase que me parecía interesante y que me impulsaba, todavía más, a adentrarme en las páginas del libro: "la memoria es débil, y los libros que se basan en la realidad con frecuencia son sólo pequeños atisbos y fragmentos de cuanto vivimos y oímos".

No obstante, a medida que iba avanzando, y a pesar de que me gustaba la lectura, había algo que le faltaba y, por tanto, iba adquiriendo, para mí, un cierto carácter insulso. No sé que era; pero, posiblemente, era que me imaginaba otro tipo de literatura, quizás más cercana a lo que más me gusta leer. Descubrir los entresijos de su familia, el contexto histórico y cultural en que se enmarca, la manera de afrontar sus problemas y vivencias, me animaban a seguir devorando sus páginas. Pero, me seguía faltando ese algo que, para mi majadera cabeza, convierte a un libro en una grandiosa obra. De hecho, me pregunté en contadas ocasiones qué hubiera sido de esta novela si no se nombrase en ella a tanto poeta, editor, político, activista, profesor, historiador... bien reseñados sus nombres en las notas de la traductora.

A pesar de esa extraña noción del libro que surgió en mi ser, léxico familiar me pareció un libro bueno, interesante y que su lectura te conduce a comprender mejor otras realidades.

"Os aburrís porque no tenéis vida interior"

Un piacere

lunes, 20 de septiembre de 2010

Labordeta dejó algo...

Murió Labordeta y un mogollón de gente del Facebook se ha volcado a rendirle homenajes. Murió Labordeta y las personas salieron a la calle a ofrecer su voz, cantando al viento, aquellas palabras que le hicieron llegar a un montón de pueblos, ciudades, hogares. Murió Labordeta y leí unas palabras no muy acertadas que me llevaron a hacer esta entrada.

Para muchos/as, Labordeta era el abuelete ese de Un País en la Mochila. Un tipo de aspecto bonachón que, con su peculiar acento, nos iba mostrando diferentes partes de la geografía española. Con su bastón, con su narración en off, con su mochila marrón, fue mostrándonos la diversidad de flora, de fauna, de arquitecturas, de artesanías, de paisajes. También, hablaba con la gente y se interesaba por sus costumbres y por sus modos de vida. Era curioso como, por ejemplo, entraba a un bar y soltaba:

- "Me pone una cervecica, por favor"

Labordeta nos mostró, en definitiva, los diferentes paisajes y la diversidad cultural que conforman aquellas poblaciones que iba recorriendo y, por extensión, el país que iba metiendo en su mochila, quizás como metáfora de la grandísima variedad de cosas que caben en un mismo envoltorio.

Para muchos/as otros, fue ese diputado que un día salió en los telediarios gritando ¡A la mierda! Más o menos, fue así como ocurrió. Allá en el Parlamente, tomó la palabra...

- "Yo voy tranquilamente..."

Al mismo tiempo, se oía un continuo murmullo con chorradas como "Labordeta vete con la mochila"... o "Qué me dices, cantautor de las narices"

- "¿Pero no puedo hablar aquí, o qué? Coño, a ver si no puedo hablar aquí... ¡a la mierda joder! Estoy hablando con el Ministro y no con ustedes.

... ahora, les fastidia que vengamos a hablar aquí la gente, que hemos estado torturados por la dictadura, a poder hablar. ¡Eso es lo que les jode a ustedes!

¡Coño! Si es verdad, joder ¡Coño, a la mierda!"

Y, para muchos/as otros, será conocido como cantautor. Fue en esta faceta donde también llevó siempre a Aragón en su corazón, tierra que siempre intentó defender y que promocionó allá donde fue. Por eso, voy a dejar una canción que es considerada, extraoficialmente, himno de Aragón, aunque no sea con el beneplácito de las autoridades. Bien saben que a mí no me va eso de los nacionalismos, ni los regionalismos, ni los aragonesismos, catalanismos, valencianismos, ni vainas de esas. Para mí, debiera ser un himno Universal, de esos que representan a toda la humanidad y, si hay extraterrestres, también.

Quizás ese fue su gran legado, el que quedará permanente para muchos/as, su lucha por las personas y la libertad:


sábado, 18 de septiembre de 2010

Cita

Tenemos demonios, y si no conseguimos domarlos, nos destruyen. Si no puedes dominar a tus demonios, sean los que sean, haces daño a los demás. Yo encontré la forma de enjaular a mis demonios"

ANAÏS NIN, Diario III (1939 - 1944)

martes, 14 de septiembre de 2010

Conocerás al hombre de tus sueños

Así le pusieron acá en España a You Will Meet a Tall Dark Stranger, la última peli de Woody Allen. Fuimos a verla a los Renoir, puesto que la proyectan en VOSE. Claro está, no hay color. Si te dan a elegir, la VOSE gana por goleada. Tenía ya ganicas de mi cita anual con Woody y no había oído malas críticas de este filme. Se apagaron las luces y...

... comenzaba con una voz en off bastante acelerada que, rápidamente, iba presentándote a los personajes que iban a formar parte de la trama. Sinceramente, eso no me encajaba. No me hacía partícipe de la peli, me aturullaba y me hacía los personajes demasiado lejanos. Afortunadamente, a pesar de que, en ocasiones volvía a utilizarse la voz en off, pronto cambió de registro. Desapareció prácticamente la figura del narrador y ya nos encontrábamos ante una fluida concatenación de diálogos más o menos cómicos que enmascaran una dulce tragedia.

Así, el señor Woody, volvía a ofrecernos porciones del universo que conforma sus películas: las inseguridades de sus personajes, las infidelidades, la influencia del azar, el destino, las relaciones de pareja, el amor, el deseo... Y, a pesar de eso, lo hace sin perder ni interés, ni frescura. Quizás, no lo hace con tanta fuerza como en trabajos anteriores. Quizás, se queda en una peli más plana y con diálogos de menor trascendencia. No lo sé. Pero, ¡qué carajo! el señor Allen vuelve a entregarnos un buen trabajo. No es de lo mejorcito, ni mucho menos. Mas, hay una premisa que no olvido nunca: lo peor de Woody Allen, posiblemente es de lo mejor que hay en la cartelera en esos momentos.

En definitiva, una buena película que, sin duda, hace pasar un buen rato.

De interrumpir... o no

Iba leyendo en el autobús. El asiento de mi lado estaba libre. Cada vez subía más gente y se iba llenando. Finalmente, una quillita se sentó a mí lado. Estaba en la página 256...

- "Perdona... ¿Cuál es el título del libro?"

Levanté la vista, la miré y giré los ojos hacia el libro que llevaba en mis manos. Entorné sus páginas para dejar la portada visible y que pudiera leer el título.

- "Gracias... Lo siento, pero no he podido evitar leer la página en la que estabas y me parecía interesante".

- "Ah. No pasa nada... La verdad es que está muy bien... Fíjate. Yo me iba a comprar otro libro de este autor. Lo había visto por Portugal y me apunté el título. Pero, al llegar a España no lo encontré. En una tienda, vi que tenían este otro, del mismo autor, así que me lo llevé. Y me está gustando mucho. Es muy interesante."

- "Creo que lo voy a buscar y me lo voy a leer. Es que me estaba gustando lo que leía. ¡Uys! Oye, perdona por haberte interrumpido..."

- "Por cierto. ¿Este autobús pasa por El Coso?"

- "Sí. ¿A dónde vas?"

- "Na', por la Magdalena. Sabes lo que pasa, que como voy siempre en bici, no me sé muy bien por donde van algunos buses"

- "Éste, para aquí y, luego, un poco más delante"

- "Encantado de conocerte".

- "Igualmente"

Tomé mis cosas, me cedió el paso y nos despedimos. Descendí del autobús y caminé pensativo. - "Perdón por interrumpirte..." Pensé. - "Ojalá interrumpiese más la gente para hablar de un libro... como si eso fuese interrumpir... con lo guais que está conversar con las personas...". Y así, con mi cabezota ocupada por los pensamientos, fui callejeando hasta llegar a mi destino.

Un placer hablar con vos, quillita

domingo, 12 de septiembre de 2010

Faro

Vista de Faro

Faro fue uno de esos lugares mágicos de nuestro viaje. Iba a ser nuestro "campamento base" en el Algarve y de allá nos moveríamos a diferentes puntos. En Faro, tuvimos varios momentos que recordamos con alegría, nostalgia y emoción. Es extraño que a la gente no le suela gustar esta población. Sinceramente, no logramos entenderlo. Quizás es que nos conformamos con poco. Quizás es que descubrimos un Faro al que muchas personas no suelen llegar. Quizás la paz y tranquilidad de esos días nos produjo un estado de ensueño que nos hizo percibir todo con otros ojos. Pero, de lo que no hay duda es de que, algún día, hemos de volver.

Día 10 de Agosto

Nuestra primera emoción llegó al entrar en nuestra habitación en el Hostal Dandy, una auténtica cucadica. Era una pequeña estancia de aspecto muy tradicional, bastante sobria y con unas pequeñas lamparitas la mar de monas. Fuera, se situaba el baño (compartido) y una terracita comunitaria, lugar donde conoceríamos, más adelante, a un par de compinches (él de Canarias y ella de Francia), que viajaban juntos.

La habitación de El Dandy

Con la primera vuelta que dimos nos enamoramos de Faro y de "nuestra casita". El color blanco domina esta población, así como las casitas de dos o tres plantas. El Casco Histórico es precioso, con rincones que pueden atrapar a cualquiera. Estábamos en una ciudad tan bonita y una habitación tan acogedora... Pero, aún quedaba de lo mejorcito por llegar.

Esa misma noche, la de nuestra llegada, nos fuimos por ahí a cenar. Tuvimos la suerte de acabar en "la casa" de Nina. Esta mujer, que se encargaba de la cocina era un encanto. Sonriente, humilde, atenta, nos explica todo con esmero y se preocupaba por nuestro bienestar en "su casa", Sin duda, para nosotros, habíamos descubierto el mejor restaurante de Faro. Ya sabíamos, en ese mismito momento, que volveríamos a cenar otro día. Ya sabíamos y teníamos claro que le haríamos un pequeño regalo.

Día 11 de Agosto

Jornada en Albufeira, población que, para nosotros, fue una gran decepción. A pesar de pasar un día estupendo de relax en la praia, nos quedamos con la sensación de que es un poco como Benidorm, pero sin rascacielos. Muchos turistas y hoteles modernetes y grandes próximos a las cercanías de la praia y un sinfín de terrazas llenas de guiris tomando cervejas, tapitas y refrescos. Eso sí, estuvimos divinamente tomando el sol, bañándonos y caminando a orillas del mar. Una buena manera, sin duda, de recargar pilas.

Nuestro regreso a Faro viene marcado por la parada en la terraza de la Taberna Sta. Maria. Allá, encontramos a otro de esos seres que se hacen partícipes de nuestros días viajeros. Era una mujer la mar de pizpireta. Alegre, divertida, conversadora, mostraba un especial cariño con Marta. Yo estaba convencido de que, de permanecer un ratico más allá, la rapta y se la lleva como "nieta preferida".

"Soy tu poni robot, pequeño poni robot"

Día 12 de Agosto

Estación de Tavira

Viaje gratis para Marta en el comboio hasta Tavira. Es el día de la Juventude y, por lo tanto, no tiene que pagar.


Tavira es un sitio precioso, lleno de casitas blancas de tejados biselados. Allá compraremos las postales que regalaremos a las dos mujercicas que tan dulcemente nos habían atendido y tratado en Faro. Eran flores como soles sonrientes.

Vista de Tavira

Ya en Faro, diccionario en mano, nos envalentonamos y las escribimos en portugués. Seguramente, tendrían sus fallos; pero, quedamos satisfechos con el resultado después de hacer el esfuerzo. Marchamos a cenar al bar donde trabajaba Nina. Justo antes de despedirnos, le entregamos la postal, convirtiendo esa situación en un momento realmente emotivo. A medida que iba leyendo, Nina iba asimilando lo que leía y la ilusión iba creciendo. Tras darnos dos besos, mientras agitaba la mano, nos invitó a volver. Por supuesto, allá regresaremos.

Con la postal de la Flor sonriente

Después llegó el turno de marchar donde Maria para tomar una cerveja y hacerle entrega de su postal alegre. Sonrisa, agradecimientos y la promesa de volver al día siguiente, antes de partir para Lisboa, a tomar un cafelillo de despedida. Tras conocer y charlar también con su marido, se me antoja un parecido razonable: son como Lola Flores y El Pescaílla. Ella, más vivaracha y resuelta; él, igual o más agradable, pero permanece en un segundo plano.

Marta y yo sabíamos que nos iba a costar alejarnos de una estancia tan maravillosa.

viernes, 10 de septiembre de 2010

El grito de Dolor...es

Hoy les dejo con un vídeo con el que, considero, se identifican muchas personas. El enlace para verlo me llegó desde México y, de verdad, al final de su visionado tenía la piel de gallina. Acá hay dolor...



Gracias por el aporte Jafeht

miércoles, 8 de septiembre de 2010

La valse

Que la influencia del cine es enorme, es indudable. Para muestra, un botón:

En 1988 Les Negresses Vertes publicaron un gran disco: Mlah. Afortunadamente, hace ya un porrón de años, me hice con él no por mucho precio. Les Negresses Vertes alcanzaron cierta familla mundial, razón por la que formaron parte de bandas sonoras de películas como French Kiss o Dick Tracy. No obstante, no llegaron a dar el pelotazo padre.

En 2001, Amelie fue una película de éxito mundial. Su banda sonora, enterita de Yann Tiersen, fue un bombazo. Ésta tenía algunos temas nuevos, aunque, en su mayoría, estaba formada por piezas de los tres primeros álbumes del músico. Fue en ese año, precisamente con este disco, cuando Yann Tiersen (qué bueno es el pinchegüei), adquirió fama internacional. Sin duda, ¡dio la súper campanada!

Mlah, tiene por primer corte "La Valse":



La banda sonora de Amelie es recordada, sobre todo por "La Valse d'Amelie":



Sin duda, creo que algo tuvo que ver el filme de Jean-Pierre Jeunet...

lunes, 6 de septiembre de 2010

Origen, de Christopher Nolan

Origen es una película efectista. Sí, sin duda alguna esa es la palabra, porque busca tener un cierto efecto en el espectador. Yo mismo, al salir de la sala, estaba satisfecho con lo visionado y me aventuré a otorgarle una nota demasiado elevada. Como era de esperar, a medida que Marta y servidor íbamos caminando y comentando la jugada, la nota empezaba a disminuir. Asimismo, seguí analizando, en mi cabeza, algunos días más tarde, la peliculilla de marras. Poco a poco, se iba asentando la opinión que hoy quedará acá reflejada.

El filme está realizado para el entretenimiento puro y duro. Así, como película sin más pretensiones que la de divertir al espectador está bastante bien. Te engancha, estás a la expectativa de qué carajo va a pasar, sigues cada cosica que pasa con atención e, incluso, tiene momentos de cierta tensión. Sin embargo, todo hay que decirlo, también tiene momentos que se hacen soporíferos, como las interminables persecuciones, la historia entre DiCaprio y Marion Cotilliard (no me acuerdo de sus nombres en la película), o el regocijo en los efectos especiales, por poner algunos ejemplos.

Pero, si intentamos ir más allá, llegamos a la jodienda. Vamos por partes.

1) Los sueños. La idea de quillos/as que comparten sueños utilizando una máquina, que podría parecer muy original, ya la hemos visto anteriormente en ExistenZ, del gran Cronneberg. Y, en aquella, los sueños están tratados, aunque no del todo, de una manera bastante onírica. Acá no. ¿Quién carajo sueña así? Son sueños lineales, en los que todo está en su sitio, en los que se da una coherencia total. Nos introduce en los sueños, pero como espectador soy incapaz de reconocerlos.

Asimismo, hay un suceso que me tiene ciertamente aturdido. En un momento dado, uno de los tipos protagonistas manda la humildad al carajo y saca un bazuca. Deja ver al espectador que, claro está, como es un sueño puede sacar lo que le venga en gana. ¿Y por qué no vuelve a hacer uso de algo así? ¿Por qué no saca un Godzilla gigante que se coma a los malos malosos? ¿Por qué no se crean unos campos blindados infranqueables a su alrededor para no poder ser alcanzados por las balas? No sé, quizás al soñar se vuelven algo memos.

2) La soporífera historia de amor entre DiCaprio y Marion Cotilliard, con momentos bastante chorrones. Esa escena en que caminan de ancianos de la mano... ¡Buf! Momento sentimentaloide de lo más cutre y barato. Pero, además, esta historia le sirve, junto con el ¿abierto? final para conducirnos al consabido Mito de la Caverna y esa duda que tanto se utiliza para engatusarnos y que salgamos de la sala pensando que hemos visto una película más allá del entretenimiento, un filme que nos hace reflexionar. No es otra que la de lanzarnos la pregunta de si vivimos o no en la realidad. Volvemos al rollo de siempre: lo que vemos es real o es un sueño, son sombras de algo que está más allá. Tiriri tarará... quién lo sabrá.

3) El poco respeto hacia el espectador. Me jode mucho que un director tome al espectador por tonto. De verdad, me enerva. El señor Christopher Nolan explica hasta el aburrimiento en qué carajo consiste la máquina, los sueños, los niveles, el limbo, la aparición de la mujer muerta en los sueños, la arquitectura, la fórmula secreta de amasar bien las pizzas, el zurcido de los tomates de los calcetines y la buscada solución a las pesadas resacas. ¡Cansao, que eres un cansao!

Además, para que el espectador ¿no se pierda? se lo da todo bien mascadito. Es lamentable ver la caída de la furgoneta algo así como cien mil veces. Es patético que, casi al final de la película, te reubique con el principio colocando planos de la escena del inicio del filme.

Origen es una engañifa que se intenta vender como cine inteligente cuando no debiera haber pasado del purito espectáculo. Cuando se vuelve mínimamente pretenciosa cae en el aburrimiento y en los tópicos de siempre.

Si la llego a ver en la tele, bien podría haber pasado como peli de sobremesa de Antena 3.

Cita

"Lo último que preocupa a la gente es la intimidad. No se presta atención a la amistad ni a su desarrollo. No se hace nada para mitiar la crueldad de la vida misma. Se habla mucho del "mundo", de millones, de grupos; pero no hay nada cálido en las relaciones entre seres humanos. Persiguen la subjetividad, que es un sentido de la vida interior; fruncen el entrecejo ante cualquier interés personal por el crecimiento y el desarrollo de uno mismo. La subjetividad parece estar considerada como un defecto. No se oyen alabanzas, ni cumplidos, porque la alabanza es educación y toda educación es hipocresía".

ANAÏS NIN, Diario III (1939 - 1944)

sábado, 4 de septiembre de 2010

Mérida - Faro

Viajar de Mérida a Faro es un auténtico infierno, más que nada porque la ruta que une Mérida y Huelva es horrible. A pesar de que el trayecto comienza por autovía, pronto toma carreteras secundarias para ir uniendo diferentes poblaciones. Así, realiza paradas cada 15 - 20 - 25 minutos, hecho éste que hace casi, casi, desesperar, puesto que estás todo el rato entrando y saliendo de poblaciones para realizar la paradita de rigor, con lo que el viaje se hace cada vez más, y más, pesado.

Si tienes mucha suerte, puede subir al autobús un grupo de "gallinas", jóvenes adolescentes alborotadas que, a pesar de hablar a grito pelado, van aumentando su volumen de voz (sí, es algo un poco inexplicable), a medida que se emocionan. Los chicos, sus modelitos y lo monas que están serán sus conversaciones favoritas. Como comprenderán, a la media hora de tenerlas detrás, la cabeza se te pone como un bombo y sólo deseas que acabe semejante castigo.

Afortunadamente, a mitad de trayecto, el autobús realiza una parada de unos veinte minutos para que puedas descansar. Creo que es en Higuera la real, pero no puedo asegurarlo del todo. Es un alivio saber que, durante esos minutos, dejarán de taladrarte la cabeza. En citada estación (si es ésa y no otra), lo mejor que te pude suceder es que tengas ganas de ir al servicio. La limpieza brilla por su ausencia. Con suerte, no llegarás a abrir la puerta de alguno de los compartimentos que contienen una tazita donde realizar tus necesidades. ¡Mierda! ¡Hay purita mierda por todos lados! Obviamente, ni siquiera pruebas a intentar traspasar la puerta de semejante pocilga. "Bueno", piensas, hasta Huelva sólo quedarán un par de horas... ¡Lo malo es que no te has librado de las gallinas!

En cambio, y afortunadamente, de Huelva a Faro el viaje se hace mucho más corto. Si no hay problema de plazas y, además, puedes viajar junto con tu acompañante (el autocar puede llegar casi lleno a Huelva y compinches que viajan juntos tienen que desperdigarse por él), ya sólo queda la emoción y la alegría saber que Portugal está a un tiro de piedra. Apenas dos horas de viaje y llegas a tu destino: Faro.

Con el poco tiempo que hay entre el autobús que te deja en Huelva y el que se toma para ir a Faro, apenas queda tiempo para visitar algo de esta ciudad. Una pequeña vueltecita, un refrigerio para coger fuerzas y, si la Diosa de la Fortuna te acompaña, ir a parar a una terracita en la que un amable camarero te ofertará uno de los más sabios consejos.