martes, 31 de agosto de 2010

Lisístrata

Nuestro viaje comenzaba en Mérida porque había que cumplir un sueño. Nuestro viaje comenzaba en Mérida porque ofrecería una cara llena de ilusión. Nuestro viaje comenzaba en Mérida, porque allá se representaba una obra en el Teatro Romano y, por fechas, encajaba. Nuestro viaje comenzaba en Mérida porque estaba Lisístrata, de Aristófanes, bajo la dirección de Jérôme Savary. Efectivamente, nuestro viaje comenzó en Mérida y, de la emoción y la ilusión, a la decepción absoluta, tan sólo pasaron dos horas. Efectivamente, nuestro viaje comenzó en Mérida y, entre la emoción y la ilusión, y la decepción absoluta, se representó Lisístrata.

Las palabras escritas por el director, Jérôme Savary, preludiaban una buena obra. Afirmaba que "el Teatro romano de Mérida es el más impresionante teatro antiguo que conozco. Dirigir una obra en ese escenario mágico es un honor inmenso". Asimismo, aceptó retomar la forma antigua de representar (actuaban sólo hombres), "a condición de que el Coro femenino fuera interpretado por "hombres raros", es decir, por hombres que un día descubrieron que eran mujeres". Finalmente, proponía no mostrar ningún órgano sexual masculino en la obra. Prefería "sugerir", ya que quería que su hija no se sintiera "agredida en ningún momento". Le parecía "más sutil la sugerencia que una evidencia que pueda llegar a la vulgaridad" . Con una introducción así, la cosa prometía. Aún no sabíamos cuan equivocados estábamos.

Tras una breve introducción en que presenciamos una batalla entre atenienses y espartanos, aparecía una primera gracia que ya dejaba entrever que lo que íbamos a presenciar no era lo esperado: un basurero negro que recogía restos de cadáveres con un carrito del ayuntamiento. A pesar de ser un detalle muy gracioso, había ya algo que a mí no me encajaba. Las vestimentas y las armas nos llevaban a la antigüedad clásica, pero enseguida se añadía elementos actuales. A mí esto, sinceramente, en una coña suelta aún me parecería bien; pero que toda una obra transcurra en este sinsentido temporal, me la chinga bien chingada. No sé, si se quiere hacer una adaptación en la época actual, que se haga del todo, y no a medias tintas. Pero, bueno, esto no era lo peor que íbamos a presenciar.

Seguidamente, bajo ovación del personal (sin haber hecho nada todavía), aparecía Paco León con un vestido rojo y una enorme cola de seda de un porrón de metros. Sin duda, ante nosotros teníamos a lo mejor de la obra, puesto que él sólo la sustentaba. Realmente, se come el papel con patatas. Él solito se hace dueño y señor del escenario y lo llena con facilidad. No obstante, hay algo que me parece patético y lamentable. Allí veía a Luisma. Sí, he visto la serie de Aida un par de veces en mi vida. No más. He visto, por tanto, a Luisma esas dos veces. Pero, había que sumar ésta, que sería la tercera. Paco León, a pesar de perder el hilo en un par de ocasiones, tenía fuerza; mas, para mí, no había conseguido desembarazarse de ese registro que le ha dado fama y, parecía que lo que presenciábamos era como si Luisma, en un capítulo de Aída, soñase que fuese Lisítrata. Una penica. Luego dirá que está encasillado...

Acompañando a Lisístrata (Paco León), estaban Lámpito (una brasileña que realmente había nacido en Huesca), Cleonice (uno de los personajes más lamentables, por su pésima actuación, de la obra), y Mirrina. Será este cuarteto el que, a duras penas, mantenga el pulso de la obra, puesto que, en cuanto desaparecían de escena, aún era más soporífera si cabe. Bromas simplonas, chabacanas, con referencias televisivas (Belén Esteban, Karmele y las mil y una que no pillaría); momentos ridículos, sin sentido, estúpidos; momentos sonrojantes, como el que aparece Emilio Gavira con una marioneta con forma de pene movida por hilos cantando la serenata de Don Giovanni (a pesar de cantarla muy bien). Todo ello me llevaba a las palabras de Jérôme que no quería llegar a la vulgaridad. No sé muy bien lo que entenderá ese señor por vulgaridad, pero ante mis ojos, observaba atónito un sin fin de bromas y situaciones chabacanas y vulgares.

Minuto estelar fue el momento en que a uno de los actores se le cae su "prótesis" erecta. El tipo, tan pancho, para, recoge su palitroque y lo coloca en su sitio. Tal es su desatino que se olvida del papel y comienza a recordarlo en voz alta para ver si recupera el hilo... Al final lo consigue y continúa la obra con las risas y algunos aplausos del respetable. ¡Marta y yo no comprendíamos nada!

Mención merece, también, el coro femenino, interpretado por cuatro transexuales. Y no viene la mención porque sean transexuales, sino porque el entusiasmo del director y su interés en que fuesen éstos quienes hicieran de coro, debería haber ido más allá y haber buscado personas cuya actuación no rozase la más absoluta falta preparación. Personajes sin ningún tipo de interpretación que, en el mejor de los casos, se dedicaban a berrear sus palabras sin ningún atisbo de entonación. Si el director quería reivindicar algo, sinceramente, ésta no era la mejor manera. Asimismo me parece una falta de respeto hacia el espectador, que ha pagado una pasta y espera ser recompensado con la calidad que el evento debiera poseer, que los actores y las actrices no tengan un cierto nivel interpretativo.

Por otra parte, las ¿reivindicaciones? de sexo y de género sin fondo crítico y, por tanto, superficiales y sin sentido, metidas a cuña como buscando algo, ni siquiera tienen cabida en esta obra. Se pierden en la anécdota y apenas están como un telón de fondo que no lleva a ningún lado. Se convierten así en otra chorrada más de un espectáculo que llega a su recta final con una majadería esperpéntica en la que aparecen, con el pene erecto, bajo sus vestimentas, el Papa, el Dalai Lama, un rabino, un mexicano... y ¿Thierry Henry?

Afortunadamente ya llega el final. El público aplaude, incluso se pone de pie. De nuevo me vienen a la mente palabras del director: "Dirigir una obra en ese escenario mágico es un honor inmenso". - "Será un honor". Pienso. - "Pero es vergonzoso representar una obra así en un escenario como éste". No sólo falta al respeto al espectador, sino que desprestigia de manera sonrojante a un festival como el de Mérida.

Al día siguiente, aquellos personajes pintorescos del bar, ratificaban mi opinión: - "No puede representarse algo así en este escenario". Sí, es una pena que esa preciosidad como es el Teatro Romano de Mérida acogiera una obra de teatro que más bien parecía una revista (que tiene sus espacios para ser representada), o una función destinada al gozo del público televisivo.

Decepcionante.

domingo, 29 de agosto de 2010

Mariza: Gente da minha terra

Conocí la música de Mariza hace unos siete años. Fue Susana Vacas la que me dejó un CD y quedé maravillado con su voz, con sus fados. Hoy, Marta, me ha puesto un vídeo en el YouTube que es puro sentimiento. La canción te llega hasta las entrañas, te estremece, porque la voz de Mariza es apabullante. Y allá, en Belem, sus lágrimas son las tuyas, porque ya, previamente, te ha emocionado. Suban el volumen y déjense llevar pelo caminho do fado.


sábado, 28 de agosto de 2010

Mérida

Teatro Romano de Mérida. Deleitarse con esta vista es, simple y llanamente, impresionante.

Agosto. Día 8

Teníamos programada, para ese día, la visita al Museo Romano de Mérida, edificio construido por un arquitecto que ya apareció por acá en alguna ocasión: Rafael Moneo. Al cruzar el Puente para ir a la zona histórica (estábamos al otro lado del río), lo primero que teníamos que hacer era buscar un sitio para desayunar. Descubrimos, al visualizarla en un plano, la existencia de la calle John Lennon.

- "Vamos, vamos a pasar por ella"

Justo, enfrente de la placa que anunciaba la calle, un bar. Era obvio: Nuestros desayunos, durante nuestra estancia emeritense, serían en la calle John Lennon.

Plaquita identificativa de la calle John Lennon. Foto tomada desde dentro del establecimiento de los desayunos.

Tenía muchas de conocer el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, edificio que dio renombre internacional a Rafael Moneo y del que hice una pequeña reseña en una de mis tesinas, al hacer un pequeño recorrido por sus obras antes de centrarme en aquella que era objeto de mi estudio. Por eso, creo, la ilusión que crecía en mí a medida que nos acercábamos iba en aumento. Al entrar, pude apreciar esta maravilla de museo.

Frente a mí, tenía una gran nave central realizada a través de un sistema de muros perforados por un gran arco, el cual posee las mismas dimensiones que el Arco de Trajano conservado en la misma ciudad. Esto crea una perspectiva visual fascinante, puesto que parece que te adentras en una especie de nave abovedada en cuyos extremos se abriesen "capillas" . A medida que avanzas, en los muros se crea un ritmo de luces y sombras debido a la luz directa que entra por las claraboyas.

Nave central de Museo Nacional de Arte Romano de Mérida.

En uno de sus laterales, se puede ascender a diferentes niveles que permanecen abiertos a la nave central. Éstos están iluminados por lucernarios fabriles, con lo que reciben una luz indirecta claramente contrastada con la de la nave central, con lo que remarcan, más si cabe, el sentido del edificio.

Por otra parte, el uso del ladrillo como material constructivo produce un claro contraste con el blanco mármol de la mayoría de las obras allí expuestas. Contraste no sólo visual, sino también claramente funcional.

Así, en el interior del edificio, Moneo establece un juego de luces y sombras, de espacios, alturas y planos, que convierten esta arquitectura en una auténtica obra de arte. Mientras, el exterior, sobrio y frío, se levanta como un mero envoltorio. De esta manera, contenido y continente configuran un espacio museístico digno de ser visitado y disfrutado al máximo.

Frente al arco de Trajano, el mismito del que parece ser que tomó las medidas el señor Moneo.

La noche estaba destinada a ir al Teatro Romano de Mérida para ver Lisístrata. La emoción iba adueñándose de nosotros (sobre todo de Martinguis), a medida que se acercaba la hora de la representación. Sentados ya en las gradas, esperábamos ilusionados ese momento. Se apagaron las luces y comenzó la obra. Al finalizar, sólo pudimos expresar nuestra decepción absoluta. Terracita y un orujito de hierbas para comentar la jugada. Pero, la pequeña reseña a semejante aberración vendrá en una entrada a parte...

"Tú lo vas a ver...
voy a portarme bien"

Agosto: Día 9

Era el día visitar los importantes vestigios que han permanecido en la ciudad. De mañanita, bajo un Sol de justicia, tocaba el turno de la Casa del Anfiteatro, el Anfiteatro y el Teatro Romano. Por la tarde, después de un café en un bar, en que una pareja de seres muy pintorescos ratificó nuestra opinión sobre Lisístrata, y con las pocas fuerzas que ya nos quedaban, nos dio para visitar El Acueducto de Los Milagros, El Centro Interpretación Basílica de Santa Eulalia y el Circo.

Imagen del Anfiteatro Romano.

Llegamos al hogar realmente cansados. Eso nos llevó a tomar la sabia decisión de prepararnos una cenica en el balcón del hostal. Ya quedaban pocas horas para viajar destino Faro. Portugal ya estaba cerca y queríamos realizar el viaje más o menos descansados.

"Si tenéis mucho calor, pasar por la calle de Santa Eulalia,
os refrescará con su microclima..."

Abrazos

Hoy quiero compartir con ustedes un vídeo que me han enviado. Al terminar de verlo, he pensado: "quizás, por eso, me gusta tanto dar abrazos..."



... y por eso, les mando un bien grande, para que el día les sonría.

jueves, 26 de agosto de 2010

La perla, de John Steinbeck

Un librico que me leí durante el viaje por Portugal fue La Perla, de Steinbeck, pues lo daban con el Público del Sábado 7, día de nuestra partida. Fue en el trayecto de Oporto a Vigo. Me enganchó de tal manera que no pude dejar de leer ni un minuto. Claro está, lo fulminé bastante antes de llegar a nuestro destino. Inspirado en una leyenda mexicana, este breve relato nos invita a una dura reflexión sobre la condición y el comportamiento humano. Dejo dos citas de este libro que no pueden dejar de leer. La primera, una que me la ha chingado pero bien. La segunda, reflejo bastante claro de las pequeñas sociedades (que incluso puede ser un subgrupo de una más amplia):

"Se dice que los seres humanos nunca están satisfechos, que se les da algo y quieren algo más. Y esto se dice con desprecio, cuando es una de las mejores cualidades que posee la especie, una cualidad que la ha hecho superior a los animales, que están satisfechos con lo que tienen".

"Si cada hombre y cada mujer, cada niño o cada bebé actúan y se conducen según un modelo conocido, y no rompen muros, ni se diferencian de nadie, ni hacen experimento alguno [...], pueden desaparecer sin que nunca se oiga hablar de ellos. Pero, tan pronto como un hombre se aparta un paso de las ideas aceptadas, o de los modelos conocidos y en los cuales se confía, los habitantes se excitan y la comunicación recorre el sistema nervioso de la población. Y cada unidad comunica con el conjunto".

Les recomiendo su lectura mucho.

martes, 24 de agosto de 2010

Zaragoza - Madrid - Mérida

El viaje comenzaba con un pequeño percance.

Agosto. Día 6. 23.00 horas:

Marta se da cuenta de que los billetes de Madrid - Mérida están equivocados. Los nervios ya empiezan a aparecer en mi cuerpecillo rumbero. Hemos de solucionar este pequeño problema antes de la partida. Llamo por teléfono a Renfe: "Los billetes comprados por Internet sólo se pueden cambiar en la estación". ¡Buf! ¡Mierda! ¡Qué nervios!... No puede ser. Navego por la Web y doy con la solución. Introduzco el localizador. Finalmente, los billetes son modificados y, además, me devuelven unos centimicos por la diferencia de tren. "Pues empezamos bien". Pienso...

Trayecto del AVE y del Regional que nos llevará a Mérida. Pueden observar la vuelta que da el segundo ¡horrible!

Agosto. Día 7:


Cogíamos el AVE a las 9.50. Fuimos prontito a la estación para, así, poder disfrutar de la calma y la tranquilidad que otorga saber que no vas a tener que correr para no perder el tren. Al descender las escaleras, al ladito de la vía, diviso a Tomás, mi profi de religión durante mi paso por el instituto. Como no, nos cuenta su nueva batallita. Que si el pueblo, que si el bus, que si el AVE... Observo que sigue igual, tanto en su manera de contar sus aventuretas, como en su proclive hacia el despiste. ¡Es un crack, este cureta!

Viajar en el AVE está genial. En apenas hora y media te plantas en Madrid tan fresquito como las lechugas. El trayecto de Madrid a Mérida, sin embargo, será otro cantar.

Ya sentados, me doy cuenta de que no llevamos mucha agua. Acabamos de comer sentados fuera de la estación y hemos terminado una de las dos botellas de 33 cl que llevábamos. Hago oreja y me entero de que en Villatornado (nombre destinado por mí a Puertollano), seguramente, se hará una parada de unos pocos minutos. Quizás sea esa una oportunidad para bajar corriendo y pillar agua en alguna máquina. ¡Mal! La parada más larga, finalmente, la hace sin previo aviso en Ciudad Real y, obviamente, nos quedamos sin la opción de bajar. A medida que nos vamos acercando a nuestro destino, el agua se va terminando. La insaciable sed empieza a hacer acto de presencia. No queda ni una gota. Y, a nuestro lado, una pareja de abueletes bien preparados (con su neverica y todo), se deleitan frente a nosotros con sus botellas de agua congelada ¡Crueldad absoluta!

Por fin, llegamos. Bajamos del tren y el mazazo de calor nos deja tocados. Es horrible, asfixiante ¡acá no se puede vivir! Y, para colmo, el Hostal El Torero está en la otra punta de la urbe, recién pasado el interminable puente romano. Imagínense: unos 25 minutos caminando, con las mochilas a cuestas y bajo un sofocante calor que nos va dejando sin fuerzas. A eso le llamo yo una llegada triunfal.

Puente romano de Mérida

Menos mal que la cena nos revitalizó y, de esa manera, pudimos disfrutar, por fin, de nuestra presencia en Mérida. Pero, a pesar de haber recuperado energías, a la camita prontito, pues queríamos despertar con fuerza.

domingo, 22 de agosto de 2010

Subimos la persiana

Sí, ya hemos regresado de nuestro viaje rumbero por tierras portuguesas (sin olvidarnos de las extremeñas y las gallegas). Creo que iré poco a poco, dejando pequeñas huellas de las estancias en las diferentes ciudades que hemos ido visitando. Pero, eso, para otro momento. Ahora, me toca recoger ropa, hacer la colada (tanto a mano como a máquina), preparar mi mente para la vuelta a la labora... Vamos, aterrizar de nuevo en la urbe y seguir la mía vida después del paréntesis vacacional.

Como creo que viene a cuento, puesto que estos días iré realizando las crónicas de nuestro viaje, les dejo con una cita de la novela que me estoy leyendo:

"El paso del tiempo siempre deforma la realidad"


JORDI PUNTÍ: Maletas perdidas

sábado, 7 de agosto de 2010

¡Vacances!

Sí, éste que acá escribe se toma unas merecidísimas vacaciones. Por esta razón, el Blog permanecerá sin nuevas entradas hasta, aproximadamente, el 23 de Agosto. Los pequeños Marta y Pibe se marchan a pasar unos maravillosos días por Portugal (Faro, Lisboa, Coimbra y Oporto serán sus destinos); mas, antes, llevarán sus cuerpesitos rumberos a Mérida, ciudad donde visionarán la obra de teatro Lisistrata. Su andadura terminará en Vigo, última parada antes de su regreso a Zaraguaya Conection.

A su regreso, retomará la actividad con fuerza. Volveremos a darle rulo a la música; a las majaderas opiniones cinematográficas; a las aventuras y desventuras vividas por la urbe; a los conocidos concursos; a las citas; a las comparaciones de imágenes... Y más vainas que se le vayan ocurriendo.

Pasen un buen mes de Agosto e intenten disfrutar sus días al máximo.



Imagen extraída de: http://elblogdecuer.blogspot.com/

jueves, 5 de agosto de 2010

Calma pueblo

Hoy, simplemente, les dejo con el último vídeo de Calle 13: "Calma pueblo". Sin dejar sus letras críticas, acá arremete contra el poder, las discográficas, los medios de comunicación, la manipulación, la publicidad, la Iglesia... y no deja títere con cabeza.

Pero, no se queda sólo en eso, sino que, además se presenta al pueblo, a la masa, que se siente desnuda, sin protección (o es que quizás no la quiera), frente a ese poder, frente a la censura. Pero, es un pueblo que quiere luchar, que sale a la calle y que defiende sus ideales. Sí, la gente se desnuda, quizás como símbolo de pureza, de liberación de las cadenas sociales, y decide salir a pelear por sus derechos.

Calle 13 sigue creciendo y lo hace sin dejar de dar guerra...



Pueden ver el vídeo (con mejor calidad), y descargarse la canción en su página: http://lacalle13.com/intro/

miércoles, 4 de agosto de 2010

Cambiar el Mundo

Terminé, ayer, de leerme Cambiar el Mundo, de Daniel Bensaïd. Aunque, a veces, un poco denso, me parece un libro realmente interesante. En él, partiendo de la exposición de un Mundo en plena crisis, no sólo económica, sino también política y moral. Situándonos en esa globalización mercantil que ampara unas situaciones imperialistas brutalmente despiadadas. Alertándonos de esa ferviente y, cada vez más patente, privatización de los servicios, de la moneda, de la sanidad, de la información... Nos invita a imaginarnos un Mundo más allá del capital, a cambiar un planeta regido por el autoritarismo liberal.

Por esta razón, como punto de partida hacia ese posible cambio, nos recuerda esas frases que se han convertido en un auténtico grito de guerra: "¡El Mundo no es una mercancía! ¡El Mundo no está en venta!" Así, va desentrañando diferentes posturas y teorías sobre la situación actual del Mundo, así como la posibilidad y la manera de cambio. Pronto surgen las dudas: ¿Quiénes pueden ser los actores del cambio? ¿Cómo articular esas nuevas resistencias que emergen contra el capitalismo liberal?

Quizás, la solución está en buscar el bien público y común, en crear una sociedad solidaria. Quizás, otro mundo sí que es posible. Quizás, la unión sí que hace la fuerza. Quizás, algún día el capitalismo y todo lo que éste conlleva, deje de chingarnos la vida.

Sin duda, una obra más que recomendable que nos invita a hacernos partícipes de un pensamiento crítico y, por tanto, a reflexionar si esta sociedad cargada de injusticias, de explotación, de crecientes desigualdades sociales y marginación, de situaciones de poder, de guerras, ..., es la que deseamos para nuestro devenir vital. Mereció la pena leerla, sí, sí...

martes, 3 de agosto de 2010

Freaks

Ayer volví a ver, junto con Marta, Freaks (La parada de los monstruos), una película que ya he visionado en varias ocasiones. Realizada por el gran Tod Browning en 1932, fue censurada en el Reino Unido y apenas proyectada en los EE. UU., algo que sin duda ayudó a que hoy sea una película de culto.

La primera vez que la pude ver fue cuando todavía era teenager. Fue en el ciclo de verano que organizaron Diego y Raúl, en el Feed-Back (uno de esos bares que siempre permanecerán en nuestra memoria), sobre cine gore y de terror, y para el que yo hice una pequeña aportación al dejarles la película Frankenhooker, una especie de revisión del clásico de Frankenstein del director de la mismísima Basket Case. Fue en Veranito y recuerdo que ponían boles de palomitas y que Víctor, para los días de proyecciones, ponía las jarras 2 x 1. Pueden imaginar cómo salíamos siempre del bar. Ese día la vi en alemán, porque no se pudo conseguir una copia en otro idioma. Obviamente, no me enteraba de nada de los diálogos, pero las imágenes ya me impactaron bastante.

Freaks es un clásico dentro del género de terror. Rodada por personas con deformidades reales (con la excepción de la escena final que sí posee efectos especiales de maquillaje), nos va mostrando escenas cotidianas de estos peculiares personajes. A éstas, añade un tema central: la relación entre Hans (el protagonista) y una trapecista, relación de engaño que llevará hasta el punto de inflexión. Allí, ya no hay vuelta atrás y los freaks llevarán hasta sus últimas consecuencias su código interno: "si dañas a uno, haces daño a todos los demás".

Será en la búsqueda de la venganza cuando aparezca el verdadero terreno de los freaks: el suelo (en contraposición al aire de la trapecista). Será a partir de este momento cuando aparezca el terror. Será a partir de este momento cuando tiene lugar una de esas escenas que nunca se olvidan: los freaks caminando y arrastrándose, bajo la lluvia, entre las luces y las sombras de la tormenta... ¡brutal!

Browning nos da una lección magistral, y es que nos recuerda que el terror es una cuestión de mirada. Sin duda, una película imprescindible que no debieran dejar de ver. Háganse con ella y disfrútenla a más no poder.

Como curiosidad, un pequeño comentario. Los Ramones en su disco Leave Home incluyeron un sencillo inspirado en esta película: "Pinhead", del que salió ese famoso y mítico Gabba, Gabba, Hey!

Es en la película, en la escena de la cena, donde un personaje canta: "Gooble, gobble, we accept her, we accept her, one of us, one of us!"

Después, los Ramones, realizaron su versión: "Gabba gabba we accept you we accept you one of us!"

Yuca Palma, Yuca Palma, le aceptamos, le aceptamos, como uno/a de los nuestros!

domingo, 1 de agosto de 2010

Especial música de Uruguay

Llevaba tiempo queriendo dedicar una entrada a la música de Uruguay que forma parte de mi disquería. Suerte he tenido de poder estar en conciertos de dos de los cinco grupos que vienen a continuación. Uno de ellos es La Vela Puerca, a quienes he visto en directo en tres ocasiones, siendo la última de ellas la mejor, sin ninguna duda. El otro, No Te Va Gustar, ese grupo que ha salido por acá en varias ocasiones y que me hizo disfrutar muchísimo, no sólo de su concierto, sino del viaje que hicimos a Madrid para poder verlos. Con ustedes, mi pequeña aportación de lo que se hace en Uruguay:

CUATRO PESOS DE PROPINA



ONCE TIROS



NO TE VA GUSTAR



LA VELA PUERCA



ALEJANDRO BALBIS