viernes, 23 de septiembre de 2011

JC Brooks & the Uptown Sound en La casa del loco

Ayer tuvimos la suerte de tener en Zaragoza a JC Brooks & the Uptown Sound. A veces, viene a esta bendita ciudad alguna que otra joyica musical y, claro está, no se puede desaprovechar una oportunidad como esta. Parece ser que mucha gente no opina así, por lo que la sala se quedó lejos de llenarse. Pero, bueno, estábamos ya viejos conocidos de conciertos y se creó buen ambiente. Además, ¡qué carajo!, también se agradece acudir a un concierto y que no se pete la sala (en un abuso indiscriminado de la organización), hasta llegar al punto de tener que pedir casi permiso para poder levantar el brazo y tomarte un trago de cerveza.

Vídeo de "I Am Trying To Break Your Heart", del nuevo disquico Want More

Salieron con fuerza, queriendo ganarse al público desde el primer momento ¡Y claro que lo consiguieron! Desde el principio hasta el final nos descargaron un Soul contundente, guitarrero, acelerado por momentos y más pausado en otros; pero, sin decaer en ningún momento. Y que bien sienta saber que estás allá, disfrutando de un conciertazo... Por desgracia, duró poquito, pues apenas estuvieron una hora y cuarto ¡Ays!

Al terminar, como no podía ser de otra manera, nos acercamos a la "mesa de las compras". Como era incapaz de decidirme, cayeron los dos vinilicos y un par de chapas. Dice Marta que le encanta ir con Camilo y conmigo a los conciertos. Dice que le encanta vernos comprar ilusionados esas pequeñas delicias musicales y cómo comentamos la jugada. Jejeje, debe ser gracioso vernos...

sábado, 10 de septiembre de 2011

Vacaciones de verano: Madrid - Bogotá

13 de Agosto de 2011
 

Nuestro vuelo con Avianca hacía escala, con unas tres horas de permanencia en el aeropuerto, en Cali. Por esta razón, en lugar de tardar unas 9:40 horas, nuestro vuelo era de 14 horas. Por delante nos quedaban muchas horas de vuelo, así que había que estar preparado: iPod, librico de Mishima y ropa cómoda, eran los elementos que ayudarían a hacer más llevadero el viaje. No obstante, para mí, el viaje fue agotador.
 

El avión en el que viajábamos tenía pantallitas propias delante de cada asiento. Incorporaba un mandito con el que podías seleccionar diferentes películas (más de diez), videojuegos, series de televisión, conciertos, etc. Esto era un elemento más que ayudaría a soportar mejor el trayecto. A pesar de ello, para mí, el viaje fue agotador.


La primera película que visualicé fue Peligrosa compañía. Marta y yo sincronizamos nuestros monitores para, de esta manera, verla a la vez en nuestras respectivas pantallas y, después, poder comentar la jugada. ¡Buf! Qué película… Un auténtico telefilme (aunque inexplicablemente destinado a las salas cinematográficas), de Antena 3. El primer intento fue fallido, así que no me extraña que Marta se durmiera al poco rato.
 

Ya solito para mi siguiente incursión cinematográfica, seleccioné Thor. Para quien no la haya visto, advierto de que es un peñazo de película en la que, después de casi dos horas, termina como si no hubiera sucedido nada. Por soporífera e insulsa, supongo que los protagonistas se estarán dando de cabezazos por haber trabajado en semejante bodrio.

Terminado el filme, y al ver que Marta a comenzado a leer Tot el que podríem haver estat tu i jo si no fóssim tu i jo, de Albert Espinosa, me puse a jugar al golf, que al menos me hizo pasar otra media hora. ¿Qué más podía hacer? Pues morirme de envidia al observar como Marta podía dormir, jajajaja. La verdad es que es una suerte el poder echar una buena cabezada en los viajes, porque se pasan mucho más rápidos. Yo que sólo puedo dormir si estoy muy pero que muy, cansado (y a veces ni así), paso todas las horas despierto intentando distraerme. Llegado a ese punto, y a pesar del agotamiento, llegó el momento de empezar a leer al gran Mishima.

Por fin, llegamos a Bogotá. Allá nos vino a recoger Rodri, mi primi, que es bien grande. Y cuando digo grande, no me refiero a su altura, que también lo es, sino a su grandeza de corazón. Eran ya las 19:30, hora de allá, por lo que había que marchar a comer (cenar). Afortunadamente, mi otro primi, Felipe, había acudido esos días a Bogotá para bautizar al pequeño Nicolás, así que podríamos comer junto con él y Milena en El chalet suizo.  Disfrutamos, entonces, de un acogedor restaurante en el que unas deliciosas fondues acompañadas de Club Colombia roja satisficieron nuestro apetito antes de marchar a casa de Rodri y, por fin, dormir.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Rubén Blades: Amor y control

Ya hemos regresado de nuestro periplo colombiano. Una de las canciones del viaje fue "Amor y control" del grandísimo Rubén Blades. Así que hoy toca compartirla con todos/as ustedes. En breves, comenzarán las crónicas de unas maravillosas e inolvidables vacances en, como señaló Marta, el país más bonito del mundo.