martes, 31 de julio de 2007

Travesía circular: Vuelta al macizo de Bachimala

Nuestra segunda gran aventura pirenáica de la temporada estival empezaba igual de temprano que la anterior: las 5.45 de la mañana en el Coso Bajo. Esta vez, el destino, como es obvio, era otro: “Busca algo por Gistaín” me había pedido Cuco. Dicho y hecho.

La primera parada fue en Ainsa, para comprar el pan y una empanada la mar de buena. Plan, San Juan de Plan… por fin llegamos a la pista que nos conduciría hasta el refugio de Biadós, donde dejamos el coche. Esto, suponía, según los horarios de la ficha, una hora más que añadir al tiempo establecido, lo que suponía un total de 8 horas si tener en cuenta los descansos. Glup, de pensarlo me cansaba y todo…

Entre pitos y flautas, empezamos a caminar a las diez y media pasadas, un poco tarde para iniciar nuestra primera etapa; pero, bueno, empezamos con ganas y el ritmo impuesto por Cuco es, como siempre, frenético. Adelantados unos/as cuantos/as “pipiolos/as”, nos acercamos poco a poco al Puerto de la Pez, que hace frontera con la France. Allá arriba hace frío, está nublado y corre el viento, así que apenas paramos para las fotos de rigor y reanudamos la marcha.

El frío hizo que me abrigase de esta manera... sin palabras (foto enviada por Cuco)

A partir de aquí, además, mi cámara de fotos (después de ir fallando durante el camino), deja de funcionar del todo: las cortinillas del objetivo no se abren ¡vaya chasta! Nada, habrá que hacer las fotos con el móvil de Cuco…

La cámara está rota: no se abre el objetivo

Al final del descenso paramos. Ya es hora de comer y descansar un poco. Una hora para el bocata y la relajación de músculos nos viene de pelas. Del hola paso al bonjour, ya estamos en terreno de gabachos/as. Pasado Pont du Prat, es increíble, está lleno de senderistas, y todos/as saludan amablemente. El camino es más suave, aunque un último ascenso convierte mis gemelos en trillizos; pero, sabemos que queda poco y eso da alas. Tras preguntar a un hombrecillo, y en cuanto comenzamos a descender, ya sabemos que el refugio no queda muy lejos (unos 30 minutos), así que miramos el reloj y nos percatamos de que vamos a fulminar el cronómetro: 7 horas justas (contando dentro la hora para comer), y estamos en la puerta del refugio.

Afortunadamente, hay alojamiento, mas carecemos de ducha. Bueno, habrá que asearse en el lavabo, que le vamos a hacer… La cena, en la habitación, y bien prontito a dormir, que hay que levantarse prontito. ¡Ah! Arreglo mi cámara con esparadrapo, solución cutre pero que durará toda la travesía y me permitirá hacer fotos.

En la habitación del Refugio de la Soula

Desayunamos a las 7 de la mañana. En el comedor un grupo (por la manera de hablar), de valencianos (creemos), y una quilla que me empuja: “Sorry” me dice. “No pasa nada, quilla” y río, jejejeje, “es que hablo muy bien en inglés”. Al irnos, me repite entre risas “sorry”. Es curioso que una chorrada así meta tan buen rollito. Salimos y, en lugar de ascender por las “lazadas”, lo hacemos a la brava, como siempre.

Lac de Caillauas

Pasamos varios ibones hasta llegar al Lac Supérieur des Isclots. Hay que bañarse a esa altura (2560 metros), está claro. Primero va Cuco y… por las barbas de San Pancracio que el agua está congelada. Literalmente: Cuco se queda sin güevines. Sí, sí, sin güevines, desaparecidos totalmente. Así que yo sólo entro hasta las rodillas, pues no quiero vivir ese tormento helador. Tras el descansito de rigor, decidimos proseguir el camino.

Cuco en el Lac Supérieur. El agua está congelada, fría del carajo...

Con el calor y la caminata, Cuco recupera sus desaparecidas partes: ¡otra cosica es! Nos encontramos al grupo de valencianos/as y, de nuevo, la quillita me saluda con un “sorry”, lo que me saca una sonrisa. El camino me parece curioso, pasando por dentro de una caseta, por vías estrechas de tren, cerca de la estación alta de un teleférico… Me entran ganas de llegar, pues no hemos comido y mis tripas ya se quejan. Pero, bueno, sabemos que queda poco y que nuestra cabaña está cerca. Una vez en el Lac de Pouchergues, apenas nos queda un cuarto de hora hasta la cabaña Prat de Caseneuve. De nuevo, y a pesar del descanso en el Lac Supérieur des Isclots y de pararnos a hablar con una pareja en el Lac de Caillauas, cumplimos con el tiempo establecido.

De ese día no pasa, yo me bañaré en el río. Comemos y nos echamos una mini siesta. Nada más despertar, bajamos y aparece un grupo de gabachos/as de unos cincuenta años que también dormirán en la cabaña. Vamos al río y me baño en cholinguillas con un poco de gel para asearme bien. La tarde será para descansar y, tras la cena, iremos a leer un ratito y, seguidamente, a dormir. Una chasta, porque Cuco y yo no dormimos muy bien. Además, por la noche, a no sé qué hora, entran en escena dos montañeros que llegan para dormir. Vamos que el descanso no ha sido todo lo bueno que queríamos…

El desayuno es imprescindible. El principio de la etapa es ascendente y hay que comenzar con fuerzas. Llegamos al punto crítico de la etapa: la subida a Puerto Biello o Aygues Tortes. Más o menos seguimos unos mojones hasta que los perdemos. Llegamos a un punto en que Cuco señala de tirar para arriba prácticamente escalando; mas yo, que soy más precavido, busco un camino alternativo. Lo encuentro y, afortunadamente, es el adecuado, pues llegamos al sendero que conduce al puerto haciendo “zetas” y por el cual deberíamos haber ascendido nosotros. ¡Qué desastre! Bueno, nos perdimos pero luego encontramos el sendero… Sólo supone más de media hora perdida dando vueltas y parándonos para encontrar un posible modo de subir hasta el puerto de Aygues Tortes.

Fotos de rigor para comenzar el descenso ya por tierras aragonesas. De Francia a España en un pis-pas, sin fronteras, sin señales que lo indiquen, sin más diferencia que un “hola” y un “bonjour”. ¡Me parece genial!

Puerto de Aygues Tortes con el Posets al fondo

Seguimos a buen ritmo hasta que, a la altura de la Cabaña de Añes Cruces, a Cuco se le “rompe” el talón. El dolor puede con él, no puede caminar bien. Sin embargo, puede correr, así que se lanza a ello.”Bueno, espérame en Biadós”. Veo como se aleja a la carrera. Hago un par de fotos, doy unos pasos… ¡qué carajo! Me pongo a correr yo también. Como podréis imaginar, es muy normal terminar una travesía corriendo, con las pesadas mochilas a cuestas, y el cansancio acumulado de días anteriores. Por ello, a pesar de perdernos, hacemos el recorrido en cuarenta y cinco minutos menos de lo establecido. Esta vez nos hemos pasado tres pueblos, quillos/as.

Comemos en Ainsa y nos desviamos a Arro, donde visitamos a los tíos de Cuco. Allá, nos duchamos y nos ponemos ropita limpia. ¡Buah! ¡Como nuevos!

El regreso a Zaragoza está entre la tristeza de dejar atrás los Pirineos, y la alegría y satisfacción de haber realizado una travesía sin apenas percances y con unas vistas maravillosas.

lunes, 30 de julio de 2007

Pirineos Sur. Segundo fin de semana: Simplemente, diversión

Pirineos Sur, festival en el que, en ocasiones, los conciertos pasan a segundo plano para ciertos tarados mentales, entre ellos, yo. Y es que este fin de semana no llevábamos entradas y tampoco las íbamos a comprar. Nuestra propuesta consistía en pasar allá las dos noches (con sus días) disfrutando del ambiente. Días fuera de la urbe, días de conocer a gente, de reencuentros, de disparates, de diversión sin límite (es una expresión ¡eh! no os penséis que somos unos desfasados de la vida), de disfrutar con aquellos que te rodean.

Viernes. Llego a la estación. Sé que unas quillas vendrán a hablarme, que me identificarán porque llevo corbata. Se me acerca Katy, me pregunta si soy el amigo de Luismi (obviamente no tenía ni idea de quien era y, además, en teoría me tendría que haber preguntado si era el amigo de Belén). Aclaradas las dudas, ya sabemos que seremos compinches de grupo durante esos días. Cosas de la vida, tendremos que esperarlas en Sabiñánigo, puesto que su billete es el de las 19.30 y han de subir con nosotros. Bueno, así compramos ¿no? Belén, Cuco y yo realizamos las compras: el agua de Sabiñánigo está marrón (más bien roja), y la pizza con salmón está bien cachonda.

Llegamos a la súper zona de acampada. Es de noche cuando montamos, apenas se ve un carajo. Hay que montar dos tiendas: el iglú donde dormiremos y “el nidito del amor”, una especie de canadiense que nos costó seis euros en el Alcampo (a medias entre Cuco y servidor). Buf, joder con la canadiense… Allá está Carmen y gente que comienza a presentarse, como ¿Flander?, Estela, David o Pilar. La música, que suene (Chuana y Kuisi Vol. 3 ya está en la calle), que comience el baile, que se abran las botellas, que la noche nos convierta en pardos… Croquetas, albóndigas, mordiscos en la ayuda… Cuco se queda. El camino a la “carpa dance” se hace cuesta arriba, quizás demasiado; pero sé que más allá está el baile, y no estoy dispuesto a perdérmelo. Y claro que bailamos, sin pausa, sin descanso. Y claro que bailamos, hasta caer agotados.

Sábado. Como no, lo iniciamos con bañito en el Pantano. Desayuno y lluvia. La furgona nos protege. Aparece más gente. Día de chiringos, de descanso, de saludar a más gente. Hasta que llega la noche. La haima será sitio de cena y, posteriormente, de juerga. Musiquita, una caja mágica y, seguidamente, instrumentos. Sergio, el gran concertista, nos deleita con sus melodías, aunque, luego, otros se lleven el mérito. La caja mágica nos acompaña y Sergio sigue tocando de todo, pero lo que mejor se le da es la flauta y la percusión ¡Brutal! Los San Fermines y el Cumpleaños Feliz son letales… Las risas, llevan al silencio, la benemérita está presente; pero, bueno, es de los nuestros y el mutismo lleva a las preguntas, a las risas de nuevo, a la diversión garantizada.

De nuevo, a la carpa. Mi entrada es del día anterior, pero puedo pasar sin problema. Pedimos algo y voy a las casetas playeras. Al salir, allá está ella: Bea. ¡Bien! La alegría me invade, bien merece un besazo y la emoción hecha abrazo. A lo lejos ya no veo a mis compinches, así que la noche la pasaré con Bea y sus compinches ¡lerele! “Quillas, vamos al baile”. Y danzamos, claro que sí. Hasta una cumbia sonó en el aire… fin de la noche, me despido de Bea; comienza el día, me saludo con Ana. El encuentro, aún más cercano que antaño. Llego a la tienda y una sonrisilla se dibuja en mi cara: Sallent, una vez más, lo he disfrutado.

martes, 24 de julio de 2007

Hasta bien prontito, mis cuates

Mientras se produce un nuevo parón (vuelvo a marcharme de travesía), dejo una cita que me gusta por la manera en que explica como se siente el amor. En el regreso, un porrón de "aventuretas": Segundo fin de semana en Pirineos Sur, Travesía, Tercer finde en Pirineos Sur, la sección de Lucho...

"Más profunda que el mar era su ternura
pues era insondable.
Su amor era como las montañas
aunque más elevado todavía"

ANÓNIMO: Cuentos amorosos chinos.

martes, 17 de julio de 2007

Pirineos Sur. Primer fin de semana: Asian Dub Fundation


Las entradas ya no son, por lo general, lo que eran. Esto de la venta por cajeros las ha convertido en feos papelotes. Con lo que se las curraban antes...

Como no, mi viaje para el primer fin de semana a Pirineos Sur, no iba a salir como esperaba. Mi octava edición en este festival iba a ser tan divertida como alocada. Estaba todo planeado desde hace ya un tiempecillo: Cuco y yo partiríamos el Viernes destino Sallent de Gallego nada más salir yo del trabajo. Pero, no, quillicos/as, no podría ser así porque mi compañero de viaje tuvo la mala suerte de chocar contra un jabalí y, claro está, es un gasto extra inesperado que hace replantearte los días estivales. No obstante, pronto surgió la posibilidad de que Jorge me recogiese en Sabiñánigo, Huesca o incluso venir hasta Zaraguaya. Sin embargo, na’ nai de na’ nai, sus cosillas personales le condujeron a otras zonas de la geografía aragonesa: Ayerbe. Ya sólo quedaba una posibilidad: coger yo mi coche y marchar conduciendo hasta Sallent.

La historia de mi coche:

Hace ¿dos años? me daban un trabajo en WALKA realmente bueno. El puesto era mío, así que necesitaba un coche para desplazarme hasta allá. Pues me lo compro ¡qué carajo! Así que, totalmente decidido, empiezo la gestión. Por fin, un Viernes, me acerco al garaje y lo compro. En teoría, empezaba a trabajar el Lunes, así que la compra la había efectuado a última hora. Pues, nada más aparcarlo, recibo una llamada: “No te podemos dar el trabajo”. Me querían contratar, pero, un problema con no sé que beca, que si patatín que si patatán… nada, que no podían contar conmigo. Como ya sabía de sobras que era lo más normal que me pasase algo así, pues me eché unas risas y, desde el principio, saqué el lado cómico a la situación.

La historia de mi gran capacidad para la conducción:

Me saqué el carné en el 2003, creo que para Febrero. Durante el aprendizaje, nunca salí a la carretera. Obviamente, el día del examen, aunque el profesor tenía todo planeado para que a mí me tocase en ciudad, al final tuve que salir a carretera. Y es que el examinador ¡que raro! Se cebó conmigo. Ah, pero no contaba con mi habilidad: aprobado a la primera.

Desde entonces, hasta la compra del mío en 2005, había cogido un coche en dos ocasiones y sin salir de la urbe. Pero, ahí no acaba la cosa, y es que desde que tengo este car, no lo he pillado más que dos o tres veces y sólo por ciudad. Vamos que mi experiencia al volante era más bien escasa.

Pirineos Sur

Jueves. Me encuentro a Tomasín (ya hablaré de él en otro momento), y, al final, quedamos en que se vendrá conmigo como copiloto. Bueno, no he cogido un coche ni pa’ dios (calculo que habré estado al volante unas seis veces en cuatro años), tengo que ir con el mío hasta Sallent, nunca he salido a carretera… pero, que más da, llevo a Tomás de copiloto. Me siento con fuerzas para pillarlo, aunque consciente de que estrellarnos no sería tan raro, jejejeje…

Viernes. Salgo de trabajar y marcho a buscar a Tomás. Estamos de camino y suena mi móvil. Obviamente, yo no lo cojo: para eso están los copilotos. Son Fanny y Arturo que se han quedado en Sabiñánigo. OK, “iremos a recogerlos a la estación”. Este pueblo es criminal, es el pueblo de ir a 10-20 por hora, os lo aseguro. Suben Fanny y Arturo y una quilla que no sé quien es (por lo visto la conocieron en la estación y se había quedado también colgada), y seguimos dirección Sallent. Un par de contratiempos y llegamos ¡Por fin!

Junto al Pantano, están ya Mariachi, Isabel, Adri, Fanidades… Hay que intentar acampar cerquita de ellas. Está chungo, pero lo conseguimos. Las tiendas, las montamos de noche. No se veía ni papa, de veras… Buah, pues todo para adentro y ya organizaré a la mañana siguiente. ¡A disfrutar! Esa noche no íbamos de concierto, así que nos acercamos a la “carpa-dance” del recinto sobre la 1:30. Fila, vaya chasta. Sin querer, nos colamos a mogollón de gente, y entramos bien rapidote. ¡A bailar!

Pierdo a Mariachi y sus compinches. Pero, bueno, como conozco a gente por allá me lo voy pasando guachis de grupo en grupo. De repente, mi vecinita, una quilla relinda con una sonrisa realmente impresionante. Nos vemos y nos damos unos abrazos totalmente efusivos y unos besazos súper amigables. Esta noche ya tengo compinche de juerga y, por todas las barbas de los piratas, que nos lo pasamos de miedo. ¡Buah! Bailamos, nos reímos, papeamos, hablamos... Ahora está claro que ya no vamos a ser vecinos de hola y poco más. Mi primera noche allá me aporta una nueva compinche para toda la Galaxia.

Sábado. Bañito matinal en el Pantano nada más levantarnos. Eso sí que despeja quillos/as. El día, lo pasamos por Sallent. El Sol es brutal, no da un solo respiro. Buf, a mí me deja “essho poorvo”. Veo a ma chèrie Ana un ratito al lado de los chiringos y, también a mi vecino. De nuevo, el embrujo de Pirineos Sur: nos damos un abrazo bien caluroso. Nada, creo que con él tampoco será ya un “hola” y poco más. ¡Me parece genial!

Hoy sí que toca concierto: Asian Dub Fundation. A las diez ya estamos de camino. Se nos ha unido Guillermo, que iba al mismo instituto que fui yo. Él se acuerda de mí. “Qué buena memoria tiene la gente”, pienso. Los teloneros, Cheb i Sabbah están muy, pero que muy, bien. A mí ya me entra el baile en el cuerpo gracias a este grupo.


Vista del escenario de Pirineos Sur. En ese momento, están Cheb i Sabbah

Pero, después, con Asian Dub Fundation, el baile es frenético. ¡Conciertazo de lujo! Bailar a los pies del pantano tiene algo especial, y más si tienes delante a una banda así, que no sólo nos deleitó con su música, sino que, además llevaban un buen rollo del carajo, unas ganas de hacer bailar que, enseguida, transmitieron al público. La conexión fue total, hecho que me parece genial.


Asian Dub Fundation en pleno concierto

De nuevo, pierdo a Mariachi y compinches. Esta vez es porque me quedo rezagado hablando con dos “olivareñas” súper majas. Bueno, pasaré la nuit con ellas… ¡Y que bien que me lo pasé! Como dijimos, menos mal que dejé El Olivar, jajajajaja. Y es que, cuando era socio, apenas hablábamos. Ahora, siempre nos encontramos en todos lados y nos saludamos. Pero después de esa noche de diversión juntos, creo que nos alegraremos aún más de encontrarnos. Y, cuando se marchan a dormir, me quedo con Héctor (ya sólo le quedaba un día en el Ginos) y sus compinches. Más risas, más bailes… sigue la diversión.

El Domingo comienza igual que el Sábado: chapuzón en el Pantano. Pero, algo es diferente: desmontamos las tiendas y, en la mente, ya revolotea la idea de volver. Me encuentro a Yoel (aquel del cumpleaños de Cristina), y lo bajo a Sallent con mi súper bólido. La casualidad vuelve a hacer acto de presencia: Moya. El quillo va a regresar en bus. Pues, no, cambio de planes: se bajará conmigo a Zaraguaya. Y, desde el teléfono de Carlos, una llamada que ya esperaba: el amigo de Keles para quedar conmigo para regresar a la urbe donde habitamos.

Llegamos sanos y salvos, que no es poco…

jueves, 12 de julio de 2007

Aventura pirenaica III (Estós - Aparcamiento)

Para escribir sobre esta última etapa, me he puesto jazz; pero, no un jazz cualquiera, sino el de Pharoah Sanders, con sus saxos, campanitas, platillos de dedos, sus efectos de pájaros, cuernos de vaca, alaridos… El disco, Thembi: esperanza, fe y amor.

La jornada empezó bien pronto. A las seis y media (en mi caso sin pegar ojo desde las cuatro y media), arriba y a desayunar. El papeo abundante y rico era necesario para reponer energías. Era día de regreso y no habíamos logrado subir un pico juntos. El baile nos llamaba, así que había que intentarlo. Preguntamos en el refugio alguna excursión para hacer y, justo, nos indica que subamos al Pico de Estós (llamado Tuca el Dalliu), que además nos va de camino. Nos parece bien, así que nos vamos cargaditos hacia el pico.

Afortunadamente, durante nuestro caminar, al llegar a la Cabaña d’el Tormo, nos despistamos con los caballos y no nos enteramos del desvío que conduce a un puente. Por esta razón avanzamos hasta un cartel que nos indica el senderito para llegar al mirador de las Gorgues Galantes, una cascada impresionante que, aunque fuera de nuestro itinerario, merece la pena visitar.

Las Gorgues Galantes

Retrocedemos nuestros pasos y, ahora sí, visualizamos el puente. Lo cruzamos y continuamos nuestro camino: “quillo, esta vez vamos a seguir el sendero” ¿Qué sendero? Nos preguntaremos luego. Aquí no hay senda ni na’, carajo. Y una vez que llegamos a una caseta, tiramos monte arriba sin camino, sin sendero, sin una mísera sendita perdida. ¡La selva, quillos/as, eso era la selva! La subida, con las peazo mochilas a cuestas es brutal…

La caseta. A partir de aquí ya no hay sendero…

Pasada la “selva”, el bosque, y ya en el claro de hierba cercano al collado, decidimos parar y darnos un descanso. Allí vemos corzos, marmotas como perros (que grandes, las muy hiueputas), y vacas que pastan felices a lo lejos. La subida al collado, casi sin comentarios. Buf, que empinado era eso… Y, para colmo, me corto con una roca. Sangra que te sangra ¡Ala! Saca las gasas, el esparadrapo, límpiate con agua… Y todo allá, en la inclinada pendiente de nuestro pico retado. Pero, quillos/as, llegamos al collado. Dejamos las mochilas “Para qué las queremos” Cojemos mi iPod, los altavoces, una botella de agua e, incluso, los móviles. Esta vez está cerca, el baile es nuestro.

Por fin el pico es nuestro. Lo hemos conseguido. Enciendo mi móvil, allá hay cobertura. Así que, aunque con retraso (pero por fin con señal), telefoneo a Ponfrik para, desde semejante paraje, felicitarle el cumpleaños. No te podrás quejar, quillo, una felicitación desde semejante sitio no se recibe todos los días. Las fotos, la atenta mirada en derredor y… ¡Tachán! ¡El baile! Bueno, baile por llamarlo de alguna manera, y es que si entra la risa pues la danza se ve alterada y no va a ninguna parte. Pero, quillos/as ese documento quedó bien grabado:


Este vídeo es una ruina, jajajajaja

Iniciamos el descenso y encontramos un grupo que ellos mismos se definen como los de La Tercera (Edad). Nos aconsejan que vayamos por Bal de la LLiterola, tomando como referencia para nuestro descenso la Cabana del Forcallo ¡Eso está hecho! Ah, y “Dadle recuerdos a Esther, que la hemos dejado allá abajo, al lado de la pasarela” Pues, vamos que nos vamos. Mientras bajamos, alguien está moviendo la cabaña, ya que la muy jodida cada vez está más lejos. Al fin, la pasarela y Esther esperando. Saludete de rigor, le indicamos que aún tendrá, aunque no mucho, que esperar un rato.

Me empieza a dar el bajón energético, me deshidrato, mis tripas hacen grugrugrugriau (como el gato de la Rosarillo pero a lo bestia), se me apodera el cansancio. Pero, bueno ya queda poco y hay que hacer un esfuerzo. La carretera, y nuestros pies molidos y sin descanso. Nos paramos al sol, en un cruce donde hay hierba, y comemos. Un poco de pan, salchichón, queso, frutos secos y una manzana. ¿Vaya festín, eh?

De nuevo, proseguimos lo que ya es nuestro último tramo, por la A-139. Son cinco kilómetros y medio de carretera ¡estamos chingados! El vacile es espectacular: para un coche, nos emocionamos, mas su intención no es recogernos, sino tomar agua potable de una fuente. ¡Será…! Y, de repente, dos ángeles disfrazados de franceses, paran. Desciende uno de ellos en forma de mujer y nos pregunta si nos acercan a algún sitio. Los pies molidos, un sol de justicia, todavía unos tres kilómetros de carretera… “Sí, por favor, muchas gracias” “Al desvío para el aparcamiento de…” “Ah, vale, subid”.

El coche de estos dos súper gabachos que nos acercaron a nuestro destino

Y aquí, con Cuco marchando hacia el coche, servidor esperando con las mochilas, y la sapiencia de que en Zaragoza nos esperaba una jarra de cerveza sin alcohol y un plato de olivitas, termina nuestra aventura pirenaica.

Buenas noches

Lucho es ciclonudista


Hola chamaquitos/as,

Hacía tiempo que no me dejaba ver por este espacio; pero, como El Pibe estaba tan ocupado no he podido quedar apenas con él y, encima, se me olvidaba coger el material apropiado. No obstante, y para que veáis que yo también me uno a las causas me presento como voy siempre: en cholinguillas. Pero, esta vez en la bici y es que yo siempre soy un ciclonudista, que le vamos a hacer…

Ala, a ver si con mi aportación conciencio a más gente para que respete a los chamacuelos/as que día a día utilizan este medio de transporte entre coches, autobuses, motocicletas… y para que se pidan más y más carriles-bici.

Me las piro con este velocípedo a otra parte.

Mil besos

Cita

Solamente una pandilla de chiquillos, responsables de lo que no fue más que una inocentada, se carcajeaban a escondidas al descubrir los descarríos del mundo de los adultos.

GEORGES MOUSTAKI, Siete cuentos fronterizos

miércoles, 11 de julio de 2007

Sonata de Otoño

Hoy, era día de cine. No sé por qué, pero lo tenía claro: cena y película tranquilamente en el hogar. Al principio tenía mis dudas, pero estando en San Vicente de Paúl, mientras hablaba con Sara, una imagen, junto al semáforo, me aclaró cualquier atisbo de duda: hoy era noche de Bergman.

Cada segundo que pasaba, el Universo de este director se me hacía más placentero, me llamaba con más y más insistencia. Comprada la entrada de Pirineos Sur, allá, en el banco, recién se sentaban. Un saludo, quizás demasiado breve, me acercaba más y más a mi destino cinematográfico. Gustoso habría permanecido más tiempo; pero, hay momentos en que es mejor, aunque no se quiera, seguir caminando. Sé que pararé, que descansaré a la sombra del árbol, que podré disfrutar sentado en la piedra grisácea, ahí, sita en el campo. Mas aún es difícil, aún queda poder disfrutar del vuelo del ave, que, aunque lejano, produce hermosos sonidos mezclados al canto.

La cena, rápida. Bergman me espera y son ya las doce pasadas. Sonata de Otoño se proyecta ante mis atentos ojos. La primera escena, me recuerda a Vermeer y quedo atrapado en su composición y su luz diáfana. Nada hace presagiar la intensidad que ofertará luego el film; bueno, quizás sí: la oscuridad en la que el pastor se dirige al espectador. La carta anuncia un esperado reencuentro entre madre e hija, y lo hace con ternura, cariño, con la ilusión que aporta el tiempo. Sin embargo, a medida que avanza el film, la ternura se convierte en ataque, el cariño en odio, la ilusión en venganza.

Con una fotografía impresionante (el “primer plano” de la hija detrás de la madre, ocupando sus dos rostros la totalidad de la pantalla es brutal), se establece un diálogo, un auténtico duelo, en que el pasado renace con todas sus fuerzas para arrastrar ferozmente los sentimientos guardados. Y así, Bergman nos conduce a una inconmensurable tensión quedamente apaciguada por su harmoniosa composición y su acertada cadencia narrativa. Al final, la redención, sobre un fondo blanco purificador.

Buenas noches

lunes, 9 de julio de 2007

Escrito en Domingo: Feliz cumpleaños

Día de extrañas sensaciones, de búsqueda, de pensamientos diluidos entre la espuma salvaje de calmadas aguas. Tocaba asumir lo que ayer se exponía definitivamente ante mí: mi vida es un ciclo o, más bien, mi vida es un continuo devenir de diferentes ciclos. Me preguntaron ayer: “Estás muy callado” Y sí, lo estaba. Apenas hablaba, la mirada fija, perdida, recorría las coloridas paredes. Cansancio, decía mi boca; otra vez, que casualidad, apuntaba mi mente. Absorto en mis pensamientos, el tiempo se desvanecía apresuradamente hasta llegar a la hora de las carrozas. Absorto en mis pensamientos disfrutaba el poco tiempo que me quedaba con tan grata compañía. Sentado, extasiado, ciclo y torbellino detonaban mi pecho cansado.

Es curioso lo lejos que estabas y que ahora estés tan cerca. Anoche, una nota que ya ni recuerdo. Anoche, un espacio de rojo embriagado. Anoche, amanece y estás (y más gente), a mi lado. Dos besos, cariño, feliz cumpleaños. Anoche, es de día y tú al otro lado. Anoche, termina y ya he despertado. El cuarto, vacío, y yo ensimismado. Salgo a la calle, bajo la mirada, camino perdido con un rumbo claro. Me alegro, y mi mundo, de haber sido invitado.

Y hoy, como no, los regalos. Uno llevaba “escondido” millones de años. Lo cogí y lo guardé en su sobre cerrado. Sabía, sin duda, que un día, y que no a cualquiera, sería entregado. Estaba esperando el momento adecuado, quizás la persona, quizás un suceso, quizás un instante de mi ciclo ya expuesto. El otro, por mí elaborado. Y salgo a la calle buscando el Sur. Mil gracias, quillitas, os doy mil abrazos.

No llego tan lejos. Belén, en la barra, y yo que me adentro. Así que me quedo, cenamos y hablamos. Las cartas, boca arriba, nos muestran su juego. Por eso, yo apuesto, por más cafelillos, cañitas, o dulces momentos.

Frente a mí, ahora, una servilleta: “Te cambio 1 flor x un trozo pequeño de evasión”. En ella, una flor dibujada…

¡Feliz cumpleaños!

Aventura pirenaica II (Excursión matinal - Ibón de Batisielles - Refugio de Estós)

Nos despertamos demasiado tarde: son las ocho pasadas ¡Merde! Bueno, aún así realizaremos nuestro plan previsto para el día. Como no estamos muy puestos en estas cosas de horarios, dejamos la tienda montada para quitarla al regreso. Total, a las once ya estaremos aquí… La dirección: Agullas de Perramó. Bien preparaditos, empezamos a ascender siguiendo los mojones que indican el camino, al igual que los “palitroques” (me encanta llamarlos así), de la variante de la GR-11: La ruta de los refugios.

Itinerario

Pasamos los Ibones de l’Aigüeta de Batisielles, después un pequeño tramo de nieve y llegamos a los pies de Perramó. Empezamos a subir y a “escalar” por las rocas hasta que llega un punto en que veo que Cuco se estira demasiado. Yo, que soy chiquiticuate, creo que no podré ascender, puesto que no llegaré a los puntos de agarre. Así que le digo a Cuco que los pocos metros que quedan los haga el solo. Yo, le esperaré abajo, así quie desciendo y como frutos secos…

Ibones de l’Aigüeta

Volvemos a unirnos. Ahora, hacia la Collada de la Plana. Pasamos un porrón de ibones hasta que llegamos al collado. Un descansito con la deliciosa vista del ibón de la Plana y decidimos intentar llegar a otro pico. La subida a la Tuca Mincholet es bastante más difícil. De nuevo, llego a un punto en que no puedo seguir, esta vez quizás porque soy demasiado precavido. Ya lo dice cualquier manual: en la montaña, precaución. Bueno, aquí casi me muero del susto. Estoy parado, esperando a Cuco, en la pendiente inclinadísima de esta montaña. De repente, se tropieza al pisarse el cordón y se cae… mis brazos y manos creo que no se han movido tan rápido en mi vida, totalmente a propulsión para agarrar a Cuco. No se habría despeñado, pero, carajo, mis reflejos fueron tremendamente buenos. Cuco llega a la cima mientras yo le espero cerca de la botella de agua que se le había caído al tropezarse. El descenso es difícil, pero poquito a poco llegamos abajo. Descansamos y nos proponemos regresar para desmontar la tienda, comer y marchar hacia el refugio de Estós.

Panorámica cerca del Paso de la Plana. El Ibón de la Plana y la Tuca d’es Corbets.

Nos encontramos a un grupo de gente que van hacia el refugio de Ángel Orús. Entre ellos una quilla que nos recrimina que acampásemos en el ibón.” ¡Eh, que no hemos acampado, sólo hemos pasado la noche y vamos a desmontar en cuanto lleguemos!” “Ah, bueno, entonces bien”. En la tienda, nada más abrir el avance, una nota:


Leída la nota, el cabreo de Cuco es monumental, jajajaja.

Quitamos la tienda, comidita de Triana, descansito rumbero y para abajo. De nuevo estamos en el Ibón Chico de Batisielles para coger el desvío hacia el Refugio de Estós. El itinerario es bien bonito… ¡Brutal!

Vistas de camino al Refugio

Por fin hemos llegado. Pregunto si hay sitio para dormir. Afortunadamente, lo hay y podemos respirar tranquilos. ¡A la ducha! ¡A la ducha! ¡Buah! ¡Brutal! No puedo describir el inmenso placer de esa ducha con agüita caliente, templada, luego fría… Buf, la relajación en esos momentos es plena. Cenamos bien pronto y vamos a la habitación a leer un rato. Camita, camita, bienvenida seas, jajajaja. Leo y me entra el sueño, así que, una noche más, me echo a dormir antes de las diez. No obstante, tenemos a dos seres que roncan ¡Hiueputas! Uno, de vez en cuando, hacía un sonido tipo león de la MGM, el otro no paraba… Me costó un buen rato dormirme y, a las cuatro y media, despierto como un pendejo. Siguen los ronquidos… Ya no duermo ni a la de tres ¡Vaya chasta!

No se vayan todavía… que aún hay más

sábado, 7 de julio de 2007

Aventura pirenaica I (Zaragoza - Ibón de Batisielles)

Cómo comenzar esta aventura pirenaica… Pues como sucedió: a toda velocidad. Es Lunes y tenemos pensado salir dirección Benasque la madrugada del Miércoles, así que por la mañana hacemos las compras alimenticias necesarias para pasar nuestros días montañeros. ¡Ah! Por fin podré ponerme crema de protección solar, puesto que descubro el maravilloso mundo de los pulverizadores, que no me dan asco al contacto con la piel.


Luego, consigo unas mallas y unos pantalones a precios ínfimos. Más tarde, compramos unos libricos y decidimos comer en Matemáticas. Con la tripilla apaciguada, decidimos mirar si hay alguna película para ver en el cine. Vamos a casa de Cuco y… ¡Cambio de planes! ¿Salimos esa misma madrugada? Vale, nos parece cojonutto, mas el tiempo, ahora, apremia. Yo he de ir a tatuarme todavía, Cuco tiene que comprar carretes y una pila para su nueva cámara de más de treinta años, yo he de cenar con Daniela, pues se marcha para Italia mientras estoy de caminatas… Vamos, que llevamos un buen trajín.


Las ocho y media y estoy preparando la mochila. Mensaje de Ana, que está en el parque. Pues me paso, claro que sí, aunque no tenga hecha ni media bolsa. La maleta (se la regalo a Daniela que no le cabe todo en las suyas), en la parrilla, y a pedalear se ha dicho. Parque Bruil, bien a gustito. Ana me regala una piedra para colgar: “Te dará suerte, ya lo verás” Estoy seguro de que sí, quillita. Muchas gracias. Pereza me da moverme, pero he de ver a Daniela todavía. Cenamos, me graba música, hablamos un ratillo y tengo que irme a terminar la mochila. Nos despedimos con un hasta luego. Espero que te vaya guachis quillita y te comas toda Italia por los pies. Que tiemblen, un koala ha llegado.


Termino la mochila a las doce pasadas, y hemos quedado a las 5.15. Me parece que dormiré poco otra vez…


¡Carretera y manta! Rumbas, patxanka y reggae animan el viaje. Huesca, Barbastro, Graus... van quedando atrás. En Benasque, el pan. Joder, es la panadería más difícil de encontrar de la historia. Ya no queda na’ para nuestro destino: el aparcamiento junto a Borda de Librada.


Nos ponemos las botas, nos preparamos para caminar - “Se me ha olvidado el mechero” – Dice Cuco. Pues sí que empezamos bien, porque a mí se me ha olvidado el frontal. Al final, consigue uno (se lo pide a no sé quien), y podemos iniciar el ascenso.


La Luna y el Sol no sólo dan vida, sino que también refrescan


La subida es empinada y Cuco, que ha comido mal toda la semana (recién operado de la muela del juicio), empieza a no tener fuerzas. Afortunadamente, llegamos al Ibón Chico de Batisielles y podemos tomar un respiro.


Panorámica del Ibón Chico de Batisielles


Seguimos subiendo y a Cuco le da una pájara del carajo, así que se va quedando atrás. Como hay más gente ascendiendo, yo sigo a mi ritmo, porque si no sé que “moriré” en cualquier momento. Así que, china-chana, china-chana, llego hasta nuestro sitio de pernocta: El Ibón Grande de Batisielles. Cuco lo hará al rato ¡Lo hemos logrado! Miramos la hora: nos ha costado menos que el tiempo establecido.


Ibón Grande de Batisielles. Junto a él, excursionistas que había dejado atrás debido a mi ritmo frenético.


Habrá que comer ¿No? Sacamos la comida. La primera sensación: hay poca comida ¿Y dónde carajo están las salchichas? Bueno… No tenemos suficiente comida para pasar estos días. Cuco sugiere pescar unas truchas para cenar. Accedo, pero quillo no quiero verlas sufrir, es superior a mis fuerzas. Al final, tendremos tres truchas para añadir a la cena.


Cuco pescando


Después de comer, pescar, leer, descansar un ratillo, decidimos dar una vuelta para ver que podemos hacer el día siguiente.


Un diablillo anda suelto en Batisielles…


Nos vamos dirección las Agullas de Perramo. Vemos un montón de ibones por todos lados. Además, a lo lejos, un grupillo de corzos.


Corzos


Está avanzada ya la tarde, así que hay que regresar. No tenemos luz (se me olvidó el frontal), por lo que tendremos que cenar pronto y aprovechar la que nos ofrezca la Pachamama para poder leer un poquito antes de dormir. En este intervalo de tiempo, el de preparar la cena, montar la tienda, cenar… la sucedido no tiene nombre. Los mosquitos de este ibón son unos auténticos vampiros. Creo que han mutado y se han vuelto chupa-sangres de excursionistas pues necesitan saciar su sed de sangre fresca. Aún tengo grabada la imagen de Cuco con siete u ocho mosquitos en la espalda, unos cuatro o cinco en los brazos… a mí picándome en la cabeza, también a través de las mallas… Bueno, como ejemplo la imagen de la solución:


Tapados hasta las orejas. Los mosquitos han mutado y se nos están comiendo vivos.


Llenos de picotazos, con poca cena (aunque suficiente), en nuestras tripas, y con la poca luz que nos queda vamos a la tienda. Allí, protegidos de los mosquitos nos tumbamos en los sacos. El libro por las primeras páginas y cada vez hay menos luz. No sé a que hora, pero no debía de ser muy tarde, me quedo dormido.


Buenas noches


Continuará…

viernes, 6 de julio de 2007

Cumpleaños y Zaragoza Ciudad (fin de semana total)

Cumpleaños

Bueno, bueno, mi cumpleaños fue genial. Podría decir que comenzó la celebración nada más empezar el Jueves a las 12 de la noche, puesto que no sólo iniciaba mi día cumpleañero, sino que además dejaba el Ginos (era mi último día de camarero descerebrado), y había que darse un homenaje. Gabriel, Chakir y yo nos convertimos en los más crápulas de la noche, jejejeje. Bueno, que Daniela y sus compinches (con quienes nos encontramos a altas horas de la madrugada), tampoco se quedaron atrás…

El despertar no fue nada mal. El Sol derritiendo mi cerebelo, hilando mis ojos, achaparrando mi cuerpo. Mensaje de Bea, de Cuco, llamada de Sergi… Así da gusto empezar el cumpleaños. Llego a casita, la ducha de rigor y… comida en casa de la mía mamma. Daniela ha preparado tiramisú; mi madre, a cambio, paella. Papeo, regalicos y risas, muchas risas. ¡Parece que promete!

He de ir al Ginos a por la ropa y despedirme de mis compañeros/as. Llevo un día tan liado que, en esta ocasión, no puedo marchar a la manifestación. Regalito de Paola y postre improvisado de Alvarito (manzana, caramelo, nata y salsita de frambuesa), con motivo de “mi día especial”. Allí no hay cobertura ¡Merde! Mensaje en el buzón de voz de mi primo, mi tía… ¡Esa pedazo familia que está allá! ¡Ay! La emoción me llena por dentro… Oír sus voces, sentir su cariño, saber que están allí, al otro lado del océano… ¡Brutal! Gracias familia querida.

¡Vir y Belén! Me encuentro a Ana. Runa se ha perdido, hay que buscarla. Doy rulos con la bici, no veo nada. No puede ser, mi cumple no puede acabar así. Hay que encontrar a esta perrilla loca; pero, na’ yo no la veo. He de ir a casa, dejar la bici, coger las cosas para abrir el bar… y mi cabeza pensando en Ana, en la esperada llamada de que ha encontrado a la perra.

Está todo preparado en el Calaveras para que la gente baile ¡Hay que seguir con el festival! La Conchi, María… Bea, Pilar, Laura… Isoide, Paloma… mis compinches del curro…Gonzalo, Pablito… Vero, María, Sarita… ma chèrie Cristina, me acompañan. Creo que la felicidad se me notaba en la cara. Y todavía más cuando aparece Ana y, en sus brazos, esa Runa despistada. ¡Menos mal! Ahora sí que sí ¡Guarito pa’ celebrarlo!

Día de descanso, de recuperación festivalera. Mas la noche vuelve a llamar a mi puerta. Es Viernes y, como no, he de abrir el Calaveritas. Primero, cenita en la Birosta con Vicky, Anika, Isabel, Viky, Paul y [No recuerdo el nombre], a la que se unen Carlos y Pepa. Javi Joven me anuncia que tenemos invitación para el Zaragoza Ciudad. Pues iremos, claro que sí. Seguidamente, vamos al Calaveras a que bailoteen un poco. El homenaje al Fary es obligado… Justo cuando suena el Boogaloo, aparece Javier L., con su sonrisa amable de siempre. ¡Cómo me alegra ver a este quillo, carajo! Le voy a contar el porqué de mis corbatas; pero, hay jaleo y no me da tiempo. Después, la linda Isabel, con sus rizillos, que se acerca a la barra. Después de ese baile, quilla, la luna…

Sábado: Zaragoza Ciudad


Es de mañanita. He madrugado para poner el Calaveritas en orden. De camino a casa, me encuentro con Luisito: ¡Ala, un cafelillo rumbero! La terracita del Entalto no está llena, así que nos sentamos. Al lado nuestro dos quillitas bien majetas que se ríen (como nosotros), de dos perros locos que están destrozando un cartón. – “¿Vosotras sois del norte, no?” – Preguntan de la mesa de al lado –“Sí” – “Ya, se nota porque habláis en noruego…” Jajajaja. ¡Brutal! No sé qué me comenta una de las quillitas, pero nos reímos…

Después de estar un ratillo con el mío pappa, mis brothers, Carmen, Sylvia y súper Diego, marcho para el Príncipe Felipe. Afortunadamente, me encuentro a Ana, que me dice que hay que coger billetito para el autobús. Así que, junto a ella, voy a la ventanilla y después al autobús. De camino, policía haciendo registros. ¡No jodas! Tíos, que es un concierto ¡gonorrea! No sé, no lo veo lógico. Es un festival de Rap, ¡cojone!, no hagáis la chasta, que sólo es un poco de fumeteo y, además, ¡para ir de concierto! Grrrrr.

Zaragoza Ciudad. Allá está Javi joven esperándome. Llego y damos un rulo. Los conciertos se van sucediendo. Huellas de barro suena muy bien. “Me siento rapero”, exclamo como un chalado. Vemos los graffiti, escuchamos ragga donde Davo, hacemos compinches… De repente, atisbo a las quillitas de la mañana, allá, arriba en las gradas. Le cuento la historia matinal a Javi, así que éste, ni corto ni perezoso, se marcha arriba con ellas. Yo, mientras, bailo abajo. Acaba el concierto y el muy pendejo que sigue de palique. Pues habrá que subir… “Hola, noruegas” Jejejeje, esta vaina empieza con risas. A mí, lo de estar sentado como que no me mola. Me levanto y bailo, puesto que no molesto a nadie. Ellas me siguen, y Javi también. Ahí estamos los cuatro, arriba del todo bailando… Ya se sabe, el que no baila muere. Causalidades de la vida (no recuerdo cómo fue la conversación, pero era de conciertos), estas quillas de Vitoria conocen a Ana (sí, la de antes, que es la misma que la de Beenie Man, Bisecas, Panteón Rococó…), quien, por cierto, estaría bailando entre el público en esos momentos. No, si lo de que el mundo es un pañuelo está más que claro… El cabeza de cartel, Wu-Tang Clan ¡brutal!, El Sr. Rojo, muy bueno, al igual que Xhelazz Y, para finalizar (al menos para nosotros dos), Violadores del Verso, que me sorprendieron gratamente. Realmente buenos estos quillos en el escenario, sí, sí...


Domingo, día de recuperación de un fin de semana tan largo y repleto de citas

martes, 3 de julio de 2007

Me las piro... vampiro

Recién tatuado, marcho en breves a mis queridos Pirineos. A la vuelta, un sin fin de historietas...

Besos como soles amaneciendo entre las montañas.

lunes, 2 de julio de 2007

Carta a un empresario

El texto que viene a continuación no está escrito por mí, sino por un compinche que me pidió si podía publicarlo en este destartalado Blog. Por supuesto, accedí sin reparo, así que allá va:
Esta carta ha sido entregada a un empresario. El motivo: una tarde me cogió por el hombro y me dijo que estaba muy contento con mi trabajo y que a mi ida me concedería el paro; me recalcó que me daba su palabra, que su palabra era....., en fin su palabra. Mi sorpresa fue mayúscula cuando subí a la oficina y, tras una agradable charla, me dijo que no me había preparado los papeles. El mundo se me cayó encima, no me lo creía. Me había dado su mano, eso era mucho para mí, y en aquel momento me di cuenta de que el empresario no tiene palabra. Es él y su empresa, no le importa que tu espalda esté destrozada de trabajar para que él reciba su fruto.

Tras hablar, llegamos a un acuerdo por el cual me concedía el paro; pero, decidí que no podía irme de la empresa sin que el supiera como veía a su persona y que no comprendía su comportamiento. La desconfianza hacia ellos crece cuanto más los conozco; pero, la solución no es que trabajador y empresario lleguen a desconfiar mutuamente, sino que se creen lazos que no nos hagan tan diferentes o por lo menos que podamos comprendernos. Utopía… algún día os lo diré.


A la atención de [el empresario]:

Debido a la situación que se produjo el viernes, creo que debo escribir estas palabras.
En un primer lugar, para que el mal entendido no quede en el olvido, ya que me sentí muy dolido. Fue un duro golpe, el cual no me esperaba; pero, me sirvió para darme cuenta que no comparto la vorágine de las empresas.
Ahora, sé que llevar el mando de una empresa conlleva la transformación de la persona, porque estoy seguro que la persona no hace a la empresa, sino que ésta hace a la persona.
Tal vez la empresa sea muy importante, pero creo que más importante es la palabra de la persona, por lo menos para mí.

En segundo lugar, porque me enseñó, en ese pequeño espacio de tiempo, a lo que me voy a enfrentar en un futuro, cosa que le agradezco.
Pocas personas sabrán en su vida lo que para usted es la empresa y lo que para ellos supone el trabajo que realiza.

Es muy difícil llevar adelante ese "barco" en el que todos navegamos. La mejor forma de dirigirlo, nadie lo sabe. La experiencia es una gran fuente de sabiduría y espero que pueda seguir adelante llevando a la empresa a un lugar más alto; pero, quiero compartir una frase con usted que creo que puede ayudar a llevar a mejor puerto las relaciones entre empresario y trabajador.

"Mi táctica es hablarte y escucharte para que juntos construyamos un puentes indestructible".

Mario Benedetti.