Día de extrañas sensaciones, de búsqueda, de pensamientos diluidos entre la espuma salvaje de calmadas aguas. Tocaba asumir lo que ayer se exponía definitivamente ante mí: mi vida es un ciclo o, más bien, mi vida es un continuo devenir de diferentes ciclos. Me preguntaron ayer: “Estás muy callado” Y sí, lo estaba. Apenas hablaba, la mirada fija, perdida, recorría las coloridas paredes. Cansancio, decía mi boca; otra vez, que casualidad, apuntaba mi mente. Absorto en mis pensamientos, el tiempo se desvanecía apresuradamente hasta llegar a la hora de las carrozas. Absorto en mis pensamientos disfrutaba el poco tiempo que me quedaba con tan grata compañía. Sentado, extasiado, ciclo y torbellino detonaban mi pecho cansado.
Es curioso lo lejos que estabas y que ahora estés tan cerca. Anoche, una nota que ya ni recuerdo. Anoche, un espacio de rojo embriagado. Anoche, amanece y estás (y más gente), a mi lado. Dos besos, cariño, feliz cumpleaños. Anoche, es de día y tú al otro lado. Anoche, termina y ya he despertado. El cuarto, vacío, y yo ensimismado. Salgo a la calle, bajo la mirada, camino perdido con un rumbo claro. Me alegro, y mi mundo, de haber sido invitado.
Y hoy, como no, los regalos. Uno llevaba “escondido” millones de años. Lo cogí y lo guardé en su sobre cerrado. Sabía, sin duda, que un día, y que no a cualquiera, sería entregado. Estaba esperando el momento adecuado, quizás la persona, quizás un suceso, quizás un instante de mi ciclo ya expuesto. El otro, por mí elaborado. Y salgo a la calle buscando el Sur. Mil gracias, quillitas, os doy mil abrazos.
No llego tan lejos. Belén, en la barra, y yo que me adentro. Así que me quedo, cenamos y hablamos. Las cartas, boca arriba, nos muestran su juego. Por eso, yo apuesto, por más cafelillos, cañitas, o dulces momentos.
Frente a mí, ahora, una servilleta: “Te cambio 1 flor x un trozo pequeño de evasión”. En ella, una flor dibujada…
¡Feliz cumpleaños!
No hay comentarios:
Publicar un comentario