miércoles, 28 de noviembre de 2012

Vacaciones de verano: Cartagena de Indias (parte I)


29 de Agosto de 2011
Llegamos a Cartagena después de 12 horas de viaje. Para este largo recorrido habíamos decidido elegir una compañía bastante más lujosa que las anteriores (aunque sin pasarse), puesto que iba a ser mucho rato el que íbamos a estar en el camino. Viajamos con Unitransco, perteneciente a Expreso Brasilia, a un precio de 108.000 COL.

El hotel que reservamos por Internet, Hostel Marlin, está en Getsemaní, bien lejos del terminal de autobuses; pero, en puro centrito de Cartagena. Podríamos decir que sería como el arrabal de la antigua ciudad, pues está situado justo al lado de la zona amurallada. El recorrido en el taxi es largo, con trancones y algún choque de coches incluido en el paquete. El precio acordado (fuimos con un guiri al que ofrecimos que se montase con nosotros para repartirnos el coste), fue de 12.000 COL.

Hostel Marlin: 3 noches por 57,24 € (precio en euros porque así aparecía en Internet), por habitación doble.


Nada más llegar, una ducha y a visitar el centro histórico de la ciudad. Allá, hace mucho calor, razón por la que, a pesar de la ducha, si sumamos el cansancio, Marta no pudo disfrutar de sus calles llenas de color. Era el día de aclimatarse al duro calor y humedad de Cartagena, así que, después de recorrer sus calles y almorzar, marchamos a descansar.


Allá, retomamos la tradición de cena con bocatas del Éxito y visionado de Yo me llamo y, seguidamente, El secretario, puesto que las pateadas y el calor diario te dejan bien cansado a horas no muy tardías.

martes, 13 de noviembre de 2012

Festival de las grullas


Me dijo mi amor que la llegada de las grullas era un acontecimiento que teníamos que visualizar juntos.

Aprovechamos que estaba el Festival de las grullas para poder vivir ese momento acompañados.

El discurrir de tan maravilloso espectáculo es de extremada belleza.

A veces pienso que las personas se han olvidado de que la naturaleza es el más preciado museo que tenemos. No hay paredes, ni hay obras hechas por el ser humano. Pero, difícilmente, el arte nos llevará nunca a una contemplación tan sublime.

Gracias

martes, 6 de noviembre de 2012

Vacaciones de verano: Medellín (parte 03)



28 de Agosto de 2011

Marchamos a la Biblioteca de España pensando que será un conjunto urbanístico y arquitectónico donde poder pasar la mañana. Así que, cogimos el metro y, haciendo transbordo, el metro-cable.

Comienza la ascensión por el aire y, desde las alturas, podemos divisar, a medida que pasamos sobre los edificios, otra Medellín. Casas hacinadas y castigadas por la tormenta del día anterior ofrecen la sensación de pobreza. Veo gente arreglando sus tejados, que utiliza piedras y ladrillos para que no se levanten. Sin duda, esto no es un Medellín para “gringos”.

Bajamos y la zona es un poquito mejor de lo que hemos estado viendo durante el trayecto; pero, no mucho. Allá “hay barro”, no cabe ninguna duda. Somos los únicos “gringos” de la zona y, para colmo, la biblioteca está cerrada. Ésta consta tan solo de dos edificios y un mini mirador. Vamos, que realmente está muy alejada de la idea original que rondaba por mi cabeza. No obstante, había merecido la pena caminar por esta otra Medellín.

Es curioso que el metro-cable cueste sólo 1.500 COL y que, además, vaya junto con el billete del metro. No sé lo que costaría en Zaragoza (acá llamado telecabina), pero seguro que más de 5 €. Bueno, lo acabo de mirar. Costaba, nada más y nada menos que… ¡9 €! El precio de adulto de ida y vuelta. ¡Hay que joderse!


Regresamos al centro. Ese día había menos gente y pudimos disfrutar más del urbanismo de esa zona. De nuevo, decidimos almorzar por allá, puesto que, por la tarde, tomaremos el autobús a Cartagena de Indias.

En el autobús, nos ponen Transformers ¡Qué película más mala, por favor! Y dicen que es la mejor de las tres… ¡buuuf!