viernes, 29 de mayo de 2009

F.C. Barcelona: Merecido campeón

Imagen extraída de: http://www.blaugranas.com/

Bien es sabido que a mí el "fúrgol", ni fú ni fa. Para mí, es un deporte más y si hay un partido que, por sus características, o por el equipo que juega, puede ser interesante y lleno de espectáculo, pues intento verlo, tal y como haría con "la basqueta", el tenis, balonmano y demás. Ayer jugaba el Barça y, además, era la final de la Liga de Campeones. Por eso, preparé mi cenica, me compré unas pataticas, una coca-cola y me senté ante el televisor para visualizar el encuentro.

Al terminar el partido, yo solito en mi salón, aplaudí al campeón. Había ganado la final mostrando su superioridad y dejando patente que, sin lugar a dudas, estábamos ante el mejor equipo de Europa. La Copa del Rey, la Liga y, finalmente, la Liga de Campeones, ratifican que es el equipo que mejor juega a esto de darle patadas al balón.

Al terminar el partido, recordé las frases que había oído al medio día de muchos seguidores del Real Madrid, que deseaban que ganase el Manchester. Realmente, me pareció terrible. No porque el Barça sea un equipo español, como aducen algunos/as. Sino porque, desear que no gane el Barça es desear que no gane el fútbol bien planteado, jugado con maestría, con espectáculo, con valentía y, sobre todo, al toque y al ataque. ¡Ojala todos los equipos jugasen con ese estilo! Porque el fútbol, no sólo sería lo que es ahora, un mundo de industria y de desorbitadas cantidades de dinero en movimiento. Quizás, el fútbol volvería a ser un deporte que apetece ver y no, como en muchas ocasiones, un auténtico peñazo sin goles y sin jugadas bonitas que te llevan al más absoluto aburrimiento.

Por eso, me alegro mucho de que el Barça haya cosechado todos estos títulos, porque buen fútbol y victoria se han dado la mano, y eso es lo que hace grande a los deportes en equipo.

¡Enhorabuena, quillos!

martes, 26 de mayo de 2009

Cita

¿Es justo que un hombre se pase todo el día sobre una plancha caliente? ¿Entonces, por qué Dios nos dio la hierba y los árboles? ¿No tiene “X” derecho a gozar de eso también? ¿Tenemos que ser esclavos toda nuestra vida –sólo para hacer dinero y dinero y dinero…?
HENRY MILLER, Max y los fagocitos blancos

viernes, 22 de mayo de 2009

En busca de la película perdida: Pista 01

Ya estamos acá con un nuevo concurso. Como bien se puede intuir, se trata de adivinar la película y su director. Esta vez es fácil no os quejaréis...

Como siempre, para los/as que ya habéis concursado, pero sobre todo para los/as nuevos/as, cada Domingo (inicio en Viernes porque este finde estoy muy liado), una nueva pista. Con cada pista, se puede contestar más de una vez (en la sección de "pendejadas varias"). El /la primero/a que acierte se lleva premio. En esta ocasión, una peliculica.

Suerte y a juuuuuugaaaaaar!!!!!

martes, 19 de mayo de 2009

The Straight story y Mulholland drive: doble sesión del Universo Lynch

Ayer, el cineforum fue en mi casa. Unas tostaditas, una deliciosa tarta de chocolate (negro y blanco), y The Straight Story (Una historia verdadera), una de esas joyitas del cine basada en un hecho real y que el señor David Lynch muestra con un cariño exquisito. Alvin cogió su cortadora de césped y se lanzó a un realizar un trayecto de quinientos y pico kilómetros, un recorrido de seis semanas para ver a su hermano. Sin más, ese es el argumento. Pero, entre medio, aparece la humanidad, los sentimientos, las reflexiones, la dulzura de un ancianete la mar de simpático que, enseguida, se vuelve entrañable al espectador. Pero, entre medio, unos cuantos personajes que, ante una primera sensación de extrañeza e incomprensión por la hazaña de Alvin, pronto cambian su punto de vista y recuperan parte de esa vida perdida. Sin duda, una película que no hay que dejar de ver ¡C'est fantastique!

Y de un viaje pasamos a otro, al de la mente humana. Un accidente y, con él, un misterio que resolver. Otro peliculón del señor Lynch, una obra de arte de pies a cabeza. Un accidente, o tal vez no. Un choque de coches, o tal vez no. Un choque de sentimientos, de pensamientos, que nos lleva a la tortuosa mente atormentada. Quizás, el tedioso Freud sí que sirvió para algo: que David Lynch lo empleara para hacer películas. Aunque, bueno, Dostoyevski también tiene algo que decir... jejejeje. Mulholland Drive es compleja. Es un viaje en el que hay que permanecer bien atento y que, partiendo de las absurdas teorías del afamado neurólogo austriaco, intentaremos no perdernos en un film que nos ofrece adentrarnos en el mundo creativo de este magnífico director.

En definitiva dos películas bien diferentes que, tras su visualización, harán que amemos un poco más el cine.

lunes, 18 de mayo de 2009

Encuentros en una onírica Macerata

http://pensaremacerata.wordpress.com/2008/09/09/pensare-macerata/

Desperté el Domingo. Le conté a Marta que había tenido un sueño. Ella estaba en Macerata de Erasmus y yo viajaba a visitarla. Allá, Macerata era distinta. Había muchas casas blancas con persianas de esas de madera que se enrollan con una cuerda. Recorríamos sus calles e intentábamos quedar con una amiga suya que nunca llegaba... Llegaba la hora de mi regreso y, presurosos, fuimos por las calles de esa Macerata que mi cerebro construía a su antojo. Mi salida era inminente, así que, al final, no veíamos a su amiga.


Esa misma noche abrí mi correo de acá el del Blog, buzón que reviso cada bastante tiempo, algo así como cada dos semanas. Había un menaje de una quilla que me escribía desde Mallorca.

Hoy quedamos a echar un café. Le conté a Marta que había entrado en contacto con una quillita que quería viajar a Macerata y que, cosas de la vida, había caído en mi Blog. Así que me pedía información. Desde ese momento, habíamnos seguido enviándonos mensajes con aclaraciones, invitaciones viajeras, invitaciones de de casas y frijoles...

Yo no había caído en esa extraña coincidencia. Soñé con una Macerata en que Marta estaba de Erasmus... Ese mismo día, por la noche, abrí mi buzón de acá (ese que visito algo así como una vez cada dos semanas), y allá, una quilla que por motivos universitarios, me pedía información (tan sólo dos días antes), de cómo llegar a Macerata.

Nueva casualidad inmersa en la causalidad...

Al otro lado de la Red...

Al otro lado de estas teclas, de esta (y de cualquier) pantalla, hay gente. Sí, hay personas que viajan, que sueñan, que no conoces y que... ¡Zas! En un momento, de purita casualidad, aparecen en forma de letras, en forma de preguntas, de "llamada", como seres incorpóreos sin apariencia ni lugar. Entonces, tras contestar, empiezan a "dibujarse" ante ti, a hacerse cercanas, a tomar cierta corporeidad.

Gracias por estar allá, gracias por estar acá. Gracias por ser algo más que teclas llevadas por una pregunta banal.

Un segundo logra crear ilusión... Y, sin duda, hoy podré contarlo con una amplia sonrisa.

sábado, 16 de mayo de 2009

Esos seres verdes...

Se habían marchado ya todos/as los/as niños/as de El Dado. La evaluación estaba realizada. Tomé el móvil entre mis manos y vi unas llamadas perdidas. Eran de de dos personas de grupos de compinches dispares, pero con un amigo común como punto de conexión. Un mal presagio me vino a la cabeza. Telefoneé. Estaba en lo cierto. Tomé mis enseres y me despedí de mis compañeros, presuroso de coger, cuanto antes, un taxi.

Miraba por la ventanilla y me vino a la cabeza la primera o segunda vez que lo vi. Me acerqué a su mesa con una "suela de jamón".

- "Llévasela a mi padre, que le invito yo"

Me acerqué. La deposité en la mesa y él me preguntó:

- "¿Y esto?"

- "No sé, me lo han dicho los seres verdes que tengo encima de la cabeza".

Allá, en ese mismito momento, me convertí en "ese amigo tuyo loco que trabaja contigo". Luego, cada vez que nos encontrábamos, las risas salían con fuerza, alborotadoras ellas, en un histriónico sonido que despertaba hasta a los más borrachines del lugar.

Recordé aquellos momentos, ese primer encuentro y todas esas posteriores risas; mas, esta vez no me salió ni una mínima sonrisa...

Recordé aquellos momentos de abrazos, de calurosos saludos y de anécdotas divertidas que nos transmitían hilaridad continua. Mas, esta vez, tan sólo las calles, al otro lado de la ventanilla, quedaban detrás de mi vista...

Hasta siempre, amigo.

domingo, 10 de mayo de 2009

Déjame entrar

Imagen extraída de: http://blog.barcelonatv.cat/

Hace un par de semanas marché al cinema con la intención de visualizar "una peli de terror que está recibiendo muy buenas críticas". Avisé a la mía mamma de que iría a cenar a la suya casa y, así, acercarme luego a los Renoir.

- "¿Qué vas a ver?"

- "Déjame entrar. Un peli de vampiricos"

Mi anterior (y última hasta el momento), cita con la filmografía vampírica fue, debido a una salida programada con nuestros/as quillicos/as del Centro de Tiempo Libre, con Crepúsculo, una película donde se le da una estúpida vuelta de tuerca a mis queridos no-muertos y en la que nada se pide al espectador más allá de visualizar una cinta de amor para adolescentes. Acá, nada se cuestiona. Los vampiros buenos son "vegetarianos" (chupan la sangre de animalitos), mientras que los malos, como no, matan a los humanitos inocentes del harmonioso pueblo; se nos presenta a los no-muertos como seres maniáticos hasta la médula, ¡no más!: "uy, no me siento al lado de la quillica guapa no se sabe porqué"; "los días muy soleados, como soy muy blanquito, mejor me quedo en casa, que si no pierdo mi aspecto gótico de tienda glamourosa"; "como somos una familia de rarunos, mejor no nos juntamos con los/as chavalicos/as del insti", etc. Vale, que luego descubres que el olor de la sangre de ella le vuelve loco; que con el Sol, en lugar de morir (no me jodas, pinchegüei), el cuerpo le brilla como si estuviese rodeado de diamantes; que la familia vampírica prefiere no meterse en líos aceptando el romance de uno/a de ellos/as con un humanito normal y corriente.

Si a toda esta majadería, le sumas unos cuantos "espectaculares" efectos especiales, un porrón de "chicos/as guapos/as" (¿el protagonista-come-anchoas es guapo? ¿Y el cara niño esmirriado?), y un poquico de acción... y una inteligente operación previa de lanzamiento al mercado... ¡taquillazo a la vista!

Salí de la sala con la decepción de pensar que el mito del vampiro se iba al carajo. Me imaginé que muchos niños/as y adolescentes de hoy iban a tener su primer acercamiento al mito del vampiro con estos no-muertos edulcorados que pueden vivir bajo la luz del Sol y se dedican a succionar la sangre de esos seres inferiores al ser humano (convenido así por purito y mezquino interés), en lugar de aquellos seres malditos que aterrorizaban a poblados enteros que descubrí al leer Drácula y visualizar, posteriormente (a temprana edad, todo hay que decirlo), esas pelis de la Hammer que echaban por la tele con Christopher Lee y Peter Cushing, con sus afilados colmillos, el erotismo de las quillas ligeras de ropa, las estacas clavándose en el corazón, las cenizas de la muerte bajo el Sol, las persecuciones a vida y muerte...

Me introduje en la sala. Estábamos cuatro gatos. Me puse en una fila no muy alejada. Tenía ganas de ver lo que se me iba a presentar. Salí de la sala. Tomé a Boogaloo y me puse a pedalear hacia el hogar. Hablé con Marta. Me fui a dormir... A los días, íbamos hacia Tarazona y le pregunté:

- "¿Si fuese un vampiro y tuviese que matar cada noche o dos a alguien, me admitirías?"

Debatimos sobre el valor de la vida y cómo se ha establecido éste por cultura. Hablamos de los animales y de nuestra impuesta superioridad. Charlamos sobre la necesidad de la comida para poder sobrevivir... Finalmente, me dijo que sí.

La película es fría, como sus nevados paisajes, como la piel de Eli, como el rostro apenas expresivo de Oskar. Es pausada, pero llena de ritmo. Es extrañamente humana, porque los humanos son crueles (acosan y humillan al protagonista en el cole), son bufones borrachines de barrio, o tenemos a un protagonista cuyos máximos sentimientos mostrados son la venganza y la ira), mientras que nuestra querida no-muerta, la no-humana, es quizás, la que más sufre, la que más "humana" se nos presenta, la que se avergüenza de su olor, la que llora al no saber si podrá preservar su amor. Es silenciosa, porque con los gestos y las miradas, se nos cuentan las cosas para las que no existen palabras. Es contenida, pero con fuerza al mismo tiempo, como demuestra esa impresionante escena de la piscina en la que, fuera de campo (y por tanto ajena a los ojos del espectador), tiene lugar una ensañada matanza cuyos resultados se muestran una vez sucedidos.

Esa noche, había visto una bonita historia de amor. Un amor que lo supera todo. Una deliciosa (aunque macabra), manera de mostrar cómo dos seres solos (uno por raro -insultado, rechazado en el colegio-, la otra por ser diferente -no olvidemos que es una vampiro-), y aislados de la sociedad, se encuentran, se enamoran y deciden luchar por mantenerse juntos. Será él quien aceptará que "su chica" tenga que alimentarse de sangre humana, que no pueda soportar la luz del Sol (o morirá envuelta en llamas), que sea una máquina de matar... Será él quien ganará la seguridad de no sentirse solo nuca más. Y aquí, es donde al espectador se le pide algo más, esa reflexión que no aparecía en Crepúsculo, porque aquí no hay vampiros malos ni buenos: aquí hay una no-muerta que tiene que matar para poder seguir deambulando por este Mundo nuestro. ¿Supera el amor todas las barreras y hemos de luchar por él hasta la médula?

Esa noche, había visto una terrorífica historia de amor. Un amor que no es tal, sino de engaño y desolación. Una deliciosa manera de mostrar a una sanguinolenta no-muerta que consigue con sus artimañas y poderes malignos (no olvidemos que es uno de esos tópicos recuperados del mito del vampiro), un nuevo esbirro que le proporcionará cobijo y alimento (al igual que hacía el personaje del principio de la película), aprovechándose de la situación de soledad y vulnerabilidad que posee el niño. Y aquí, es donde al espectador se le pide algo más, esa reflexión que no aparecía en Crepúsculo: ¿no será eso lo que, a veces, acepta la gente en el amor en esta sociedad actual?

Es una película que no deben de perderse, mis cuates.

viernes, 8 de mayo de 2009

De los nervios...

¡No puedo más! Estoy que me salgo de mi cuerpecillo rumbero por todos lados. No me subo por las paredes porque si no pensaría, muy seriamente, que tengo poderes. No salgo a la calle a chillar de alegría porque es tarde y la gente duerme, porque corro el riesgo de que me echen un pozal de agua, todito enterito, por encima, porque me pondría a correr, sin pensar que carajo hago (como le pasó ayer a Guardiola), totalmente lleno de euforia. No me voy a un bar a celebrarlo por todo lo alto porque estoy hace ya mucho en el hogar y mañana toca madrugar...

¡GIRA EN ESPAÑA DE NO TE VA GUSTAR! Y sí, ¡puedo marchar a verlos! La esperada cita será, para mí, en Madrid (único sitio al que puedo ir por fecha). ¡Buf! No puedo más... estoy de los nervios. Voy a pillar, ahorita ya mismito, las entradas por el Interné. ¡YIIIIIHAAAAAA!

"... y le hace clan, clan, clan, el corazón"

jueves, 7 de mayo de 2009

D

"Así da gusto, compadre. Nos vemos"

"Gracias por este despertar tan potito. Pero, quizás te has equivocado de zagal. Jiji. Besucos."

miércoles, 6 de mayo de 2009

Macaco - Seguiremos

Porque, hoy, cuando iba hacia Médicos del Mundo, ha sonado en mi IPod y me ha metido un buen rollito positivo de la leche, releche. Y es que, se puede discutir lo que hace ahora Macaco (a mí, personalmente, este disco me ha sorprendido gratamente), pero con letras así de simplonas, realzar de esta manera el optimismo y las cosicas positivas, tiene su mérito:

Si dicen perdido, yo digo buscando.
Si dicen no llegas, de puntillas alcanzamos.
...
Si dicen caíste, yo digo me levanto.
Si dicen dormido, mejor soñando.


martes, 5 de mayo de 2009

Viajecico rumbero a Tarazona

Vista de Tarazona

Cogimos el autobús, destino Tarazona, el Viernes de mañanita. Llegamos sin saber dónde se ubicaba nuestro hostal, así que decidimos que sería buena idea pasar por la Oficina de Turismo. Con nuestros planitos y nuestras ganas de disfrutar, nos dirigimos al Palacete de los Arcedianos (edificio del Siglo XVI), para poder dejar allá nuestros enseres. La fortuna estaba de nuestro lado: a pesar de nuestras bromas, que llevaron a un divertido equívoco, el pequeño apartamento era nuestro. Comenzaba bien nuestra andadura por tierras turiasonenses.


Palacete de Los Arcedianos. Foto extraída http://www.palacetearcedianos.com/

Era Viernes y nos quedaba toda la tarde por delante. Era el día destinado a conocer las calles y monumentos de la urbe que nos iba a acoger. Así, fuimos recorriendo sus calles, comenzando por La Judería, con sus Casas Colgadas; y, seguidamente, un montón de monumentos: la Iglesia de la Magdalena, cuyo origen se remonta ya al Siglo XII; el Ayuntamiento (S. XVI); la Catedral (cerrada desde 1985), cuyas obras comenzaron allá en el Siglo XII, pero que siguieron durante el S XV y XVI, viéndose, por tanto, los estilos románico, gótico, mudéjar, renacentista e incluso barroco; el Teatro de Bellas Artes (1921); el crucifijo (S. XVII), sito en la salida de la ciudad, entre muchos otros.

La Plaza de Toros de noche, iluminadica ella...

Ya, de tarde-noche, fuimos a tomar un tentempié a un curioso bar. Allí, de repente, se nos acercó un chamaquito de un año llamado Marcos. Ni corto ni perezoso, se sentó con nosotros e hizo muy buenas migas con Marta, con quien se sentía tan a gustito que increpaba a su madre para que también tomara asiento a nuestra vera. De camino a nuestro temporal hogar, recordábamos con alegría este divertido suceso.


Amanecimos más tarde de lo esperado. Bueno, hicimos el remolón un buen ratillo antes de poner en marcha nuestros cuerpecillos rumberos. Nos levantábamos más tarde, pero nada ni nadie nos encorría. Estábamos para descansar, para desconectar, para estar juntillos unos días y disfrutar de nuestra compañía. Ser conscientes de ello nos hacía más partícipes de esa diversión rumbera que se adueñaba de nuestros actos durante aquellos tres días (bueno, creo que de todos y cada uno de nuestros días).


Realizamos las compras necesarias. Bueno, todas no. Nos faltaba el pan y unos vasicos de plástico. Preguntamos en la panadería y nos comunicaron que, casi en frente, había una tienda donde seguro que encontraríamos. Nada más entrar la sorpresa volvía a dejarme atónito ante un inesperado encuentro ¡Santa Bárbara de los Ojos Abiertos! Era la tienda de la madre de Marcos. ¡Vale! Tarazona es pequeño. ¡Vale! Era fácil volver a encontrarnos por sus calles… ¡Pero que, justo, nos manden a esa tienda y allí trabaje ella es mucha casualidad!


Quedamos embriagados por toda esa miscelánea tonal que precedía al Moncayo

Preparamos la mochilita y comenzamos nuestra caminata. Tan sólo un plano en el que no se detallaba nada. Pero, con Marta convertida en “pequeña sherpa” y las ganas de seguir hilvanando un maravilloso fin de semana, llegamos a nuestra primera parada: Grisel, donde nos recibieron a ritmo de baile de gigantes. De nuevo, un encuentro, esta vez el de Alberto (¡no paro, eh!), nos anunciaba que a las 18.00 horas había dance, por la Feria de Grisel, en el pabellón. Parecía buen plan, sí señor…


Los Gigantes que nos recibieron en Grisel

El camino hasta Trasmoz se hizo un poco más largo. A ello ayudaba el calor y el hecho de deambular por caminos que, sin lugar a dudas, no eran los más correctos para llegar a nuestro destino. No obstante, a la hora convenida, entrábamos en esta pequeña población. Sabedores de que en ella habitan las Brujas, no estuvimos mucho tiempo. Mas, ellas se apresuraron y nos enviaron uno de sus hechizos. Poco a poco, mientras caminábamos, íbamos convirtiéndonos en pequeños y risueños cangrejos de río.


Vista de Trasmoz

Llegamos a Grisel justito a las 18.00 horas. Allí, saboreamos el dulce más rico de la comarca y, nada más terminarlo, fuimos al pabellón para ver los dances. Unos/as quillicos/as de Gallur, primero; los Gigantes después; seguidamente un grupo de Bulbuente y, para finalizar, con Alberto en sus filas, los/as danzantes de Grisel. Realmente, un espectáculo bien bonito para ver, tanto por todo su ritmo como por su interés.


Danzantes de Bulbuente

El dance de Grisel

Había que partir a Tarazona. Al llegar, un nuevo encuentro: mi antigua profi de Laboratorio Fotográfico Digital. ¡El Mundo sigue reduciéndose, quillicos/as! Como buenos cangrejos, necesitamos agua, así que la ducha de rigor era más que deseada. Mientras, la noticia de que el Barça se convertía, prácticamente ya, en campeón de liga llegaba a nuestros oídos en formas de cánticos populares. Seguidamente, el cansancio, la cena y el gran vino de “sabor ligero, vegetal y áspero de ajustado equilibrio”, nos dejaron tan “mataítos” que nos quedamos totalmente dormidos. Esa noche nos quedábamos si la esperada visita al “Litros”, y el espectáculo de bailes y cantos de puño y cuernos alzados en gargantas desgañitadas por tanta euforia animal.


Despertamos. Era nuestro último día allí. Por eso, quizás, tuvimos la inesperada visita de un ser que nos haría reír: “el jorobado”. Habíamos sido atacados por peligrosos felinos; después, por rápidos y frenéticos cangrejos; nos habíamos convertido en hilarantes ranas; habíamos descubierto el poder de la luz sobre los vampiros y, cuando ya parecía que el desfile de alocados seres había terminado, apareció por la puerta ese genial hombrecito de afable presencia.


Marta mostrando esos deliciosos dulces... ¡los más ricos de la comarca!

Antes de subir al autobús, Tarazona aún nos iba a ofrecer horas de ilusión y de alegría. Gracias por estar aquí. Gracias por tu compañía.

lunes, 4 de mayo de 2009

Donde habita el vacío

Como queda señalado, se puede colaborar, sea con imágenes, con textos, vídeos, etc. en este majadero Blog. Hoy, tengo la satisfacción de publicar este texto que me ha mandado Pablo:

Donde habita el vacío:

Al alba de la más oscura noche descubrió el latido de la muerte mirándole a los ojos.
Sólo entonces pudo percibir como se describen los círculos de la vida, los que permiten que el guitarrista se convierta en las notas que fluyen de sus manos y hacen vibrar sus caderas empujándole al encuentro con el vacío de la vida.

Perdió la conciencia de sí, convirtiéndose en todos los seres amados, fundiéndose con lo oscuro y con lo bello, con el amor y el dolor, con la ternura y la pena, para alcanzar lo más sublime de este encuentro y gritar su vida al viento.

Pablo

Bien

Acabo de regresar y me siento bien. Este viaje era esperado. Me apetecía mucho irme de acá y relajar mi cuerpecillo rumbero. Salir, descansar, desconectar, disfrutar de su compañía... Afronto Mayo con energías renovadas y, si cabe, aún más ilusionado... ¡Bien!