lunes, 6 de septiembre de 2010

Origen, de Christopher Nolan

Origen es una película efectista. Sí, sin duda alguna esa es la palabra, porque busca tener un cierto efecto en el espectador. Yo mismo, al salir de la sala, estaba satisfecho con lo visionado y me aventuré a otorgarle una nota demasiado elevada. Como era de esperar, a medida que Marta y servidor íbamos caminando y comentando la jugada, la nota empezaba a disminuir. Asimismo, seguí analizando, en mi cabeza, algunos días más tarde, la peliculilla de marras. Poco a poco, se iba asentando la opinión que hoy quedará acá reflejada.

El filme está realizado para el entretenimiento puro y duro. Así, como película sin más pretensiones que la de divertir al espectador está bastante bien. Te engancha, estás a la expectativa de qué carajo va a pasar, sigues cada cosica que pasa con atención e, incluso, tiene momentos de cierta tensión. Sin embargo, todo hay que decirlo, también tiene momentos que se hacen soporíferos, como las interminables persecuciones, la historia entre DiCaprio y Marion Cotilliard (no me acuerdo de sus nombres en la película), o el regocijo en los efectos especiales, por poner algunos ejemplos.

Pero, si intentamos ir más allá, llegamos a la jodienda. Vamos por partes.

1) Los sueños. La idea de quillos/as que comparten sueños utilizando una máquina, que podría parecer muy original, ya la hemos visto anteriormente en ExistenZ, del gran Cronneberg. Y, en aquella, los sueños están tratados, aunque no del todo, de una manera bastante onírica. Acá no. ¿Quién carajo sueña así? Son sueños lineales, en los que todo está en su sitio, en los que se da una coherencia total. Nos introduce en los sueños, pero como espectador soy incapaz de reconocerlos.

Asimismo, hay un suceso que me tiene ciertamente aturdido. En un momento dado, uno de los tipos protagonistas manda la humildad al carajo y saca un bazuca. Deja ver al espectador que, claro está, como es un sueño puede sacar lo que le venga en gana. ¿Y por qué no vuelve a hacer uso de algo así? ¿Por qué no saca un Godzilla gigante que se coma a los malos malosos? ¿Por qué no se crean unos campos blindados infranqueables a su alrededor para no poder ser alcanzados por las balas? No sé, quizás al soñar se vuelven algo memos.

2) La soporífera historia de amor entre DiCaprio y Marion Cotilliard, con momentos bastante chorrones. Esa escena en que caminan de ancianos de la mano... ¡Buf! Momento sentimentaloide de lo más cutre y barato. Pero, además, esta historia le sirve, junto con el ¿abierto? final para conducirnos al consabido Mito de la Caverna y esa duda que tanto se utiliza para engatusarnos y que salgamos de la sala pensando que hemos visto una película más allá del entretenimiento, un filme que nos hace reflexionar. No es otra que la de lanzarnos la pregunta de si vivimos o no en la realidad. Volvemos al rollo de siempre: lo que vemos es real o es un sueño, son sombras de algo que está más allá. Tiriri tarará... quién lo sabrá.

3) El poco respeto hacia el espectador. Me jode mucho que un director tome al espectador por tonto. De verdad, me enerva. El señor Christopher Nolan explica hasta el aburrimiento en qué carajo consiste la máquina, los sueños, los niveles, el limbo, la aparición de la mujer muerta en los sueños, la arquitectura, la fórmula secreta de amasar bien las pizzas, el zurcido de los tomates de los calcetines y la buscada solución a las pesadas resacas. ¡Cansao, que eres un cansao!

Además, para que el espectador ¿no se pierda? se lo da todo bien mascadito. Es lamentable ver la caída de la furgoneta algo así como cien mil veces. Es patético que, casi al final de la película, te reubique con el principio colocando planos de la escena del inicio del filme.

Origen es una engañifa que se intenta vender como cine inteligente cuando no debiera haber pasado del purito espectáculo. Cuando se vuelve mínimamente pretenciosa cae en el aburrimiento y en los tópicos de siempre.

Si la llego a ver en la tele, bien podría haber pasado como peli de sobremesa de Antena 3.

2 comentarios:

Sally dijo...

Completamente de acuerdo. A mí me pasó lo mismo. Salí pensado que era un peliculón y, como me suele ocurrir, luego al masticarla un poco más me chirriaba por todos los lados. De acuerdo también en que la historia de amor es insostenible, aburridísima y rompe el ritmo de la película. Un coñazo, vamos. Y también estoy contigo en que me jode que me tomen por idiota. El cine, como todo arte, es para sugerir. Y que cada uno llegue al nivel de lectura que llegue. Pero que me lo expliquen como si fuera deficiente mental, eso sí que no.
Me gusta tu crítica.
Saludos desde el país de las tortugas.

closada dijo...

Jejejeje, si es que hay "pelis trampa", y ésta es una de ellas.

Efectivamente, en el cine no siempre se entiende todo. Hay películas que llevan muchas "pistas" y hace falta más de un visionado para empezar a encajarlas. Pero, si no, tampoco pasa nada. Puedes recrearte en muchas otras cosas que te ofrece el filme y, simplemente, disfrutar de su visionado y de todo lo que te puede ir sugiriendo.

Besicos