El Lunes por la noche, empecé de nuevo mis carreras nocturnas. Tomé mi chándal, me vestí con él y me calcé las zapatillas destinadas para tal menester. Fueron sólo 20 minutos, pero para ser el primer día no está nada mal. Al llegar a casa, y después de ducharme, volví a sentir esa sensación de relajación que queda después de hacer tan grandioso esfuerzo.
Esta es mi preparación para poder seguir, en verano, a la salamandra...
Esta es mi preparación para poder seguir, en verano, a la salamandra...
2 comentarios:
muy gracioso... tú seguirás a la salamandra y yo me moriré por el camino... en fin... no me queda otra que ponerme también las zapatillas...
bsss
Jajajaja, pues sí, más vale que te pongas las zapatillas, por si acaso... Yo ¡TEEENGOOO MIEEEEDOOO!
Bisous
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