Hay días, como el que me tocó vivir hoy, que son una auténtica pendejada. ¡Ay, hueputas! ¡Cuantas chingadas me pasaron hoy! Sí, es de esos días que no empiezan bien; que continúan con sobresaltos inesperados, obviamente, no favorables a tu devenir de la jornada; y, para colmo, obtienes una mala cara que ni siquiera es capaz de dirigirte la palabra... Y, finalmente, de camino a casa, con mi velocípedo, apuntito he estado de ser arrollado por un pincheputa conductor de los cojones que, en un acto de estupidez mental, se ha saltado una norma vial, cruzándose inesperadamente de carril (en un punto en que nunca se debe de hacer), y ha estado a punto de llevarse al pobre Pibe por delante (menos mal que es ciclista precavido y sabe dónde acecha el peligro...).
Al menos, me pasó algo bueno: me senté en clase con una quillita de estupenda alegría y oferente sonrisa, con lo cual he tenido la suerte de conocerla hoy un poquito más. ¡Me cae bien esta quilla!
Me voy a dormir antes de que se joda la computadora, o algo así...
Al menos, me pasó algo bueno: me senté en clase con una quillita de estupenda alegría y oferente sonrisa, con lo cual he tenido la suerte de conocerla hoy un poquito más. ¡Me cae bien esta quilla!
Me voy a dormir antes de que se joda la computadora, o algo así...
2 comentarios:
Jajajajajajaaaaa! mil veces lo volveria ha intentar!!! Acabaré contigo pincheputas corbatudo!!!!! JAJAJAJAJAJA(risotada malvada)
Serás pendejo!!!! Ya verás cuando te coja, ya... jajajaja ;-)
PS. Mi risa es de más malote, que lo sepas
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