Ayer nuit, quedé con Amaia (me alegro mucho de que le gustara) y Luz para ir a ver Niña Frida. Al llegar, estaba también Conchi, una quillita de agradable sonrisa que nos acompañó también en la visualización de Ángel. Asimismo, me sorprendió la presencia de Javi Joven (a quien había avisado el fin de semana, pero que no se acordaba), pues había quedado con Paloma. Así, cuatro quedábamos en la fila nueve y dos por allá alante...
La obra comenzaba con una Frida ante el espejo, una Frida ya mayor que comenzaba a narrar sus recuerdos. Nos situaba en su nacimiento, en su niñez, en la época de la enfermedad que la dejaba coja... Algo le faltaba a la obra, quizás era fuerza, no lo sé. De aquellas etapas, un momento divertido y dulce fue el de los juegos con sus "amigas". Avanzaba la obra y, cada vez, iba ganando en intensidad, hasta que llegó a un punto en que ganó tanta, tanta, que me enganchó por completo: Frida y su amiga imaginaria. A partir de este momento, la obra adquiría otro carácter, mucho más fuerte, más imaginativo, más intenso.
La obra comenzaba con una Frida ante el espejo, una Frida ya mayor que comenzaba a narrar sus recuerdos. Nos situaba en su nacimiento, en su niñez, en la época de la enfermedad que la dejaba coja... Algo le faltaba a la obra, quizás era fuerza, no lo sé. De aquellas etapas, un momento divertido y dulce fue el de los juegos con sus "amigas". Avanzaba la obra y, cada vez, iba ganando en intensidad, hasta que llegó a un punto en que ganó tanta, tanta, que me enganchó por completo: Frida y su amiga imaginaria. A partir de este momento, la obra adquiría otro carácter, mucho más fuerte, más imaginativo, más intenso.
Muy dinámicos se presentaban los sucesos previos al accidente en que Frida quedó herida de por vida. Seguidamente, y con gran maestría narraban citado accidente. Posteriormente, todo se convertía en color y ganaba en estética. La belleza de los movimientos, de los colores, de la composición en el escenario, mostraba tal delicadeza que me entusiasmó por completo.
Salí contento de la obra. A pesar de que la danza (y eso que no entiendo na' de na' en este ámbito), se veía muy limitada y no adquiría un nivel muy elevado, y las interpretaciones tampoco llegasen a la altura esperada, la conjunción de unos movimientos y una belleza visual sorprendente, y una historia que poco a poco se hacía más y más envolvente, ofrecen a esta obra que conjuga teatro y danza unas muy grandes posibilidades. Sin duda, una obra muy recomendable que emociona por su gran belleza visual.
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