Este Sábado, salí por El Zorro. Estaba allá con la Tere, Palomiqui, Javi... y marché al aseo. Delante de mí, una quillita se equivocaba de puerta. Al darse la vuelta, señalé la adecuada y le dije:
- "Tu baño está acá"
De repente, la sorpresa se reflejó en nuestros rostros. Nos sonreímos, nos abrazamos, nos besamos, nos cogimos de las manos y nos transmitimos la alegría de volver a encontrarnos. De nuevo, el azar nos juntaba en un sitio y un momento inesperado. Hablamos, así, cogidos de las manos durante un buen rato... ¡Y descubrí que es la Abeja Maya! Sí, sí, esto era ya demasiado.
Regresé a mi sitio del Zorro. Me encontré a Ruth y su futura mudanza. Hacía tiempo que no estaba un rato con ella, pero seguimos conservando ese cariño que se tienen los seres que se conocen desde hace ya muchos años. Obviamente, me ofrecí para echarle una mano, pues pronto vivirá en las cercanías de mi casa. Tere y Palomiqui marcharon, así que me quedé con Javi y dos quillas con las que estaba él hablando.
Y... para rematar la faena, la maldita redada. Muchos polis de la nacional, linterna en mano, justo cuando me iba a marchar para el Krápula. Documentación, vaciado de bolsillos y mirada en el monedero. Afortunadamente, como no llevaba nada, y por tanto nada encontraron, me dejaron marchar el primero, nada más cachearme.
Llegué al Krápula y estuve allá con inmensa gozadera. Hoy me lo recordaba Mariachi. Los ojos cerrados y yo, a mi bola, bailando, siempre bailando. Los ojos cerrados y mi mundo.
- "Tu baño está acá"
De repente, la sorpresa se reflejó en nuestros rostros. Nos sonreímos, nos abrazamos, nos besamos, nos cogimos de las manos y nos transmitimos la alegría de volver a encontrarnos. De nuevo, el azar nos juntaba en un sitio y un momento inesperado. Hablamos, así, cogidos de las manos durante un buen rato... ¡Y descubrí que es la Abeja Maya! Sí, sí, esto era ya demasiado.
Regresé a mi sitio del Zorro. Me encontré a Ruth y su futura mudanza. Hacía tiempo que no estaba un rato con ella, pero seguimos conservando ese cariño que se tienen los seres que se conocen desde hace ya muchos años. Obviamente, me ofrecí para echarle una mano, pues pronto vivirá en las cercanías de mi casa. Tere y Palomiqui marcharon, así que me quedé con Javi y dos quillas con las que estaba él hablando.
Y... para rematar la faena, la maldita redada. Muchos polis de la nacional, linterna en mano, justo cuando me iba a marchar para el Krápula. Documentación, vaciado de bolsillos y mirada en el monedero. Afortunadamente, como no llevaba nada, y por tanto nada encontraron, me dejaron marchar el primero, nada más cachearme.
Llegué al Krápula y estuve allá con inmensa gozadera. Hoy me lo recordaba Mariachi. Los ojos cerrados y yo, a mi bola, bailando, siempre bailando. Los ojos cerrados y mi mundo.
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