De nuevo, hemos comenzado nuestro deambular por las aulas de un colegio. De nuevo, estamos ante unos cuantos/as quillicos/as para comentarles cosicas sobre la inmigración, el racismo, las habilidades sociales, la resolución de conflictos... De nuevo, realizamos esas dinámicas y juegos varios que nos ayudan a explicar los contenidos establecidos.
Hoy, ha sido el primer día. A Marta y a mí nos ha tocado 5º. Son tres aulas de mañanita, así que, mi súper compañera de tarea no puede asistir a la última sesión.
Al terminar la mañanita, he quedado la mar de contento. Hay muchas razones; pero, creo que hay dos que están por encima del resto:
La primera, porque tengo a Marta de compañera. Sí, a mi lado, hablando, explicando, riendo, preguntando, tengo a esta quillita tan linda con la que la complicidad queda más que reflejada en nuestras miradas, en nuestros gestos, en nuestros comentarios... Ella me da, no sólo más seguridad, sino también alegría y ganas por contar muchas más cosicas.
Por otra parte, porque los/as niños/as de ese curso son un encanto. Son callados, atienden, son respetuosos y, al mismo tiempo, les gusta comentar las actividades, preguntan, muestran interés. En definitiva, son muy participativos.
Gracias a mi voluntariado en SOS, conocí a Marta. Gracias a Marta, explico más feliz el contenido que hemos de impartir. Gracias a que explico más feliz, veo más veces a Marta sonreír.
Cómo no voy a dedicarle una entrada a SOS Racismo...
Hoy, ha sido el primer día. A Marta y a mí nos ha tocado 5º. Son tres aulas de mañanita, así que, mi súper compañera de tarea no puede asistir a la última sesión.
Al terminar la mañanita, he quedado la mar de contento. Hay muchas razones; pero, creo que hay dos que están por encima del resto:
La primera, porque tengo a Marta de compañera. Sí, a mi lado, hablando, explicando, riendo, preguntando, tengo a esta quillita tan linda con la que la complicidad queda más que reflejada en nuestras miradas, en nuestros gestos, en nuestros comentarios... Ella me da, no sólo más seguridad, sino también alegría y ganas por contar muchas más cosicas.
Por otra parte, porque los/as niños/as de ese curso son un encanto. Son callados, atienden, son respetuosos y, al mismo tiempo, les gusta comentar las actividades, preguntan, muestran interés. En definitiva, son muy participativos.
Gracias a mi voluntariado en SOS, conocí a Marta. Gracias a Marta, explico más feliz el contenido que hemos de impartir. Gracias a que explico más feliz, veo más veces a Marta sonreír.
Cómo no voy a dedicarle una entrada a SOS Racismo...
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