Para finalizar, pues no puedo más que pecar de idolatría hacia este pequeño diosecillo, que habitó durante un tiempo en la ciudad de la luz, que tantas alegrías me ha dado. En concreto, he de ceñirme a la tercera entrega de unas autobiografías, tan maravillosamente alteradas que destacan por su frescura, su violencia, su pasión, su sinceridad, su rapidez, su expresividad, su sexualidad, su marginalidad, su vitalidad y su inconformismo. Vilipendiado en múltiples ocasiones, este escritor antimilitarista ha quedado relegado (al menos en España), a la “serie B” de los grandes clásicos de la literatura del Siglo XX.
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TROPICO DE CANCER, HENRY MILLER, (1939).
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