viernes, 9 de enero de 2009

Hielo

Hoy, a puntito de llegar al trabajo, pasé por una fuente. Al acercarme a ella, divisé que, en su parte superior, había una superficie entera de hielo. Al verla, me sentí triste. Pensé que, una vez más, una placa, una barrera, negaba a mi mano el poder hundirla en el agua y sentir su movimiento entre mis dedos.

Al irme del trabajo, la placa había desaparecido. La fuente no dejaba de expulsar agua siguiendo el ritmo que le otorga su circuito cerrado. Hacía frío, mucho frío; pero, me quité un guante y decidí, sin miedo alguno, meter mis deditos en ella. Estaba fría, muy fría, pero sentí un gran placer al comprobar que el agua discurría y yo podía sentirla.

2 comentarios:

Bellota dijo...

A veces es sólo, cuestión de tiempo...

closada dijo...

O de hacer un agujerito en él y, poco a poco, observar cómo se deshiela mientras, dedito a dedito, el agua va empapando toda la mano...