Esta canción, al oírla por primera vez, me dio buen rollo. No sé, pero ese ritmillo sabrosón se metió por este cuerpesssito rumbero mío, bailotee alegre en mi cuarto y, como no, me hice fan de Los amigos invisibles. Hoy, y aunque sea difícil, quiero transmitir, desde acá, esa alegría a una pequeña abejita a la quiero mucho, con la ilusión y la esperanza de que, al oírla, una sonrisa recorra su expresivo rostro.
Nunca yo te había dicho, lo rico que es estar contigo.
Cada vez que yo te veo, se alborotan mis deseos...
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