domingo, 7 de diciembre de 2008

New York Dolls en la Oasis

Estaba en casa de mi hermano celebrando su cumple y el de Sylvia. Jamoncito, queso, espárragos (espárragos, no somos tontería, espárragos, espárragos, le gustan a mi tía), embutido... y la tarta de chocolate. De repente, una llamada de Javi:

- "Tío, que tocan hoy los New York Dolls en la Oasis"

- " ¿Qué? Pero, vamos... Da igual lo que valga"

Mi tonto nerviosismo de los conciertos ya me había invadido. Mis piernas bailoteaban por debajo de la mesa, mis dedos golpeaban rítmicamente la superficie donde los platos y la comida se distribuían, mis palabras salían mucho más alborotadas... ¡Qué emoción y qué nervios!

Imagen extraída de acá: http://www.caracterzaragoza.com/

No habíamos llegado hace mucho y salieron al escenario. Lo hicieron con contundencia y se instalaron en el escenario con maestría y mostrando toda su presencia. Su rock'n'roll guarro y su sonido "ramonero", se iba descargando brutalmente en cada uno de los temiquis. Y, sobre el ecenario, guiños, sonrisas, puyas... que daban la sensación de un grupo que se divierte y disfruta con lo que está haciendo. El rock'n'roll estaba en la nuit zaraguayana y yo estaba presenciando semejante acontecimiento.

Salimos con ganas de bailar. Mas ya se sabe que en esta ciudad encontrar este tipo de rock'n'roll es difícil. Tras un ratillo en el Zorro y la visitica, aunque en la lejanía, a Mariangeles en la Casa Magnética, decidí que mi cuerpo debía moverse hacia otros ambientes. Mariachi estaba en el Krápula, así que para allá iba, que me iba...

Como no, Baba. Dejamos a Mariachi, Vero, Txupez y María casi en la puerta. Vamos al fondo, que allá está el baile. El baile y la sorpresa de encontrarme a mi linda compañera de lunes matinales, con esa mirada tan dulce que tiene y esa sonrisilla tan graciosa... Y allá me quedé, con ella, con Paco y su manía de cortarme las corbatas, con la música que, afortunadamente, en un momento dado se fue para la rumba. Hablamos, bailamos y le hice entrega de su regalo.

Dormí y me introduje en el maravilloso mundo onírico. Soñé que estaba junto al mar y que, por alguna extraña razón, sonaba Juanes al fondo. Soñé que estaba junto al mar y que, poco a poco, iba metiendo mis piececillos en el agua. Ésta era cálida y transparente, como la del Caribe. Sentía, cada vez más, las suaves olas, esas que van acariciando tu cuerpo. Un montón de pececillos de amplio colorido giraba a mi alrededor y yo, atónito, observaba ese maravilloso espectáculo. Daban círculos, círculos al Sol, y empezaron a volar. Miles de peces, miles de colores, ascendían acompasados al mismo ritmo.

Desperté. Ya era de día. La mañana era fresquita, pero de agradable temperatura. Compré croissantes con chocolate para aquellos/as que, sabía, estarían por el hogar. Caminaba, caminaba lento y sonreía. Caminaba, caminaba lento y miraba en derredor observando la algarabía.

Tenía que hablar de rock'n'roll, de los New York Dolls, del lujo que supuso poder verlos en la urbe que me ve, día tras día, "dar tanto mal" y, como no, disfrutar.

Gracias

2 comentarios:

binguero dijo...

¿Estuvistéis en el concierto, tú y el Pelos? Pues si no os ví, malandrines, aunque también hay que reconocer que aquello estaba bastante petado... A mí chico, qué quieres que te diga, el concierto no me pareció nada del otro jueves. El sonido pésimo, pero hasta el punto de sacar los colores y exigir el despido inmediato del cafre que estuviese esa noche al mando del asunto; las miradas que el bajista de los New York Dolls dedicaba al interfecto hablaban por sí solas, por no hablar de los tres primeros temas del concierto, en los que la guitarra de Sylvain ni se oía. El volumen de los graves era tan elevado que en ocasiones el bajo y la batería se apoderaban de todo, haciendo que los guitarristas y el propio cantante se perdiesen, de vergüenza (¿Nadie se percató de esto? en ningún sitio lo he leído ni oído...). Los dos supervivientes del asunto, es decir Johansen y Sylvain, cumplieron sin más; a mi personalmente las muecas y el histrionismo de Sylvain consiguieron sacarme de quicio, aún no me explico por qué no paraba de felitarnos el 2009, casi con más antelación e insistencia que el mismísimo Corte Inglés. El repertorio tuvo sus luces y sus sombras, evidentemente no faltaron clásicos como "Pills", "Babylon" o "Personality Crisis" (Durante un buen tiempo sufrí pensando que no la iban a tocar...), junto a temas más recientes (más y menos acertados). Lo que me descolocó fue la elección de las versiones, sinceramente no sé que pintan los New York Dolls emulando a Janis Joplin (¡¡¡!!!), o al recientemente desaparecido Bo Diddley, en fin, vivir para ver...

Con todo este panorama, a mí la actuación me decepcionó bastante, al igual que los otros conciertos de "Leyendas" que he visto en los últimos años (léase The Who, The Sonics, etc.). En el fondo no culpo a nadie, salvo a mí mismo, que me dejo embaucar por la idea mitómana y romántica de ver mis ídolos de geriátrico creyendo que van a dar un concierto como lo hacía hace 30 ó 40 años. Después del fiasco aseguré que no me volvían a pillar en ningún otro "revival" de estos, pero seguro que si se presenta otro vuelvo a morder el anzuelo como un bobo. Me alegra comprobar que a otras personas, entre las cuales te encuentras, les gustó el concierto, pero de verdad que me extraña no haber oído ni una sola crítica negativa; está claro que Kike y yo debemos de ser los dos bichos raros de turno. De los precios de la sala Oasis mejor no hablamos, como para ir denunciarlos a la OCU (Si el mayorista compra el botellín de Coca Cola a 10 céntimos y lo vende a 4€, ¿qué margen de beneficio obtiene? mejor no hagan cálculos...). Lo dicho, lo pasamos bien pero pensábamos haberlo pasado mejor.

Besos

closada dijo...

Quillito, estuve con Javi Joven, no con el Peludo. Ya me pareció extraño no verte a ti por allá...

Tienes razón, quillo. Aunque lo del sonido depende mucho de dónde carajo estés ubicado en la sala. Ya se sabe que la Oasis tiene un sonido de culo en ciertos sitios. Así que, no sé, quizás se oía mejor donde estaba yo... Y en cuanto a los graves, pues sí, el volumen estaba excesivamente alto, aunque luego lo bajaron.

Las felicitaciones navideñas, la verdad es que se las podrá haber ahorrado. Sí, sí, me pareció totalmente fuera de contexto.

A mí, lo de las versiones también me descolocó bastante. Fue muy extraño.

Mi visión es positiva debido a que, por un lado, antes de entrar me esperaba algo peor. Soy muy escéptico con estos "revivals" y, por eso, hasta ahora he intentado no ir a ninguno. Al esperarme algo peor, mi percepción del concierto mejoró. Y, por otro, pasé luego una noche tan cojonutta que me levanté lleno de optimismo, jajajaja.

Besicos, quillico