Ayer, presentaba su corto Iñaki. Sólo sabía que era en la Sala Mozart, pero no era consciente de la repercusión que este audiovisual tenía. Allá estaba el Ministro de Sanidad, también Candela Peña (prota del film), el señor Marcelino (nuestro presi), etc. Fui nada más terminar el curro. Rodé veloz con el Boogaloo. LLegué pasadas las 20.20, pero todavía estaban presentando el cortometraje, uno tras otro, las autoridades, Candela Peña y, como no, mon chéri Iñaki. Yo que sólo iba por él y me encontré con semejante evento...
Por costumbre, suelo hacer una crítica de lo visualizado. Pero, en este caso, no. Porque lo importante era la causa. Se trata de concienciar a la gente de la importancia de donar órganos, de lo que supone poder salvar una vida con, tan sólo, una firma que permita transplantar una cosica que tienes dentro y que ya no vas a utilizar. Por eso, por una vez, me contengo. ¡Sin que sirva de precedente! ¡Eh!
Hoy, yo también me puse en el lado de la vida, pues me dejé llevar... Fui a la Escuela, donde había quedado con Isoide. Hacía tres meses que no la veía. Su estancia en Perú había hecho que fuese una compinche al otro lado del charco, y teníamos tantas cosas que contarnos... Ella tenía que subir a Huesca con Pilar y, yo me veía en la situación de ser aplicado y asistir a mis clases o, por el contrario, dejarme llevar y marchar a Huesca para, tan sólo, pasear por sus calles durante una hora. Obviamente, me decanté por lo segundo. Estaba toooooda la conversación durante el trayecyo en coche y toooooda la charradica durante el regreso en el autobús. Sin duda, tenía que hacer lo que me pedía el cuerpo: ponerme en el lado de la vida y seguir disfrutándola al máximo. ¡Me encanta!
Por costumbre, suelo hacer una crítica de lo visualizado. Pero, en este caso, no. Porque lo importante era la causa. Se trata de concienciar a la gente de la importancia de donar órganos, de lo que supone poder salvar una vida con, tan sólo, una firma que permita transplantar una cosica que tienes dentro y que ya no vas a utilizar. Por eso, por una vez, me contengo. ¡Sin que sirva de precedente! ¡Eh!
Hoy, yo también me puse en el lado de la vida, pues me dejé llevar... Fui a la Escuela, donde había quedado con Isoide. Hacía tres meses que no la veía. Su estancia en Perú había hecho que fuese una compinche al otro lado del charco, y teníamos tantas cosas que contarnos... Ella tenía que subir a Huesca con Pilar y, yo me veía en la situación de ser aplicado y asistir a mis clases o, por el contrario, dejarme llevar y marchar a Huesca para, tan sólo, pasear por sus calles durante una hora. Obviamente, me decanté por lo segundo. Estaba toooooda la conversación durante el trayecyo en coche y toooooda la charradica durante el regreso en el autobús. Sin duda, tenía que hacer lo que me pedía el cuerpo: ponerme en el lado de la vida y seguir disfrutándola al máximo. ¡Me encanta!
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