lunes, 1 de diciembre de 2008

María

He decidido, a partir de ahora, que estos encuentros que tanta salsa dan a la vida llevarán el nombre de la persona protagonista. El Viernes, en el Krápula conocí a una quillita que tenía muy, pero que muy, vista. De hecho, el día que marché al teatro a ver Niña Frida, mientras esperaba a Vicky (que venía acompañada de Víctor), en la puerta de CAI en Las Damas, la tuve a mi vera durante muchos minutos. Recuerdo que, en ese momento, sonó No Te Va a Gustar, posteriormente, Roy Paci y, seguidamente, Los Piojos, en mi reproductor musical...

De nuevo, coincidimos, como he señalado antes, en el Krápula. Nos pusimos a hablar y, después de unos minutos, como tenía entre manos otro de esos proyectos míos de "regalo porque sí" le dije: "Si el Lunes estás en el Entalto a las 2, te daré una cosa". Ella asintió y me dijo que allá acudiría.

Llegó el lunes y este ser que escribe tenía que hacer mil cosas. Por desgracia, no podía asistir al lugar mencionado ni podía comunicarme con ella para avisarla de mi ausencia. Quedé apesadumbrado. No obstante, tenía la idea de enmendar mi error: "En cuanto la vea, haré que me espere, iré a casa y le haré entrega de aquello que le había comentado".

Hoy me llamó Luz. Como es obvio, no venía a correr. Ya me habría extrañado a mí que perdiese ese preciado tiempo en estos momentos... Así que corrí, corrí, e hice más recorrido que de costumbre. De esta manera, acabé donde terminaba antes de iniciar los correteos por el Tercer cinturón. Gracias a esto, caminaba por San Vicente de "Paul Mc Cartney" y, al cruzar la calzada, la vi. Allá estaba ella, María, la quillita del Krápula. La saludé y, lo primero que hice fue preguntarle si había acudido al Entalto. Afortunadamente, ella tampoco había podido.

Como, cuando digo una cosa suelo cumplirla, le mencioné lo del regalito rumbero. Así que subimos a casa (ya que estábamos al ladito), tomé su regalo y se lo entregué. Le expliqué muy por encima el porqué de esta estúpida vaina que me llevo entre manos. Bajé a comprar Coca-cola porque se le había antojado a Mariachi y me enteré de que esta quillita es casi vecina.

De nuevo, un encuentro casual que se convirtió en causal. Sin duda, no podía dejar de escribir este nuevo curioso momento impulsado, seguramente, por mis diosecillos.

Y la banda sonora para esta entrega... ROY PACI & ARETUSKA


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