lunes, 29 de diciembre de 2008

Amen.

La cita en casa de carmeneta nos deparaba una sabrosa cena a base de nidos (bocadillos de huevos fritos) y deliciosos sandwiches. Asimismo, y como cada Domingo que allá acudimos, la visualización de alguna película. Para esta ocasión, tomé tres películas de mi casa. Como Cuco ya había visto una y la otra la tenía en casa, finalmente, nos decantamos por ver Amen, una película que trata un tema más que trillado (tanto como la Guerra Civil en nuestro cine): el holocausto nazi. Mas, afortunadamente, lo hace desde otro punto de vista.

La película sorprende, por un lado, por mostrarnos la visión de toda esta vaina a través de un científico de las SS que intenta denunciar la masacre perpetrada por el ejército nazi; y por otro, al adentrarse en aspectos más políticos y, sobre todo, las consecuencias que tuvieron éstos en la pasividad de la Iglesia al tomar la decisión de obviar semejantes crímenes y no tomar cartas en el asunto. Para mí, estos son dos puntos muy favorables de la película.

No es una obra maestra, ni mucho menos; pero sí es una muy buena película. A parte de los dos puntos comentados anteriormente sobre la temática del film, considero como grandes aciertos los siguientes: Sin caer en esos tediosos recursos lacrimógenos, nos muestra claramente el sufrimiento de un pueblo que está siendo aniquilado. Apenas nos ofrece imágenes del exterminio, pero nos da cuenta del inconmensurable número de judíos aniquilados con el constante ir y venir de trenes con sus puertas abiertas (ya regresan del campo de exterminio) y cerradas (llevan más "mercancía"), durante prácticamente toda la película. A ello, hay que unir unas interpretaciones más que correctas.

En resumen, una obra que hay que ver, no sólo para recordar esa horrible etapa de nuestra historia, sino para conocer un poquito más el posicionamiento que se tuvo, no sólo por parte de la Iglesia (aunque dentro de ésta hubo sus discrepantes), sino también por parte de algún miembro las SS.

Bueno, y que puedo decir del cartel de la película, con esa fusión entre la esvástica y la cruz... ¡colosal!

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