El Jueves de esta semana tocaron en Zaraguaya Os mutantes. Sin duda, era otra de esas citas musicales obligadas que uno/a no puede perderse. Venía uno de esos grupos míticos y no podíamos faltar. Obviamente, allá fuimos.
Llegamos, Marta y yo, cuando estaban tocando los zaragozanos Fractal Sound, a quienes escuchamos desde fuera del recinto, pues debíamos alimentar a nuestras tripillas rumberas. Así que poco puedo comentar sobre este grupo. Seguidamente, cuando comenzaron a tocar Cats on Trees, nos animamos a entrar. Nos sentamos y escuchamos a este dúo de Toulouse que quedaba algo desangelado en el escenario. Su propuesta musical, muy indie, navegando entre la psicodelia y ciertos sonidos orientales (como referenciando a algo japonés), a mí no me llamaba mucho la atención. Quizás porque se me hacía muy repetitiva, no lo sé.
Llegaron Quique y Camilo. Llegaba el turno de Sidonie, así que Marta y servidor marcharon a las cercanías del escenario. Había poca gente, algo que me extrañó teniendo ya enfrente a Sidonie. Había poca gente y, además, poco animada, algo que posiblemente condicionó el concierto. Bastante pasadicos de rosca, nos ofrecieron un concierto más flojo de lo esperado. Perdiéndose entre gracietas, intentos de animar al público e, incluso, perdiéndose entre sus letras, quedaron muy lejos del concierto que nos ofrecieron en la Oasis hace ya unos seis meses. Y es que, acá, los fallos quedaban más patentes y las gracietas, en ocasiones, estaban de más. Cantamos, bailamos, pero a mí, en esta ocasión, no me llegaron a calar del todo.
Finalmente, salieron al escenario Os mutantes. Nos juntamos ya con Camilo, Álvaro y Quique. Era la hora del pop, de la música tradicional brasileira, de la psicodelia, del rock progresivo... Era la hora de tener delante a la banda comandada por Sergio Dias (ya no están ni Rita lee ni Arnaldo Baptista), y ponernos a bailar. El directo fue correcto y con una gran compenetración entre toda la banda. Nosotros, bailamos y, nos entró tanto el ritmo en el cuerpecito rumbero que no pudimos marcharnos directamente a casa. Había que tomar algo antes de dormitar, pues nos era imposible bajar el buen rollo adquirido durante el concierto.
Habían tocado Os mutantes y la sensación, después del concierto, había sido buena. Pero había algo que no dejaba de venirme a la cabeza. Sí, una vez más, Zaragoza daba la espalda a un concierto que, posiblemente, en otra importante capital habría llevado a bastante más gente. Cuatro pelagatos para presenciar un concierto de Sidonie (ni hace falta hacer referencia alguna a esta banda, ya de sobra conocida), y de Os mutantes, una de esas bandas míticas (aunque desconocidas) de la década de los 60. De ellos, han resaltado su influencia en su música, entre otros/as, Beck, David Byrne, Kurt Cobain, Devendra Banhart o Tom Yorke. Sí, cuatro pelagatos, como reflejo de la cultura musical que tenemos en nuestra ciudad.
Zaragoza aspira a ser Capital Europea de la Cultura en 2016, pero estamos a años luz de que acá se haga una política cultural seria y, mucho más, que llegue a calar en la gente. La asistencia de tan pocas personas a un concierto como el del Jueves (estaríamos unas 500), deja clara muestra de ello.
Llegamos, Marta y yo, cuando estaban tocando los zaragozanos Fractal Sound, a quienes escuchamos desde fuera del recinto, pues debíamos alimentar a nuestras tripillas rumberas. Así que poco puedo comentar sobre este grupo. Seguidamente, cuando comenzaron a tocar Cats on Trees, nos animamos a entrar. Nos sentamos y escuchamos a este dúo de Toulouse que quedaba algo desangelado en el escenario. Su propuesta musical, muy indie, navegando entre la psicodelia y ciertos sonidos orientales (como referenciando a algo japonés), a mí no me llamaba mucho la atención. Quizás porque se me hacía muy repetitiva, no lo sé.
Llegaron Quique y Camilo. Llegaba el turno de Sidonie, así que Marta y servidor marcharon a las cercanías del escenario. Había poca gente, algo que me extrañó teniendo ya enfrente a Sidonie. Había poca gente y, además, poco animada, algo que posiblemente condicionó el concierto. Bastante pasadicos de rosca, nos ofrecieron un concierto más flojo de lo esperado. Perdiéndose entre gracietas, intentos de animar al público e, incluso, perdiéndose entre sus letras, quedaron muy lejos del concierto que nos ofrecieron en la Oasis hace ya unos seis meses. Y es que, acá, los fallos quedaban más patentes y las gracietas, en ocasiones, estaban de más. Cantamos, bailamos, pero a mí, en esta ocasión, no me llegaron a calar del todo.
Finalmente, salieron al escenario Os mutantes. Nos juntamos ya con Camilo, Álvaro y Quique. Era la hora del pop, de la música tradicional brasileira, de la psicodelia, del rock progresivo... Era la hora de tener delante a la banda comandada por Sergio Dias (ya no están ni Rita lee ni Arnaldo Baptista), y ponernos a bailar. El directo fue correcto y con una gran compenetración entre toda la banda. Nosotros, bailamos y, nos entró tanto el ritmo en el cuerpecito rumbero que no pudimos marcharnos directamente a casa. Había que tomar algo antes de dormitar, pues nos era imposible bajar el buen rollo adquirido durante el concierto.
Habían tocado Os mutantes y la sensación, después del concierto, había sido buena. Pero había algo que no dejaba de venirme a la cabeza. Sí, una vez más, Zaragoza daba la espalda a un concierto que, posiblemente, en otra importante capital habría llevado a bastante más gente. Cuatro pelagatos para presenciar un concierto de Sidonie (ni hace falta hacer referencia alguna a esta banda, ya de sobra conocida), y de Os mutantes, una de esas bandas míticas (aunque desconocidas) de la década de los 60. De ellos, han resaltado su influencia en su música, entre otros/as, Beck, David Byrne, Kurt Cobain, Devendra Banhart o Tom Yorke. Sí, cuatro pelagatos, como reflejo de la cultura musical que tenemos en nuestra ciudad.
Zaragoza aspira a ser Capital Europea de la Cultura en 2016, pero estamos a años luz de que acá se haga una política cultural seria y, mucho más, que llegue a calar en la gente. La asistencia de tan pocas personas a un concierto como el del Jueves (estaríamos unas 500), deja clara muestra de ello.
2 comentarios:
La verdad es que es una auténtica pena, como bien señalas, que bandas como Os Mutantes, que en cualquier otra ciudad colgarían el cartel de "no hay entradas", en Zaragoza apenas tengan poder de convocatoria. Y es que, no nos engañemos, más de una tercera parte del personal que había en el concierto había ido a ver a Sidonie, que, con todos mis respetos, me parece que dieron un concierto bastante flojo. Tal y como dijo un compañero de trabajo al que me encontré en el anfiteatro de la Expo, Sidonie son como Pereza, no le faltaba razón; la misma pose aprendida de provocadores de saldo, la misma actitud de "nos drogamos mucho y queremos que lo sepas" y un repertotio de canciones diseñado para triunfar en la radiofórmula como lo mejor y más transgresor del indie nacional. No los había visto nunca en directo, ni había escuchado muchas canciones suyas, pero me decepcionaron y mucho, ya sé que todo el mundo dice que sus primeros discos eran la leche, que si los tipos se despelotaban en el escenario, que si la psicodelia y que si la abuela fuma... pero lo que sirve como elemento de juicio es el presente, y en la actualidad son un grupo del montón, carne de 40 principales, y con una actitud en el escenario que roza lo sonrojante.
Esto (y ya que estoy, me voy a extender en mi rollazo) corrobora mi escepticismo hacia los teloneros. Hay que ser muy fino a la hora de elegir unos teloneros, ya que si no están a la altura del grupo que es cabeza de cartel, lo que harán será enfriar el ambiente. Y es que tenerte que merendar a tres grupos que ni te van ni vienen para ver al que de verdad quieres ver, me parece una barbaridad. Tener que aguantar más de tres horas de actuaciones más que cuestionables para disfrutar de poco más de una hora de Os Mutantes, hace que me plantee, y seriamente, volver a acudir a este tipo de eventos. En fin, será por eso que no me gustan los festivales.
Y ya para terminar, hablando del concierto de Os Mutantes, hay que decir que los brasileños estuvieron más que correctos, llegando a ofrecer algún momento mágico como cuando interpretaron ese himno que es "Bat Macumba", pero aún así, y siendo un poquito críticos, no dieron un show memorable. Personalmente me transmitieron la imagen de carrozas rockeros, algo que me ha ocurrido en todos los conciertos de este tipo a los que he asistido últimamente (The Who, The Sonics, quizás los únicos clásicos que no me sonaron a puretas fueron The Trashmen), y en el debe personal eché de menos uno de sus mejores temas, al menos para éste que escribe, "Virginia" (http://www.youtube.com/watch?v=fcr2NBBH2k4). No obstante, buen concierto el de Os Mutantes, a pesar de todo lo indicado, y un nuevo suspenso al público zaragozano, que sigue sin movilizarse en este tipo de eventos; como bien señala el pequeño Pibe, una ciudad así no se merece la capitalidad europea de la cultura, además nuestros bolsillos lo agradecerán. Perdón por el rollazo. Besos.
Pequeño binguero, la verdad es que los Sidonie son imprevisibles. Tan pronto te hacen un concierto de la leche (aunque no sean como los que hacían en sus inicios), como una cosica tan floja y bastante sonrojante (es una buena definición la que pones), como la del Jueves pasado.
Y, totalmente de acuerdo con tu apreciación de Os mutantes. Directo correcto, que te gusta, y del que sales pensando que ha sido un buen concierto, pero en el que le falta frescura. Será por lo de "carrozas rockeros"...
Por cierto, de rollazo nada. Tus palabras siempre son bien recibidas por acá y, además, las recibo siempre con un gran interés.
Besicos
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