jueves, 15 de julio de 2010

... y te puede matar

Hoy, me ha pasado una de esas cosas que no debieran suceder. Hay gente que no es consciente del peligro que conlleva hacer ciertas maniobras. Hay gente que no se da cuenta de que un golpe así puede llegar a ser mortal. Hay gente que, sinceramente, no debiera conducir, porque es peligrosa, porque no cumple las normas de tráfico, porque, cualquier día, se llevará a algún ciclista o peatón por delante.

Bien saben que mi medio de transporte es la bici. Como manejador de un medio de transporte, cumplo las normas viales de cabo a rabo. Me paro en los semáforos, en los Stop, aminoro en los cedas el paso, dejo pasar en los de cebra, voy por mi carril en la calzada y, si voy por la acera, además de ir a escasa velocidad, siempre doy preferencia al peatón. Aparte de cumplir el resto de normas, que para algo están. Y sí, soy muy crítico con los ciclistas que no las cumplen.

Asimismo, no soy de esos que piensan que el coche es un monstruo, ni una máquina de matar, como he tenido que escuchar o leer en más de una ocasión. El coche es otro medio de transporte, sin más. Como contamina, simplemente, si puedo, no lo cojo en ciudad, y punto. Para mí no es un enemigo ni nada parecido, como parecen señalar ciertos sectores.

No obstante, sí que hay que ser consciente de que, en caso de accidente contra una bici o un peatón, el daño que causa es mucho mayor, puesto que se enfrentan una carrocería y un cuerpo. Está claro quien sale perdiendo.

Pues bien. Hoy, de camino a casa, un señor que conducía un taxi me ha hecho una mala jugada. He tenido que frenar y, claro, del susto le he gritado. Le he insultado, he hecho aspavientos, y he estado a punto de seguirle para hacerle una foto. Pero, el semáforo no se puso rojo y se alejó rápidamente del lugar del suceso.

Miren la jugada. Mi trayectoria es la azul. En ese punto, hay que girar, obligatoriamente a la derecha. No obstante, para pillar el carril bici del fondo, el giro es menor y mucho más abierto. La trayectoria roja es la del taxista. Como pueden observar, el coche debe girar, obligatoriamente, a la izquierda. Lo indica la flecha, la línea continua que no se puede atravesar y la separación con la isleta cebrada. Pues bien, ya se pueden imaginar que ha sucedido. Para ganar dos míseros segundos, el señor que conducía el taxi, que iba detrás de mí, me ha adelantado por citado carril y se me ha cruzado de mala manera. Si no tengo reflejos, si no llego a frenar (quien iba a suponer que iba a cruzarse así un coche), me empotro contra su morro y ¡fiiiuuuuum! salgo volando unos metros.

Espero que llegue el día que los conductores que no son conscientes del peligro que llevan algunas de sus acciones se den cuenta de que, por su majadería, pueden matar a una persona. Sin duda, creo que hace falta una campaña de concienciación y de educación vial para todos/as: conductores/as de autobús urbano, de taxis, de motos y de turismos; conductores/as de velocípedos; y, también, de peatones. La ciudad es de todos/as y hemos de aprender a compartir los espacios respetando a los demás.

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