Había ganas de Troba, y se notó. Había ganas de ruuuuuuumbaaaa, y se notó. La Bass, de nuevo, nos ofrecía concierto a buen precio: siete euritos de nada. Allí nos juntamos un porroncillo de gente: Mariachi, María, Carmen, Cuco, Isita, Paloma, Lorena, Txúpez, Bea, Alfredo, Ana, Txus... la quillica ¿austriaca? de clase, mis olivareñas favoritas (sí, aquellas de Pirineos Sur), Neus, y un sinfín de personas más (si me pongo a nombrar...). Entramos con la convicción de que el retraso sería considerable; pero, no, tan sólo media horita y ya estaban en el escenario. Encendieron la maquinaria y la locomotora empezó a caminar con ritmo trepidante y sabrosón. Había ganas de baile, y lo dimos todo desde la primera canción. Había ganas de ruuuuuuuuumbaaaaaaa, y también de cumbia y son. Bailamos, palmeamos, giramos, volamos... Alrededor todo es maravilloso: "soy inmensamente feliz", le digo a Mariachi mientras bailoteamos.
Gracias, Troba Kung-Fu, porque me cargáis de energía cada vez que os veo actuar. Gracias, quillicos/as, por esos bailes que cayeron ayer. Sin baile no hay vida y, mucho menos, revolución.
¡¡¡Loco motora destino felicidad locura pa la caldera pa poder ir más allá!!!
1 comentario:
ay, ay, ay, y yo sin poder ir porque quema quema en sonolopez somos rumberos. Quema quema en la córnea somos rumberos.
ay.
Publicar un comentario