viernes, 26 de febrero de 2010

Avatar...



... o una de indios y vaqueros.

Fui al cine a ver, después de muchos consejos, Avatar, del señor James Cameron. Lo primero que te dice todo el Mundo es: "hay que verla en el cine". Por algo será... Y lo descubrí: salí del cine totalmente flipado. Sí, lo había pasado realmente bien, me había divertido y, encima, había quedado perplejo con el invento ese de los 3D (era mi primera experiencia en cine de este tipo). Pero, había algo que dentro me decía: "si esto es hacia lo que se dirige el cine, estamos chingados." Además, no tenía muy claro si había visto un filme "normal" o una película de animación. Sí, salía con la sensación de haber disfrutado en una sala de cine cómo hacía tiempo que no lo hacía. Sí, salía con la sensación de haber visto una película bastante floja, cómo hacía tiempo que no la veía. Así que mi opinión de hoy va a ser una majadería total.

Al poco de empezar la película, volvía a ver a mi querida Sigourney Weaver salir de una capsulita que me recordaba mucho a la de Alien el Octavo Pasajero. Ah, claro, este quillo hizo la segunda parte, Aliens, convirtiendo una película de terror en una película bélica... ¡Qué gran homenaje! Ya, si le pone una camisetica y unas braguicas blancas al salir... ¡lo borda! Aunque, bueno, no sé si a Sigourne le hubiera hecho mucha gracia. Pero, no sería el único homenaje. Ese mamotreto metálico en que se meten para pelear, recuerda también mucho a de alguna de sus secuelas ¿Es en la tercera en la que se hace tanto alarde de esa transpaleta andante?

Pronto, descubrí que lo del 3D era una flipada. Con esas cosicas que parece que vas a tocar, insectos volando por la sala de cine, no parpadear más de una vez cada veinte minutos (y los consiguientes ojos rojos) y, la maravillosa excusa, de poder realizar escenas totalmente prescindibles sólo para recrearse en "lo mucho que nos lo hemos currado."

Así que entre, "dinosaurios", un bosque encantado, indios azules y vaqueros ametrallados, la película me iba conduciendo hacia la batalla final en la que se intenta acceder al castillo de marras, que es defendido con uñas y dientes por aquellos que lo habitan ¿Cómo? ¡Buf! No sé cómo carajo explicar este embrollo. Por partes...

Ante la apariencia de la Ciencia ficción, quitándole todo ese artificio creado por ordenador, pronto se puede entrever que lo que estaba viendo era una película del Oeste. Dentro de este género, siempre he distinguido entre dos tipos: las que no hay indios y destacan las figuras del renegado, los forajidos, el sheriff... con su saloon para las peleas y demás; las de indios y vaqueros, esas en las que, en un momento dado los indios pasaron a ser los malos malosos, para otorgarles ese maravilloso privilegio a los quillos del séptimo de caballería. Pues bien, acá es dónde empieza mi disertación. Un ejemplo: Bailando con lobos. Quizás, aunque de manera más superflua, por lo muchísimo que se asemeja.


Así, tenemos a un protagonista que podría ser el típico de peli del Oeste, ese que no encuentra su lugar. Perseguido (aquí tiene las piernas chingadas y por eso, al principio, no es querido por sus queridos marines), por los suyos (y tampoco por los científicos, pues no tiene preparación), y foráneo en una cultura (la de los indios) que no es la suya y a la que tendrá que "ganarse" poco a poco. Obviamente, el Séptimo de Caballería (los marines), los malos de la película, y los indios (aunque acá sean azules), que están en su tierra y que por sus recursos naturales quieren ser expulsados por los alocados y ambiciosos yankees. ¡Ah! Me dejaba la batalla final, esa en la que los tipis son arrasados por los jinetes montados...

Pero ¿y el castillo? No es otro que ese árbol sagrado. No les recuerda, la escena, a Willow, al Señor de los Anillos, La Guerra de las Galaxias (también dentro del Western), u otras películas de Caballerías en las que se prepara ese ataque final, con clara superioridad o inferioridad (depende del lado en que estén los buenos), contra los habitantes del castillo.

¡Buah! Ya me he perdido... Así que me voy al guión, extremadamente previsible. No hay más que ver la cabeza del bicho rojo volador y la explicación de la quilla para saber qué va a pasar y cuándo. Bueno, me he quedado corto. No hay más que ver los diez-quince primeros minutos de la película para saber cómo carajo van a ir discurriendo los acontecimientos. Diálogos insulsos, hechos previsibles, personajes planos... ¡A esto le llamo yo hacer una gran película!

Pero, mientras ves la película, todo esto da igual. La inmersión en ese mundo colorido, hermoso, tan lleno de paz y energía te inunda. Te deja tan maravillado que el resto pasa a un segundo plano ¿Pero, dónde he tenido una experiencia similar? ¡Ah, claro! En Port aventura ¿Cómo se llamaba... ? Eh... Sea Odyssey ¡Eso, eso! Pero... allá las butacas se movían ¡Era más molón todavía! La pena es que duraba tan poquito... ¡Apunten, apunten! Quizás acá está el próximo paso en la industria: butacas móviles en las salas, para vivir la experiencia ya con casi todos los sentidos (el odorama de John Waters no funcionó muy bien, que le vamos a hacer)

¡Ostras, me dejaba la vehemente versión del argumento! Un planeta, Pandora (ya saben qué pasa si se abre la caja...), en el que vive una civilización extremadamente avanzada, los Na´vi (los indios azules), tanto, tanto que han alcanzado una conexión excepcional con la Pachamama. Allí, estos seres seguidores de las proclamas de Macaco en sus conciertos (aunque me guste mucho lo que hace, para mí es un crack, lo tenía a huevo, jejeje), han de defenderse de los malísimos marines (el Séptimo de Caballería), que por el oro (bueno, un mineral más caro todavía), quieren expulsarlos del inmenso árbol en que habitan (las llanuras del Oeste). Así, entre piruetas, luchas, vuelos y una insulsa historia de amor, llegamos a la batalla final. Obviamente, ya sabrán cómo acaba, así que para que ponerlo.

En definitiva, una peli efectista que, cómo todo el mundo señala, hay que verla en la pantalla grande de un cinema. Porque si no, si la ves en la tele por primera vez, te quedará la sensación de otra película de ¿ciencia ficción? de la sobremesa de Antena 3, aunque con unos efectos especiales realmente currados.

Joder, igual me he pasado...

Sigourne Weaver, imagen extraída de: http://www.afterellen.com/

Planta en 3D, imagen extraída de http://www.callipygian.com/3D/corpseplant.jpg

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