Tras encontrar el billete dorado, CHARLIE dice:
"No vamos a ir...
Una mujer me ha ofrecido 500 dólares por el Billete.
Y seguro que alguien nos daría más.
Nos hace más falta el dinero que el chocolate".
Indignado, este entrañable ABUELITO le increpa:
"Jovencito ven aquí.
Hay un montón de dinero en el mundo.
Cada día fabrican más y más...pero este billete...
Solamente hay cinco en todo el mundo...
y nunca habrá ni uno más.
Sólo un bobo lo cambiaría...
...por algo tan vulgar como el dinero.
¿Tú eres un bobo?"
Ante eso, CHARLIE sólo puede contestar:
"No, señor".
"No vamos a ir...
Una mujer me ha ofrecido 500 dólares por el Billete.
Y seguro que alguien nos daría más.
Nos hace más falta el dinero que el chocolate".
Indignado, este entrañable ABUELITO le increpa:
"Jovencito ven aquí.
Hay un montón de dinero en el mundo.
Cada día fabrican más y más...pero este billete...
Solamente hay cinco en todo el mundo...
y nunca habrá ni uno más.
Sólo un bobo lo cambiaría...
...por algo tan vulgar como el dinero.
¿Tú eres un bobo?"
Ante eso, CHARLIE sólo puede contestar:
"No, señor".
Esta escena me ha servido para explicar, esta mañana, cómo, en un momento en que mi economía estaba por los suelos, apenas tenía para comer, apenas tenía para pagar el alquiler, apenas tenía para vivir, ante mí se presentó "mi billete dorado". Yo no dudé. Ese "billete" era mi sueño. Lo tenía ante mí y, obviamente, no iba a desperdiciarlo, y menos por el vulgar dinero.
Narré la historia, mi historia, casi como si fuese un cuento. Ellos/as tenían los ojos abiertos. El aula quedó en total silencio. Al terminar, habían quedado emocionados: "ese era mi billete dorado", dije.
Quedé atónito al oír sus entusiasmados aplausos. Algo les había tocado por dentro y así, espontáneamente, me lo habían demostrado.
- ¿"Nunca te has arrepentido"? Preguntó uno de esos quillos.
- "No, te lo aseguro, nunca me he arrepentido". Contesté con una sonrisa inabarcable.
Fue un momento precioso. Sé que sintieron mi sinceridad y, quizás, fue ello lo que les permitió comprender por qué elegí ese "billete dorado" en lugar de quedarme ese dinero que tanto necesitaba.
Gracias, quillos/as, por otorgarme un instante tan maravilloso.
Narré la historia, mi historia, casi como si fuese un cuento. Ellos/as tenían los ojos abiertos. El aula quedó en total silencio. Al terminar, habían quedado emocionados: "ese era mi billete dorado", dije.
Quedé atónito al oír sus entusiasmados aplausos. Algo les había tocado por dentro y así, espontáneamente, me lo habían demostrado.
- ¿"Nunca te has arrepentido"? Preguntó uno de esos quillos.
- "No, te lo aseguro, nunca me he arrepentido". Contesté con una sonrisa inabarcable.
Fue un momento precioso. Sé que sintieron mi sinceridad y, quizás, fue ello lo que les permitió comprender por qué elegí ese "billete dorado" en lugar de quedarme ese dinero que tanto necesitaba.
Gracias, quillos/as, por otorgarme un instante tan maravilloso.
4 comentarios:
Se me escapo una lagrimilla. Que lindo.
Bien por ti.
Tu comentario si que es lindo...
Gracias
bonita reflexión, no recordaba lo del billete dorado y me viene bien porque ahora mismo estoy de sequía económica pero me pego cada risa que no me lo explico...
hace tiempo que no te comento pero te leo :)
espero que todo vaya bien, besotes!
En esa etapa que tuve (bueno ahora tampoco está muy boyante pero me llega para vivir), viví realmente feliz, quilla, jejejeje.
Espero que también le vaya todo muy bien, quillita.
Besicos
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