De vez en cuando, te encuentras con gente que es cariñosa, y lo muestra, y le da igual... La visita era cuasi anunciada. Apareció y me abrazó y me besó. Me cogió de las manos y, ante mi nerviosismo, me volvió a abrazar. Ella quiere hacerme un regalo. Dice que le apetece, que quiere entregarme ese presente. Luego, hablamos de cosicas divertidas. Tuve que ausentarme, pero volví a unirme a ella. Sentados, me cogió del brazo, de la mano...
-¿Que tal estás?
-Bien, quillita... bueno... sí, más o menos, bien.
-Me alegro
Se tenía que ir. Hablamos... me dice.
-Bueno, si nos veremos el Lunes, seguramente.
-Pues sí
Nos despedimos con el mutuo cariño que nos tenemos. Con un sentido beso en la mejilla (que no dos), y con un caluroso abrazo.
-¡Ah! El próximo día quiero verte bailar allá abajo ¡Eh!
-Sí, claro, eso está hecho, jajajaja.
-¿Que tal estás?
-Bien, quillita... bueno... sí, más o menos, bien.
-Me alegro
Se tenía que ir. Hablamos... me dice.
-Bueno, si nos veremos el Lunes, seguramente.
-Pues sí
Nos despedimos con el mutuo cariño que nos tenemos. Con un sentido beso en la mejilla (que no dos), y con un caluroso abrazo.
-¡Ah! El próximo día quiero verte bailar allá abajo ¡Eh!
-Sí, claro, eso está hecho, jajajaja.
Gracias, quillita, porque aún quede gente como vos.
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