sábado, 4 de septiembre de 2010

Mérida - Faro

Viajar de Mérida a Faro es un auténtico infierno, más que nada porque la ruta que une Mérida y Huelva es horrible. A pesar de que el trayecto comienza por autovía, pronto toma carreteras secundarias para ir uniendo diferentes poblaciones. Así, realiza paradas cada 15 - 20 - 25 minutos, hecho éste que hace casi, casi, desesperar, puesto que estás todo el rato entrando y saliendo de poblaciones para realizar la paradita de rigor, con lo que el viaje se hace cada vez más, y más, pesado.

Si tienes mucha suerte, puede subir al autobús un grupo de "gallinas", jóvenes adolescentes alborotadas que, a pesar de hablar a grito pelado, van aumentando su volumen de voz (sí, es algo un poco inexplicable), a medida que se emocionan. Los chicos, sus modelitos y lo monas que están serán sus conversaciones favoritas. Como comprenderán, a la media hora de tenerlas detrás, la cabeza se te pone como un bombo y sólo deseas que acabe semejante castigo.

Afortunadamente, a mitad de trayecto, el autobús realiza una parada de unos veinte minutos para que puedas descansar. Creo que es en Higuera la real, pero no puedo asegurarlo del todo. Es un alivio saber que, durante esos minutos, dejarán de taladrarte la cabeza. En citada estación (si es ésa y no otra), lo mejor que te pude suceder es que tengas ganas de ir al servicio. La limpieza brilla por su ausencia. Con suerte, no llegarás a abrir la puerta de alguno de los compartimentos que contienen una tazita donde realizar tus necesidades. ¡Mierda! ¡Hay purita mierda por todos lados! Obviamente, ni siquiera pruebas a intentar traspasar la puerta de semejante pocilga. "Bueno", piensas, hasta Huelva sólo quedarán un par de horas... ¡Lo malo es que no te has librado de las gallinas!

En cambio, y afortunadamente, de Huelva a Faro el viaje se hace mucho más corto. Si no hay problema de plazas y, además, puedes viajar junto con tu acompañante (el autocar puede llegar casi lleno a Huelva y compinches que viajan juntos tienen que desperdigarse por él), ya sólo queda la emoción y la alegría saber que Portugal está a un tiro de piedra. Apenas dos horas de viaje y llegas a tu destino: Faro.

Con el poco tiempo que hay entre el autobús que te deja en Huelva y el que se toma para ir a Faro, apenas queda tiempo para visitar algo de esta ciudad. Una pequeña vueltecita, un refrigerio para coger fuerzas y, si la Diosa de la Fortuna te acompaña, ir a parar a una terracita en la que un amable camarero te ofertará uno de los más sabios consejos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ummmm...rico refrigerio:lomo de pavo con rodajitas de tomate (esta vez sense formatge).
Si ese camarero supiera cuántas veces pusimos en práctica su consejo...pena no tener su direccion para enviarle una linda postal...besitos a ritmo de cumbia!

Martuki

closada dijo...

Jo que sí. Mira que fue majete el quillo. Ah, los bocatas, sin queso; pero, bien buenos...

Besicos cumbianderos