El año comienza con una buena película. El Domingo, en nuestra cita oficial cinematográfica, Mariachi, Carmen, Cuquito y yo acudimos a ver la última película de Tim Burton. Yo sabía que era un musical, pero no me imaginaba que lo era prácticamente del todo. Eso, sin duda, cuando una película es doblada, era una salvación. El doblaje se limitaba, tan sólo, a unos minutos de toda la película. Los créditos, ya advertían de que nos íbamos a encontrar con una película llena de fantasía y, sobre todo, de sangre.Había leído que Burton había vuelto a los escenarios expresionistas. Pero, vamos, la cercanía al Gabinete debe de estar en las tonalidades grisáceas, porque en otra cosa... Más bien, volvía a esa atmósfera "gótica" que nos había regalado en Sleepy Hollow, a esos escenarios más parecidos a los tiempos de la Hammer que otra cosa. Sí, la ambientación, llena de humo, opresora, es tan maravillosa como la fantasía que recorre una historia tan verídica como la de un barbero asesino, jejejeje.
Los/as intérpretes están cojonuttos/as y, la verdad, es que pudimos visualizar una de las grandes películas de Tim Burton. Es sanguinolenta, pero se muestra con tanta harmonía que no molesta lo más mínimo. Y, como siempre, la historia de amor, esa que sucede entre los extraños personajes que forman parte del Universo Burton.
En resumen, una película que no debes, ni puedes, perderte. Y, que carajo, ni siquiera tienes excusa aunque digas que odias los musicales. Sin duda, una buenísima manera de empezar este nuevo año cinematográfico. Yuuuum
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