¿Cómo voy a ser yo la Revolución? No, no, simplemente, soy un pobre pringao que bebe de ella y que gusta compartirla con los deliciosos y refrescantes cuencos donde se encuentra. Y así, emocionado, sigo creyendo que el cambio es posible, con pequeños sorbos revolucionarios, de esos que hacen reflexionar, de esos que ilusionan, que ofrecen visiones distintas a las que se nos enseña día a día. Sé que todavía hay un gran barril, pero pasé un cuenco y se rompió. Al tiempo, quise compartir otro, y volvió a romperse. Cada vez quedan menos... y, aunque sigo creyendo que merece la pena seguir compartiendo esos cuencos, no sé si estoy dispuesto a que se sigan rompiendo más, porque es triste ver como se despedazan, en pequeños trocitos, aquellos tarros moldeados con mis manos y, con ellos, mis ilusiones. Quizás, simplemente, ha llegado la hora de utilizar otra vertiente: que sea la gente la que se acerque al barril con sus propios cuencos ¡Que triste! ¡Sig!
siento decirte que... (vaya temporadita oscura que llevo)... que quienes rompen los cuencos jamás se acercarán al barril y quienes no los rompen, seguramente ya están con su propio cuenco bebiendo. No obstante, dejemos un huequito para la esperanza porque aunque sólo sea a una persona a la que se le consiga transmitir el mensaje de la justicia, habrá merecido la pena barrer pedazos de otras veces... (si algún día me pasas un cuenco a mí, por favor, que sea de metal porque tengo una mano atolondrada y más torpe de lo habitual)
tranqui, tronco, el sábado revolucionamos el mundo.... viva la revolución, la involución, la evolución,....la polución, la peor solución.... viva el mal, viva el capital... qué mala, pero qué mala soy...
6 comentarios:
cómo te vas a quedar sin revolución si eres la revolución.
¿Cómo voy a ser yo la Revolución? No, no, simplemente, soy un pobre pringao que bebe de ella y que gusta compartirla con los deliciosos y refrescantes cuencos donde se encuentra. Y así, emocionado, sigo creyendo que el cambio es posible, con pequeños sorbos revolucionarios, de esos que hacen reflexionar, de esos que ilusionan, que ofrecen visiones distintas a las que se nos enseña día a día.
Sé que todavía hay un gran barril, pero pasé un cuenco y se rompió. Al tiempo, quise compartir otro, y volvió a romperse. Cada vez quedan menos... y, aunque sigo creyendo que merece la pena seguir compartiendo esos cuencos, no sé si estoy dispuesto a que se sigan rompiendo más, porque es triste ver como se despedazan, en pequeños trocitos, aquellos tarros moldeados con mis manos y, con ellos, mis ilusiones. Quizás, simplemente, ha llegado la hora de utilizar otra vertiente: que sea la gente la que se acerque al barril con sus propios cuencos ¡Que triste!
¡Sig!
siento decirte que... (vaya temporadita oscura que llevo)... que quienes rompen los cuencos jamás se acercarán al barril y quienes no los rompen, seguramente ya están con su propio cuenco bebiendo. No obstante, dejemos un huequito para la esperanza porque aunque sólo sea a una persona a la que se le consiga transmitir el mensaje de la justicia, habrá merecido la pena barrer pedazos de otras veces... (si algún día me pasas un cuenco a mí, por favor, que sea de metal porque tengo una mano atolondrada y más torpe de lo habitual)
tranqui, tronco, el sábado revolucionamos el mundo.... viva la revolución, la involución, la evolución,....la polución, la peor solución.... viva el mal, viva el capital... qué mala, pero qué mala soy...
tio esta ilustración mola muchoooo
propongo hacernos unas camisetas estilosas jajaja
hay q dejar descansar a la revolución hasta la primavera
bss!
maria b.
señorita maria b., la revolución no ha de descansar nunca, jejejeje.
en cuanto a lo de las camisetas estilosas... lo dejo en tus manos, jajaja. Bueno, cooperaré, que si no me quedaré sin ninguna.
besos: muac, muacas
Publicar un comentario