martes, 11 de septiembre de 2007

Un Sábado. Lo que te puede pasar...

En la historia de hoy, a pesar de que no pasase nada, prefiero mantener oculta la identidad de una quillita que conocí, pues tiene novio y, quién sabe, en un ataque de celos (que repito no debiera ni existir), me busca, me encuentra y...

Sábado noche. La Z está hasta los topes, tanto que ni siquiera intentamos entrar. "Hasta luego, quillo. Nos vemos". Los ojos empiezan a cerrase y los taxis se acercan siempre con gente. Llego a Gran Vía y me detengo. "Pasará algún taxi..." Pero, no, lo que se detiene delante de mí es una quilla. Y yo, como soy un "repajolas", me acerco y le digo: "¿Hacia dónde vas? Lo digo porque si vas hacia el Centro, podemos compartir taxi y, mientras llega alguno, podemos ir caminando... Que ir solo es un rollo". -"Pues vivo en el Actur, así que muy bien no nos viene". -"Pues sí, la verdad" Y pienso. "Esta tipa intenta deshacerse de mí, creo que no le ha hecho mucha gracia". -"Pero no es mala idea" dice de repente... "¿Verdad? Por cierto, cómo te llamas?" -"Me llamo P. ¿no me conoces?" Y me dice que trabaja en [...] Así que nos ponemos a hablar y empezamos a echarnos unas risas... "¿Nos vamos a tomar algo?" Me pregunta.

De nuevo, me encuentro delante de la puerta de la Z. Allá estamos, cogidos de la mano, decididos a entrar al bar. ¿Y qué hacemos allí? Estamos buscando a una persona. Obviamente, no voy a contar la historia del porqué la buscamos; pero, yo le animo para que la encontremos. Entramos, y seguimos de la mano. Es raro, pero así estamos a gusto. Nos tomamos algo, la persona que no aparece y aguantamos hasta que nos rallamos. Mucha gente, mala música, poco espacio... "Buf, tía, esto es un agobio. ¿Nos vamos a mi casa y nos quedamos hablando un rato?".

El taxi llega enseguida. Nos montamos y seguimos de la mano. Ya estamos en casa. Nos damos un abrazo y los dos expresamos lo extraño que es cogerse este cariñete tan rápido. Nos tumbamos en el sofa, nos miramos... y, sin hablar nada, nos quedamos dormidos (vestidos, mal pensados/as). Así, abrazados, despertamos a las 9.30. "Uy, tengo que irme a casa" "Jo, que pena. Me ha encantado conocerte" Y P. se marcha...

Gracias, quillita, por hacerme pasar un rato tan extraño y tan divertido. La mutua confianza nos ofertó un final de fiesta bien lindo que, al contarlo, volvió a situarme en el núcleo del azar más puro: Ya estuviste en mi hogar, hace no mucho tiempo. Yo estaría de juerga, bailando en no sé dónde y tú, con más gente, de marchuqui en mi casa terminando la noche.

4 comentarios:

bloc- era dijo...

¿casualidades? ¿vidas encontradas? caminos que se cruzan... propio de un guion de película-Medem

closada dijo...

Lo que creo es que Medem, con mà vie, tendría un buen filón el hueputa. Porque, entre las cosas que me pasan, el continuo devenir de ciclos en los que se adentra cada vez más mi existencia y las llamadas que hace a mi puerta el azar, no puedo dejar de estar en mi caótico caminar...

Besitos múltiples, quillita

Anónimo dijo...

Quillito.. eso son cosas que sólo te pasan a ti..
Una historia de vida surrealista que sin embargo no deja de ser Genial!!
1 besote bien gordo colombianito, hasta un seguro más ver!

closada dijo...

La verdad es que me digo una y otra vez: "lo que no me pase a mí..." Sí, me pasan cosas realmente extrañas, cercanas a un surrealismo vital que le dan más colorido a la vida. Creo que, a veces (sólo a veces), yo "me las busco"; pero, otras, son mis diosecillos alocados los que comienzan a juguetear con mi deambular diario.

Besos