sábado, 29 de septiembre de 2007

Imprevisible

Mis noches de rumbeo son imprevisibles.

El Jueves, me encontré a Vanessita, mi súper quillita de clase. Como siempre, abrazos, besazos y un porrón de cariño. Con ella, otra quilla de clase que yo no conocía de nada. Así que nos presenta, nos ponemos a hablar y, ¡ala!, como nos acabamos de conocer y somos unos repajolas... ¡Nos vamos juntos a ver a la Bersuit a Barcelona! Jajajaja.

Pero en mi clase hay más chamaquitas, y, sinceramente, son más majas que las pesetas que decía la mía mamma. Y es que ayer, después de cerrar el Calaveras, marché a la Z (horrible bar, pero como es lo único que queda abierto...), y allá me encontré a una quillita de clase. Bueno, y estábamos tres Christian en un metro cuadrado ¡Genial! Así que me quedé con ella. Al cerrar, su casita bien cerca y la mía, ¡tan lejos! Así que acepto la invitación, y ya pienso cómo será el colchón. Efectivamente, era como lo esperaba. Después de charrar un rato, me traen el colchón al salón y, sí, me maravilla ver que aún existen: su funda de tonalidad azulada con motivos florales me recuerda aquellos que hemos visto en toda cama antigua que se precie. Un besito y a nonón, que es tarde del carajo. Al verme, ella me había dicho: a la última persona que esperaba ver hoy es a ti. Y al despedirnos al ir a dormir, nos dijimos: quien hubiera imaginado que acabaría viniendo a dormir a esta casa...

El recado era a las 13.00. Me quedaban pocas horas para despertar; pero, no, la fortuna volvía a jorobarme. Un mensaje de Daniela me dice que es a las doce. Buuuf. Despierto y marcho con premura a mi hogar. La duchita de rigor y, en mi velocípedo, una mochila, una bolsa de viaje que pesa como cien y, en mi espalda, una mochila más. Llego al aparcamiento de autobuses que se sitúa detrás del Pilar. Y veo autobuses, muchos autobuses. Son de esos que llevan people de lado a lado, con su guía acompañante en ruta incluido. Y recuerdo que hace un año, yo sería uno de esos guías, que llegaría con el autobús y, antes de bajar, diría: tienen una hora y media, a las dos todos en el autobús. Tan sólo hace un año y parece que fue hace tres o cuatro.

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