El Viernes, por fin, después de varias intentonas fallidas (no tener platita, me toca darle al laburo, demasiado lejos de la capital maña...), pude ver al gran Paco de Lucía en directo. Allá fuimos Marta y servidor y pudimos disfrutar de un conciertazo de lujo. Dos horas y cuarto (sin contar el descanso) en que todo el cuerpo se estremecía, se quedaba agarrotado y se dejaba llevar por la magia del flamenco. Dos horas y cuarto (sin contar el descanso) en que nos pasó por encima una apisonadora y nos dejó un concierto para el recuerdo. No sólo Paco, que demostró por qué es tan grande, sino todos y cada uno de sus acompañantes, nos dieron una noche inolvidable. Aún tengo en la retina a Farruco llenando todo el escenario con su sola presencia sobre el tablado...
domingo, 10 de octubre de 2010
Paco de Lucía en la Sala Mozart
El Viernes, por fin, después de varias intentonas fallidas (no tener platita, me toca darle al laburo, demasiado lejos de la capital maña...), pude ver al gran Paco de Lucía en directo. Allá fuimos Marta y servidor y pudimos disfrutar de un conciertazo de lujo. Dos horas y cuarto (sin contar el descanso) en que todo el cuerpo se estremecía, se quedaba agarrotado y se dejaba llevar por la magia del flamenco. Dos horas y cuarto (sin contar el descanso) en que nos pasó por encima una apisonadora y nos dejó un concierto para el recuerdo. No sólo Paco, que demostró por qué es tan grande, sino todos y cada uno de sus acompañantes, nos dieron una noche inolvidable. Aún tengo en la retina a Farruco llenando todo el escenario con su sola presencia sobre el tablado...
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