
Una vez más, salía haciendo el majadero. Las manos en la cabeza, simulando que tenía los cuernecillos del mismísimo belcebú. Seguramente, aunque no llego a percibirlo, tendría la lengua fuera, como si fuese un pequeño diablillo burlón. Es uno de esos gestos que suelo hacer. No me pregunten el porqué. No sabría darles una respuesta coherente.
Mientras tanto, observen sus fotos, no vaya a ser que tengan un pequeño diablillo travieso haciendo de las suyas...
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