
Salí de la sala con una muy buena sensación. Había visto un filme muy cálido y cercano en que los personajes enseguida se convertían en tus propios vecinos del barrio. Uno de esos dramas que, gracias a la visión del director, quien ofrece la película desde la perspectiva del niño protagonista, se convierte en una dulce comedia de esas que deja aflorar una continua sonrisa. Es, en definitiva, una de esas películas sencillas y amables que dejan muy buen sabor de boca.
Había visionado un cuento, un cuento en el que el destino intentaba ser manipulado. Había visionado un cuento, un cuento de verano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario