
Después de leérmelo, se me quedó una sensación agradable. Era un tebeo muy intimista en el que las imágenes cuentan muchísimas cosas. Los diálogos van intercalados con los pensamientos de sus personajes y, poco a poco, se van descubriendo diferentes historias que les han ido sucediendo a sus protagonistas y que van condicionando los acontecimientos actuales que se van mostrando al lector.
Lo malo (lo bueno), que ahora quiero seguir leyendo más números...
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