lunes, 27 de abril de 2009

Pañuelito.com/pañuelito.es

Imagen extraída de: http://www.compradiccion.com

De nuevo la casualidad llegó en forma de presencia humana. Fue la noche del Miércoles cuando acompañé a Marta a coger el autobús. Éste era el último de la nuit, así que no podía perderlo. Al rato de estar bajo la marquesina, observé que el Paseo Independencia estaba cortado. Una pegatina anunciaba que estábamos en una "parada suprimida". Allí, en esa misma situación, una quillita que esperaba el bus de la misma línea mostró su nerviosismo ante la posibilidad de que ya no hubiese más autobuses y tener que ir caminando hasta su hogar.

Señalé que la mejor opción era marchar a Conde Aranda, pues así se aseguraban de coger su último medio de transporte público. Marchamos los tres hasta citada parada; sin embargo, y a pesar de mi insistencia, ella seguía indecisa con la probabilidad de la llegada del bus y, al visualizar uno de esa misma línea (pero en dirección contraria), corrió veloz a preguntar si todavía tenía que pasar uno. Fue en ese momento cuando vimos aparecer el autobús que habíamos estado esperando.

Marta y esa quillita subieron y yo, poniéndome la musiquita en mi pequeño IPod, me despedí agitando la mano.

Hoy, quedé con el Sr. Joven en Torrero. Éste es un barrio que, por su ubicación en la urbe, no suelo pisar. Sólo acudo a él si he quedado allá por alguna extraña razón: cena en casa de algún compinche, voluntariado con SOS, visita a los compañeros de Capuzón... Pues bien, sentado en una terracita, alcé la vista y, allá, justo delante de mí, caminaba aquella quillita que tan ansiadamente esperaba la llegada del 33 aquella noche de Miércoles.

Recordé, en ese momento, el comentario de Lola en una entrada de hace unos pocos días: ¡joder, es verdad, mi vida está en un pañuelo! Y, además, pensé que cualquiera que lea esta majadera bitácora y no haya visto nunca Zaraguaya pensará que es una ciudad nimia y, sin embargo, es la quinta más grande de España, acercándose poco a poco a los 700.000 habitantes. Mas, en la mía vida, con tanto encuentro casual, parece que se reduce a una pequeña porción de terreno donde habitar con tres o cuatro más.

No hay comentarios: