Jueves, de nuevo, a la Sala Arrebato. La verdad es que mi asistencia allá se debía a que tocaba Eric, "El brindador", y, por supuesto, ni quería ni podía faltar. Él salía el primero a tocar. Como se suele decir, teloneaba a otro grupo del que desconocía, incluso, su nombre. Salió con su guitarra, todo magico él, y ejecutó su repertorio. Canciones que, poco a poco, fueron encandilando más y más a los allí presentes.
Nada más terminar, dos quillitos prepararon el escenario a toda velocidad. Una alfombra sobre la que situar la batería, los amplis y la guitarra. Al poco, comenzaron el espectáculo. Su nombre era Pneu: Batería hiper acelerada y guitarra a toda virgen y distorsiones. Vamos, un porrón de caña a nuestra disposición. Pero, el público (y me incluyo yo), parecía distante. Al ver la pasividad de la gente, nos incitaron a acercarnos, a subir al escenario, a compartir ese espacio con ellos y situarnos en derredor. Así hicieron unos pocos...
Esa era su verdadera propuesta. Situarse en medio del bar y, con la people alrededor, presentar con inmensa fuerza, con intensidad, con brutal energía, cada una de esas explosivas descargas que tenían pensado ofrecernos. Lo hicieron sobre el escenario, mas daba igual porque, sinceramente, me tumbaron en el primer asalto.
Al terminar y, antes de dirigir mis pasos hacia el hogar, me compré el CD que me hiciese recordar ese concierto que había tenido el lujo de presenciar.
Nada más terminar, dos quillitos prepararon el escenario a toda velocidad. Una alfombra sobre la que situar la batería, los amplis y la guitarra. Al poco, comenzaron el espectáculo. Su nombre era Pneu: Batería hiper acelerada y guitarra a toda virgen y distorsiones. Vamos, un porrón de caña a nuestra disposición. Pero, el público (y me incluyo yo), parecía distante. Al ver la pasividad de la gente, nos incitaron a acercarnos, a subir al escenario, a compartir ese espacio con ellos y situarnos en derredor. Así hicieron unos pocos...
Esa era su verdadera propuesta. Situarse en medio del bar y, con la people alrededor, presentar con inmensa fuerza, con intensidad, con brutal energía, cada una de esas explosivas descargas que tenían pensado ofrecernos. Lo hicieron sobre el escenario, mas daba igual porque, sinceramente, me tumbaron en el primer asalto.
Al terminar y, antes de dirigir mis pasos hacia el hogar, me compré el CD que me hiciese recordar ese concierto que había tenido el lujo de presenciar.
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