Extraída de acá: http://www.axport.com/movies/2008-Hollywood-Movies/images/2008movies_BenjaminButton.jpg
El Jueves quedé con Amaita y Tere (a pesar de que no me gusten nada estas cosas), para ir a ver mi exposición y, seguidamente (y esto sí que es de mi agrado), marchar al cinema. Amaita tenía invitaciones para el preestreno de El curioso caso de Benjamin Button, película que me apetecía bastante acudir a visualizar. Al salir, la decepción se había adueñado de mis pensamientos.
En primer lugar, se me hizo excesivamente larga. Casi 2h 40 min. de soporífera película me parecía insufrible. Durante el tramo final sólo deseaba que terminase cuanto antes para poder irme al hogar a dormitar. Realmente, se le podía haber suprimido metraje, pues hay muchos momentos más que prescindibles para el devenir de la historia.
Por otro lado, la historia, que podría tener mucha más fuerza y conducirnos a muchas más reflexiones, se convierte en una tonta historia de amor imposible de dos seres llamados a "encontrarse y no-encontrarse" desde la más tierna infancia. Pero, para intentar engañar al espectador sobre una mayor profundidad del film, se van intercalando frases "memorables" en un intento de darle un cierto empaque al asunto. Mas, se quedan en pequeñas oraciones irrisorias de mentecato intelectualoide que lo único que me proporcionaban era un poquito más de enojo. ¡Bienvenidos al parvulario de las citas mediocres!
Asimismo, no se sabe porqué, en un momento dado, cambia de estilo narrativo en un extraño acercamiento a la manera que proponía Amélie. De esta manera, de repente, la historia se nos presenta con esa voz en off rapidita, las imágenes sucediéndose en un harmonioso (¡que ya sé que es sin "h", leñes!), azar para llevarnos a un desencadenante final... Es que no viene a cuento, ¡huevón!
Y, finalmente, no me queda muy claro un aspecto. Por un lado, no sé si lo que le pasa a Benjamin es una enfermedad genética en la que nace degenerado como un "cascadete" abuelete (en cuerpo de bebé), y muere con la salud y los problemas de los niños... O si, como el reloj suizo que mencionan al principio de la película, su cuerpo, o más bien, vida (que es lo que debiera ser), marcha al revés. En el primer caso, debiera haber muerto en el cuerpo de un anciano, pero con rasgos de niño, o bebé. En el segundo caso, debiera haber nacido en el cuerpo ya de un anciano y, de ahí, evolucionar (o involucionar), hacia el estado infantil. Pero, lo de mezclar las dos cosas me vuelve demasiado loco. Es decir, nace bebé (con rasgos y estado del cuerpo de un anciano); crece, como todo niño (y va rejuveneciendo), mientras gana altura; pero, al final de su vida, vuelve a empequeñecer para convertirse en un bebe ¡Pero si ya lo ha sido! Lo siento, pero esto se me escapa de las manos.
Al menos, sí que hay unas escenas que me encantan: esos homenajes al cine mudo con el abuelete que recuerda los momentos en que ha sido alcanzado por un rayo. Yuuuum, son deliciosas.
En definitiva, creo que sí que se ha acertado con el título de la película, porque es realmente curioso que una película tan floja se esté llegando a considerar como una obra maestra o la mejor película del año. En ambos casos, sólo podría desesperarme y pensar en lo mal que está el cine en la actualidad.
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