Hoy levanté acelerado. Salí de casa con premura, con pies livianos y con piernas ágiles. Caminaba tan rápido que ni vi a Gonzalo. Sólo al rato, mi cerebro procesó y creo en mi retina su imagen... Deprisa, deprisa, observando tan sólo los cruces para que no me atropellaran y, mientras tanto, mirando hacia lo alto de los edificios, buscando decoraciones, pinturas, aleros de techumbres que sobresalen más allá de las fachadas de las arquitecturas que quedaban a ambos lados. ¿Para qué? Para nada: no funcionaba el cajero.
Fuimos a Veruela. Inauguraba exposición mi gran compinche de fatigas Javi Joven. El trabajo de tres años. No, yo no podía faltar...
Un sitio de ensueño para visitar una exposición. Una disposición de las obras muy elaborada. Un trabajo, el del señor Joven, que impacta, tanto por su significado, como por su ejecución y acabado. Fotografías, collages, pinturas y vídeos nos ofrecen un acercamiento a Bañado Sur, allá, en Asunción (Paraguay).
Finalmente, comidica de lujo. Que pena no haber podido saborear ese delicioso vino. Es lo que tiene ser prudente en la conducción. Ya lo decía Steve Wonder: si bebes, no conduzcas.
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