Marchaba hacia Barcelona con una silenciosa sensación de tristeza. Por un lado, no entendía su actitud seca y fría, y menos cuando, ni por asomo, me la esperaba. Por otro, los últimos acontecimientos con mi súper coche. Mis ojos pedían llorar, llorar sin parar, y así aliviar la opresión de mi pecho.
Viajo solo. Observo el asiento de al lado. Está vacío. Reflejo, reflejo, reflejo...
¿Cuándo nos moveremos? ¿Cuándo empezaremos a rodar?
Terminé el libro que me estaba leyendo. Tomé a Henry entre mis manos. Me reconforta volver a sentir su fuerza, su rapidez, la transmisión de sus fieros pensamientos.
Sigo viajando, y no se marcha esa sensación de vacío, de pérdida... no sé muy bien cual de las dos: quizás de ambas.
"Tu llanto no tiene sentido
Si ya no estás aquí
No queda más remedio que vivir
Sólo vivir..." (NTVG)
He vuelto. El viaje me ha transportado a mis entrañas -Una vez más. Ahora, me convertiré en una perra y echaré espuma por la boca. Perra o perro, da igual. No tengo sexo. Soy mente, soy tripas, soy vísceras desparramadas por el salón de mi casa.
Moví el pasado y lo transformé en presente -Aunque sólo fuese unos segundos. Me gustó saber de vos...
Tomando las palabras de Henry Miller: "Me has enardecido y ahora ya nunca podré ser lo que era antes, sólo tu amigo. ¿Fui eso alguna vez? Me parece que desde el principio [...], me di cuenta de que era tuyo. "X" también lo notó. Inmediatamente dijo que estabas enamorada de mí, o si no, yo de ti. Pero ni yo mismo supe que aquello era amor".
Vengo embriagado de vida. Reflexión, mirada interior. Tomé las riendas dentro de mi estado de ebullición, de exaltación. Me olvidé de seguir y di vueltas...
Tomando las palabras de Anaïs Nin: "Estoy en plena rebelión contra mi propia mente, y cuando vivo, lo hago por impulso, por emoción, por pasión […] Cuando todos los fundamentos, toda la conciencia, todo el control de mi ser había sido eliminado, después hice el enorme esfuerzo de sobreponerme de nuevo, para no caer ya nunca más, para no seguir sufriendo o abrasándome, y me aferré a todo y reflexioné […] Quiero ser capaz de entender, de captar lo que he vivido desde el principio hasta el final".
Ya no las doy. Ahora, aunque consciente de que persiste el ciclo, camino de frente, sin descanso, sin premura; pero, dejándome llevar. Pasión, pasión... cuanto echo de menos, en la gente, la pasión. De nuevo Henry: "Más bien se trata de que siempre estoy disponible para el amor, siempre hambriento de amor. Estoy hablando de amor, no de sexo".
Anaïs se portó conmigo como una diosa. Es una nueva divinidad francesa. Esta quilla es como uno/a de esos/as angelitos/as que rondan por mi vida para, en momentos de perdición, ayudarme (incluso sin ser conscientes), a salir del atolladero.
El otro día, estuvo Ana en casa. Sin querer, fue partícipe de mi actualización del pasado. Gracias a ella di un gran paso y me ayudó a superarlo.
Voy a bailar con vos... siempre que usted quiera. Voy a ser su perro o su perra. Voy a ser un espasmódico pingüino, un simple guijarro. Voy a ser un gran dios griego, un faraón egipcio. Voy a ser todo lo que yo desee en mi atolondrada cabeza. Voy a bailar con vos... siempre que usted quiera.
Viajo solo. Observo el asiento de al lado. Está vacío. Reflejo, reflejo, reflejo...
¿Cuándo nos moveremos? ¿Cuándo empezaremos a rodar?
Terminé el libro que me estaba leyendo. Tomé a Henry entre mis manos. Me reconforta volver a sentir su fuerza, su rapidez, la transmisión de sus fieros pensamientos.
Sigo viajando, y no se marcha esa sensación de vacío, de pérdida... no sé muy bien cual de las dos: quizás de ambas.
"Tu llanto no tiene sentido
Si ya no estás aquí
No queda más remedio que vivir
Sólo vivir..." (NTVG)
He vuelto. El viaje me ha transportado a mis entrañas -Una vez más. Ahora, me convertiré en una perra y echaré espuma por la boca. Perra o perro, da igual. No tengo sexo. Soy mente, soy tripas, soy vísceras desparramadas por el salón de mi casa.
Moví el pasado y lo transformé en presente -Aunque sólo fuese unos segundos. Me gustó saber de vos...
Tomando las palabras de Henry Miller: "Me has enardecido y ahora ya nunca podré ser lo que era antes, sólo tu amigo. ¿Fui eso alguna vez? Me parece que desde el principio [...], me di cuenta de que era tuyo. "X" también lo notó. Inmediatamente dijo que estabas enamorada de mí, o si no, yo de ti. Pero ni yo mismo supe que aquello era amor".
Vengo embriagado de vida. Reflexión, mirada interior. Tomé las riendas dentro de mi estado de ebullición, de exaltación. Me olvidé de seguir y di vueltas...
Tomando las palabras de Anaïs Nin: "Estoy en plena rebelión contra mi propia mente, y cuando vivo, lo hago por impulso, por emoción, por pasión […] Cuando todos los fundamentos, toda la conciencia, todo el control de mi ser había sido eliminado, después hice el enorme esfuerzo de sobreponerme de nuevo, para no caer ya nunca más, para no seguir sufriendo o abrasándome, y me aferré a todo y reflexioné […] Quiero ser capaz de entender, de captar lo que he vivido desde el principio hasta el final".
Ya no las doy. Ahora, aunque consciente de que persiste el ciclo, camino de frente, sin descanso, sin premura; pero, dejándome llevar. Pasión, pasión... cuanto echo de menos, en la gente, la pasión. De nuevo Henry: "Más bien se trata de que siempre estoy disponible para el amor, siempre hambriento de amor. Estoy hablando de amor, no de sexo".
Anaïs se portó conmigo como una diosa. Es una nueva divinidad francesa. Esta quilla es como uno/a de esos/as angelitos/as que rondan por mi vida para, en momentos de perdición, ayudarme (incluso sin ser conscientes), a salir del atolladero.
El otro día, estuvo Ana en casa. Sin querer, fue partícipe de mi actualización del pasado. Gracias a ella di un gran paso y me ayudó a superarlo.
Voy a bailar con vos... siempre que usted quiera. Voy a ser su perro o su perra. Voy a ser un espasmódico pingüino, un simple guijarro. Voy a ser un gran dios griego, un faraón egipcio. Voy a ser todo lo que yo desee en mi atolondrada cabeza. Voy a bailar con vos... siempre que usted quiera.
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