miércoles, 20 de agosto de 2008

Muchas gracias, Teresa


Como me había señalado Teresa, si acudía por su fabulosa "trastienda" recibiría una pequeña sorpresa. Yo me esperaba algo pequeñito y, efectivamente, lo era. Era una piedra de apenas dos centímetros; pero, al nombrarme su origen, aumentó de tamaño de manera inconmensurable. La emoción me empezó a invadir por dentro y supongo que mi rostro reflejaría la grandísima ilusión que me había hecho este presente. Una ilusión que, a medida que me alejaba hacia el trabajo, iba creciendo.

El regalo que me ha hecho Teresa no tiene precedente, creo. En mi mano, en esos momentos, estaba una gran parte de mi vida, un trozo muy importante de mi mente y de mi corazón. Teresa, me había traído desde la France una parte de mi mismo, de mi forma de ser, de mi vida, de mis pensamientos y sentimientos.

¡Buuuf, es demasiado! Gracias, muchas gracias, quillita, por acordarte de mí y por traerme este pequeño gran presente, ya que así puedo seguir dándole un sentido a mi pequeña revolución y mi manera de entender la vie (que cada vez cuesta más...)


Un besazo muy, muy, grande.

2 comentarios:

Teresa dijo...

De nada guapo!! es un placer poder compartir el amor y la admiración que siento por Anaïs..

besicos!!!

binguero dijo...

¿Pero de dónde viene esta piedra? No se puede escribir todo eso sin aclarar absolutamente nada, así que a explicarse toca...