El Miércoles había decidido que acompañaría a Carmeneta en su visita a la capital oscense. El plan era ir a ver a trokobloko y su samba y, seguidamente, papear algo en el ambiente fiestero para, posteriormente, regresar a Zaraguaya. Apetecía salir de la urbe maña, así que no era mal plan...
Llegamos a las 21.15 aproximadamente, asi que fuimos directamente a la plaza de toros, lugar desde el que salían los trokobloko a las 21.30. De camino, la charanga y los colores verdiblancos ocupaban toda la calzada. Al llegar, no estaba ni el Tato; ahí, no había nadie. ¿Y dónde carajo estarán? "Pues nada, vamos a dar una vuelta y comemos algo. Así vemos el ambientillo..." Por mi parte, un bocata de pechugas con roquefort y una cocacola. Vamos a la Plaza Navarra (lugar donde supuestamente terminaba el grupo de samba), y nos sentamos en un banco para cenar. Allí, conocimos un rumano que no paraba de excusarse y nos hicimos la fotico para el recuerdo.
Después de la cenita, decidimos volver a caminar y... ¡por fin! Oíamos los ritmos de los tambores a lo lejos. Caminamos y llegamos al puntito mismo dónde estaban. Por desgracia, diez segundos y... ¡fin! Pues si que teníamos suerte, sí. Ya sólo nos quedaba dar una minivuelta más y regresar en el súper car de carmeneta. De camino, un heladito y el sonido de los fuegos artificiales. "Vamos a verlos" La intención era buena, mas sólo quedaban los de traca, esos que no suben al cielo y, por tanto, no se ven.
En definitiva: subimos a Huesca para comernos un bocata en la plaza y volver. Y, aunque parezca poquita cosa, lo agustito que estaba y lo bien que me lo pasé hizo que mereciese la pena.
Llegamos a las 21.15 aproximadamente, asi que fuimos directamente a la plaza de toros, lugar desde el que salían los trokobloko a las 21.30. De camino, la charanga y los colores verdiblancos ocupaban toda la calzada. Al llegar, no estaba ni el Tato; ahí, no había nadie. ¿Y dónde carajo estarán? "Pues nada, vamos a dar una vuelta y comemos algo. Así vemos el ambientillo..." Por mi parte, un bocata de pechugas con roquefort y una cocacola. Vamos a la Plaza Navarra (lugar donde supuestamente terminaba el grupo de samba), y nos sentamos en un banco para cenar. Allí, conocimos un rumano que no paraba de excusarse y nos hicimos la fotico para el recuerdo.
Después de la cenita, decidimos volver a caminar y... ¡por fin! Oíamos los ritmos de los tambores a lo lejos. Caminamos y llegamos al puntito mismo dónde estaban. Por desgracia, diez segundos y... ¡fin! Pues si que teníamos suerte, sí. Ya sólo nos quedaba dar una minivuelta más y regresar en el súper car de carmeneta. De camino, un heladito y el sonido de los fuegos artificiales. "Vamos a verlos" La intención era buena, mas sólo quedaban los de traca, esos que no suben al cielo y, por tanto, no se ven.
En definitiva: subimos a Huesca para comernos un bocata en la plaza y volver. Y, aunque parezca poquita cosa, lo agustito que estaba y lo bien que me lo pasé hizo que mereciese la pena.
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