miércoles, 27 de agosto de 2008

Museo de la Soledad


Ayer me regaló este libro una niña linda, muy linda, relinda. Con un beso, un abrazo y una inmensa emoción, recibía entre mis manos un presente muy importante para ella. Gracias, muchas gracias, quillita.

Esta mañana, decidí abrir el libro al azar y leer unas líneas. Mas no recordaba que, en mi vida, el azar está truncado por los diosecillos burlones que revolotean sobre mi mundo creado. Y los imaginé riendo mientras, ante mis ojos, unían estrepitosamente presente y pasado, punzando ferozmente mi corazón en una de esas bromas burlonas que tanto les gusta hacer.

Grabada en mi pecho, como un trazo de sangre, la palabra japonesa late al ritmo incesante de mi corazón. Así entiendo la vida, así entiendo la lucha, así entiendo el camino sinuoso que nos queda por delante. Sin embargo, también soy consciente de una cita de Anaïs Nin
que, casualmente, nombraba ayer (apareció ya por esta majadera bitácora), y que para nada es incompatible con mi "creencia oriental":

"Una persona sola no puede luchar contra la predestinación, pero
dos sí pueden hacerlo. Dos personas enfrentadas a la influencia de un planeta pueden alterar su curso".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Museo de la soledad" es un libro precioso, inolvidable. Allí me enganché a Castán.
DENISSE

closada dijo...

Hola Denisse,

Gracias por tu comentario. Ahora tengo todavía más ganas (si cabe), de leérmelo. Buf, me voy a leer el que tengo entre manos en un periquete para poder darle a éste.

Besos