Bajaba la persiana del Calaveras y Diablitos a las cuatro cuarenta de la madrugada, y la salida era a las ocho y cuarto de la mañana. Caminar sin dormir es bastante cansado y, sin embargo, en lugar de conciliarme rápidamente con el sueño, prefería ir a bañarme en un precioso lago de mansas aguas termales. Así que marché hasta él (o quizás fue su llamada la que me atrajo y me hipnotizó), allá, en un pequeño claro de un frondoso bosque no muy lejano. La luna, de color amarillento, iluminaba gran parte de su superficie. Me desnudé y comencé a nadar dulcemente, oculto, en parte, por aquella característica cortina de vapor que irradia el calor de las aguas en contacto con la fría noche otoñal. Me dejé llevar, accedí a que mi cuerpo sintiese las caricias de las olas propiciadas por el movimiento de los peces, de los juncos, del suave viento que reinaba esa noche en el Valle del Ebro. El lago cada vez proporcionaba más calor, así que decidí profundizar, bucear, dejar que sus aguas arropasen todo mi cuerpo…
Cuco, Carmen, Javier, Jorge y Belén: mis compinches de excursión.
El despertador, estridente en su sonar, acababa con mi escasa hora de sueño. Preparé la mochila con premura y me dirigí a nuestro sitio de encuentro. Con un poco de retraso, Cuquito y yo llegamos a casa de Carmen, donde Belén (y sus tripas revueltas), Javier y Jorge nos dieron un buen recibimiento. El pan, en Lanave y, en Torla, nos vemos. Y allá, en la rotonda, los coches parados, el frío en los cuerpos y quietos, nosotros, los vemos corriendo. Al fin, nos permiten el paso y, en la mesa de avituallamiento, nos dan trozos de plátanos que habían sobrado.
Camping San Nicolás de Bujaruelo, inicio de la excursión.
Desde San Nicolás de Bujaruelo, iniciamos la marcha a ritmo tranquilo. Las pozas nos atraen, pero el frío, presente, merma las ganas de un baño matutino. Los colores, amarillos, rojizos, anaranjados y verdes son un inmenso placer para la vista. Falta humedad, un verde más intenso. Mas es la fecha adecuada y el Otoño se nos presenta, con su majestuosa belleza de cálidos tonos, en su caducifolia existencia.
Refugio de pastores en el Valle de Ordiso. Es la meta, lugar donde comimos y dormimos la siesta.
Ordiso es la meta. Allá, los más rápidos esperamos. Los torsos desnudos reciben y se cargan de la energía del dios Sol. El sonido del agua nos conduce a su orilla, donde la comida saciará nuestro hambriento estado. Relajación sobre las frescas rocas y el sueño que se nos lleva. Marrones y grandes se nos acercan. Quieren su sitio, es obvio, así que decidimos volver a ceder el terreno a aquellas vacas que habían visto perturbada su tranquilidad por nosotros, los fugaces inquilinos.
Estos son los bellos colores que ofrece el Otoño en los bosques caducifolios del Pirineo
De la locura, salen monos y gallinas. Carreras y risas aportan ininteligibles dibujos en mi piel y en la de Cuco. De la calma, salen caminos en los que la reflexión y los pensamientos acompañan los pasos. De la locura, salen pechos desnudos, imaginarios robos de cámaras y vídeos dementes que muestran a Lucho. De la calma, salen planes cinéfilos que cierren el día para alargar nuestra compañía: La flaqueza del bolchevique.
Dibujos realizados sobre nuestra piel. Los trazos están realizados mientras descendemos a la carrera. Es decir, Cuco, mientras corría en el descenso intentaba dibujarse un mono (a la izquierda), y yo, una gallina (a la derecha).
Más imágenes en el space de Carmeneta
7 comentarios:
Qué suerte tuvimos de tener un día tan soleado y un bosque tan bonito para nuestra vista... si es que cuando las cosas salen bien... bsssssssss
al final lo consegui!!!!!!!!!!!!!!!
eso si, tengo unas agujetas.... lo que no se si de la caminata o de mis posturas para dormir
La verdad es que sí, Carmeneta, cuando las cosas salen bien hasta el tiempo acompaña. El remate final, con peli, fue realmente guachis, de veras.
¡Ay! Señorita bloc-era te portaste como una campeona, la verdad, porque con el cuerpo que llevabas... aunque el momento chinchilla seguro que te sentó un poquito bien, jejeje.
Besitos, quillitas
Belen en la primera foto tiene cara de tener pocas ganas de andar!! Jejejeje
La verdad es que la pobre Belén llevaba el estómago hecho trizas y estaba bastante mareadilla, por lo que tenía pocas ganas de na'. Pero, bueno, al final se portó como una campeona ¡con agujetas y to!
es que.... habia ganado mucho fondo-festivo durante estas semanas y me agobiaba pensar que podia perderlo en un solo día de campo
jajajaja, el fondo festivalero es realmente bueno. Mira, el que yo poseo viene de tanto baile y, con ese, subo los picos que haga falta... jajaja. Besicos
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