“¡Eh, tú! dónde guardas tu ilusión
en este inmenso mar
lleno de prisa y confusión”
El fin de semana está siendo brutal, un cúmulo de sucesos tanto extraños como merecedores de ser recordados. Algunas cosas descerebradas, otras llenas de esperanza. Algunos actos incongruentes, otros llenos de ilusión y diversión. Vamos, que nos vamos…
Puedo decir que el fin de semana empezó el Jueves, y es que esa noche, como ya es habitual, estuve pinchando en el Calaveras y Diablillos. Está muy bien que ese día de la semana la gente se anime, por fin, a acercarse al bar del baile desenfrenado. Yo soy un DJ muy bueno (no me refiero a que lo hago bien, pillenes/as), ya que siempre que puedo pongo las peticiones que la gente me hace. Además, depende de la gente que hay, intento adaptarme a sus gustos para que se lo pasen mucho mejor. El Jueves pedía boogaloo y patxanka (en detrimento de mi querido reggae, aunque puse un poco), así que tocaba menear los pies sin descanso. Baile, baile, baile… y, mientras, desde mi agujero, a través de las celosías, los CD’s se derretían entre mis manos. He de señalar una frase que me dijeron y que, aviso, puede herir la sensibilidad de los/as más puritanos/as. Salgo al aseo, puesto que ya no aguanto más. Aprovecho y, al regresar, me toca bailar. Ahí, una quilla, bailando. Hablamos. La música fluye… “Si no tuviera la regla, te follaba pero bien” ¡Glup! ¿Cómo reaccionas ante eso? Río, me río como un insensato. “Mira que eres bestia, no jodas. Jajajaja. Ala, así, tan de repente. Sin más… si no tengo la regla, te follo pero bien. Jajajajaja” Se ríe. Nos reímos. “Quilla, lo siento, pero una frase así tiene que ir a mi Blog”. Se ríe, nos reímos… Corro, llego tarde, la música se termina y he de seguir alimentando al reproductor de CD’s para que no se queje.
“Dime si tu te vas…
¿Qué hago con mi vida?
Dime, si tú te vas,
Cómo recompongo los pedazos esparcidos
por el suelo de mi amor.”
El Viernes promete. No toca trabajar en el Ginos, así que seguro que estaré más descansado a la hora de abrir el Calaveras. Cambio te tiempo, pero me da igual. Desastroso concierto, pero divertido, de los Insulina Morgan. El público… lo dejamos en la media: 50 años. Conchi, Meri y yo nos divertimos con chorradas. Yo también quiero grupis. ¿Para cuando quillas con pompones en el Calaveras gritando guapo al DJ. Aunque sepa que es mentira, hace ilusión ¿no? Jajajajaja.
Abro el Calaveras. Tengo que limpiarlo. Nunca me había fijado en la cantidad de mierda que se queda por el suelo cuando cierras. Limpio y cargo cámaras. Mientras llevo a cabo la tarea, vienen María y, luego, Javi. Termino a la hora apropiada, así que nos vamos a ver rapear a un compinche de María en La Corrala. Dos euros. Me voy sin verlo porque empieza tarde. Dan las 12, marcho al Calaveras. Subo la persiana y sé que esta noche tendrá algo especial. Las 12.30 y no ha venido ni el papa. Uy, uy, uy… entran las primeras personas, y las segundas, y las terceras… ¡Joder, todos/as de golpe! Es curioso, porque enseguida se ponen a hablar entre todos/as y empiezan a conocerse. Sé que esta noche va a ser especial.
“No sé bien si me escuchas, quizás deba esperarme.
Me come la tristeza y no puedo sacarla.
Necesito hablarte. Necesito expresar.”
El humo confería una apropiada nebulosa, las luces tenues incitaban al baile. Una quilla muy maja me pide salsa. No tengo, pero haremos lo que podamos. Sonríe, me da las gracias. Le sonrío, le digo que le gustará. Boogaloo y un poquito de mambo es la solución. Bailan entre todos/as. Se ha formado un grupo muy grande donde el cuerpo se deja llevar por ese ritmo sabrosón del carajo. Observo, y se besan. Ya sabía yo, ya, que esta noche iba a ser especial.
“Han venido tus compañeros de curro” ¿Qué? Miro a la barra. Héctor, Harold y Gabriel me saludan con una sonrisa de oreja a oreja. ¡No jodas! ¡Qué bueno! Abrazos, quillos. Parte del contingente colombiano de visita… Me parece genial. Hay que hacer un homenaje: Dr. Krápula, Sidestepper, Juanes, Creole… ¡Colombia no para, bombea! Esta noche está siendo especial.
Se me acerca un quillo: “Hola, es la primera vez que vengo a este bar. ¿Podrías ponerme la canción de los Fabulosos… ya que le da nombre al bar…” “Es que la ponemos para cerrar… no sé” ¡Qué carajo! Se la pongo, me mira, me da las gracias. Le pongo una jarra gratis, así, porque sí. Me mira extrañado, se ríe. “Joder, gracias, que buen rollo”. Viernes noche, locura especial.
Vienen dos quillas. Algo me piden, pero no lo tengo. “¿Y si os pongo reggae?” “Vale, genial”. Dos, tres canciones. He de salir al baño. Vuelvo, les pregunto: “¿Os gusta. Os parece bien?” “Jo, sí, y si pones Bob Marley, ya…” “Eso está hecho” Nos besamos, nos damos nuestros nombres. “Me alegro de conoceros. Espero que os lo estéis pasando bien” “Sí, sí” Dicen mientras no paran de bailar…
“Could you be loved”
Vaya noche, está siendo genial.
“Rezo. Ahora rezo.
Los domingos por la mañana, rezo y rezo.
Rezo. Ahora rezo.
Cada noche cuando la luna nos mira,
con lágrimas en los ojos rezo.
Le rezo a cualquier dios dispuesto a escuchar.
Rezo a cualquier dios que esté dispuesto a ayudar
a que los ricos dejen de ser tan ricos,
y los pobres dejen de ser tan pobres.
Repartamos la bondad en trocitos pequeñitos.
Que nadie quede sin tener su ración de pastelito.”
Chupitos para mis compis de curro. Dos más, uno para la Conchi, otro para mí. Bueno, qué carajo, dos más: para el quillo de la canción y su compinche. El tipo lo flipa. Brindamos los siete. La música nos aguarda, la neblina nos acompaña. Al fondo la gente baila; pero, ese es nuestro momento. Brindamos los siete. Ya casi es la hora. Subo luces. Empiezan a irse algunos/as.
“Yo a vos no te creo nada,
como vos vas a creer en mí…?
Universos de tierra y agua
me alejan de vos.
Las tumbas son para los muertos.
Las flores para sentirse bien.
La vida es para gozarla.
La vida es para vivirla mejor.
Calaveras y diablitos…
Calaveras y diablitos…
Calaveras y diablitos…
Invaden mi corazón.
Calaveras y diablitos…
Calaveras y diablitos…
Calaveras y diablitos…
Invaden mi corazón.
No quiero morir sin antes haber amado,
pero tampoco quiero morir de amor.
Calaveras y diablitos…
Invaden mi corazón.”
“Me lo he pasado súper bien. Este bar da mogollón de buen rollo. Gracias” “Gracias a ti” Quillo y compinche, vete a saber… Nosotros, los cinco, vamos al Fergus, bar al que no he ido más que una vez en mi vida, y fue hace tiempo de eso. Aún queda noche…
Ahí, está Sandra, siempre con su sonrisa y alegría. Besos, abrazos, júbilo por vernos. Sigo adentrándome en el bar… Diana. “Olé, que bueno, tú por aquí”. Doy la vuelta y está Ana. “A ver si te vienes algún día al Calaveras, quilla” “Algún Jueves iré con María”. Damos cuatro pasos, Anaïs y nuestro reencuentro. Ya ha empezado a leerse el libro “Me gusta mucho”. Y, ahora, Juan. Marcho a pedir. “Anda, quilla ¿qué tal?” “Bien, bien ¿y tú?” “Ya ves, como siempre…” ¿Cómo siempre? Que diga eso yo es como decir: na’, el Mariano, que se fue a por borraja y compró tulipanes. Jajajaja. Como siempre…
“Y ahora la realidad
me quiere como soy.
No puedo simular más preocupación.
Estoy muy bien.
Me faltas tú…
El juego infantil
se acaba, da la vuelta y miro el reloj…”
La Zeta. Nido de crápulas y gente de mal vivir. Conchi, Meri y yo, el trío calavera. No puede ser: Marga. Dos años en Paraguay. ¡Buah! ¡Brutal! Nos abrazamos. Dos años en Paraguay. Nos besamos. Dos años en Paraguay. Hablamos, reímos “Estás muy delgada…” Que alegría, de verdad. Demasiada alegría, demasiadas sensaciones, demasiado cariño… Abrazamos a todo el mundo. Sí, nadie escapa a nuestros abrazos. Y al que le moleste, que se joda. Cierran. Nos vamos. Para mí, fin de la noche. Marcho feliz. Sabía que esta noche iba a ser especial.
“Dame tiempo y verás
que ya no creceré más.
No hay motivos, ¿para qué
acostumbrarse?
¿A qué? ¿Por qué
me tuvo que pasar a mí?
Yo era amable
con las jóvenes.
¡Muy bien! ¿Y qué?
Las pistas llevan hacia mí
(que era fácil en desórdenes).”
No sé que día, puede que fuese ayer, hablé con Belén. Nos vamos a la tele. No sé a que programa (no lo he visto en mi vida ni se cómo se llama), no sé en qué televisión (es de esas autonómicas); pero, vamos a la tele. Aplaudiremos, comeremos un bocata, reiremos (eso seguro), y pasaremos un día distinto.
“Yo era tanto y tan poco a la vez…
Apuntaba maneras, lloré al nacer,
conmigo comulgue”
en este inmenso mar
lleno de prisa y confusión”
El fin de semana está siendo brutal, un cúmulo de sucesos tanto extraños como merecedores de ser recordados. Algunas cosas descerebradas, otras llenas de esperanza. Algunos actos incongruentes, otros llenos de ilusión y diversión. Vamos, que nos vamos…
Puedo decir que el fin de semana empezó el Jueves, y es que esa noche, como ya es habitual, estuve pinchando en el Calaveras y Diablillos. Está muy bien que ese día de la semana la gente se anime, por fin, a acercarse al bar del baile desenfrenado. Yo soy un DJ muy bueno (no me refiero a que lo hago bien, pillenes/as), ya que siempre que puedo pongo las peticiones que la gente me hace. Además, depende de la gente que hay, intento adaptarme a sus gustos para que se lo pasen mucho mejor. El Jueves pedía boogaloo y patxanka (en detrimento de mi querido reggae, aunque puse un poco), así que tocaba menear los pies sin descanso. Baile, baile, baile… y, mientras, desde mi agujero, a través de las celosías, los CD’s se derretían entre mis manos. He de señalar una frase que me dijeron y que, aviso, puede herir la sensibilidad de los/as más puritanos/as. Salgo al aseo, puesto que ya no aguanto más. Aprovecho y, al regresar, me toca bailar. Ahí, una quilla, bailando. Hablamos. La música fluye… “Si no tuviera la regla, te follaba pero bien” ¡Glup! ¿Cómo reaccionas ante eso? Río, me río como un insensato. “Mira que eres bestia, no jodas. Jajajaja. Ala, así, tan de repente. Sin más… si no tengo la regla, te follo pero bien. Jajajajaja” Se ríe. Nos reímos. “Quilla, lo siento, pero una frase así tiene que ir a mi Blog”. Se ríe, nos reímos… Corro, llego tarde, la música se termina y he de seguir alimentando al reproductor de CD’s para que no se queje.
“Dime si tu te vas…
¿Qué hago con mi vida?
Dime, si tú te vas,
Cómo recompongo los pedazos esparcidos
por el suelo de mi amor.”
El Viernes promete. No toca trabajar en el Ginos, así que seguro que estaré más descansado a la hora de abrir el Calaveras. Cambio te tiempo, pero me da igual. Desastroso concierto, pero divertido, de los Insulina Morgan. El público… lo dejamos en la media: 50 años. Conchi, Meri y yo nos divertimos con chorradas. Yo también quiero grupis. ¿Para cuando quillas con pompones en el Calaveras gritando guapo al DJ. Aunque sepa que es mentira, hace ilusión ¿no? Jajajajaja.
Abro el Calaveras. Tengo que limpiarlo. Nunca me había fijado en la cantidad de mierda que se queda por el suelo cuando cierras. Limpio y cargo cámaras. Mientras llevo a cabo la tarea, vienen María y, luego, Javi. Termino a la hora apropiada, así que nos vamos a ver rapear a un compinche de María en La Corrala. Dos euros. Me voy sin verlo porque empieza tarde. Dan las 12, marcho al Calaveras. Subo la persiana y sé que esta noche tendrá algo especial. Las 12.30 y no ha venido ni el papa. Uy, uy, uy… entran las primeras personas, y las segundas, y las terceras… ¡Joder, todos/as de golpe! Es curioso, porque enseguida se ponen a hablar entre todos/as y empiezan a conocerse. Sé que esta noche va a ser especial.
“No sé bien si me escuchas, quizás deba esperarme.
Me come la tristeza y no puedo sacarla.
Necesito hablarte. Necesito expresar.”
El humo confería una apropiada nebulosa, las luces tenues incitaban al baile. Una quilla muy maja me pide salsa. No tengo, pero haremos lo que podamos. Sonríe, me da las gracias. Le sonrío, le digo que le gustará. Boogaloo y un poquito de mambo es la solución. Bailan entre todos/as. Se ha formado un grupo muy grande donde el cuerpo se deja llevar por ese ritmo sabrosón del carajo. Observo, y se besan. Ya sabía yo, ya, que esta noche iba a ser especial.
“Han venido tus compañeros de curro” ¿Qué? Miro a la barra. Héctor, Harold y Gabriel me saludan con una sonrisa de oreja a oreja. ¡No jodas! ¡Qué bueno! Abrazos, quillos. Parte del contingente colombiano de visita… Me parece genial. Hay que hacer un homenaje: Dr. Krápula, Sidestepper, Juanes, Creole… ¡Colombia no para, bombea! Esta noche está siendo especial.
Se me acerca un quillo: “Hola, es la primera vez que vengo a este bar. ¿Podrías ponerme la canción de los Fabulosos… ya que le da nombre al bar…” “Es que la ponemos para cerrar… no sé” ¡Qué carajo! Se la pongo, me mira, me da las gracias. Le pongo una jarra gratis, así, porque sí. Me mira extrañado, se ríe. “Joder, gracias, que buen rollo”. Viernes noche, locura especial.
Vienen dos quillas. Algo me piden, pero no lo tengo. “¿Y si os pongo reggae?” “Vale, genial”. Dos, tres canciones. He de salir al baño. Vuelvo, les pregunto: “¿Os gusta. Os parece bien?” “Jo, sí, y si pones Bob Marley, ya…” “Eso está hecho” Nos besamos, nos damos nuestros nombres. “Me alegro de conoceros. Espero que os lo estéis pasando bien” “Sí, sí” Dicen mientras no paran de bailar…
“Could you be loved”
Vaya noche, está siendo genial.
“Rezo. Ahora rezo.
Los domingos por la mañana, rezo y rezo.
Rezo. Ahora rezo.
Cada noche cuando la luna nos mira,
con lágrimas en los ojos rezo.
Le rezo a cualquier dios dispuesto a escuchar.
Rezo a cualquier dios que esté dispuesto a ayudar
a que los ricos dejen de ser tan ricos,
y los pobres dejen de ser tan pobres.
Repartamos la bondad en trocitos pequeñitos.
Que nadie quede sin tener su ración de pastelito.”
Chupitos para mis compis de curro. Dos más, uno para la Conchi, otro para mí. Bueno, qué carajo, dos más: para el quillo de la canción y su compinche. El tipo lo flipa. Brindamos los siete. La música nos aguarda, la neblina nos acompaña. Al fondo la gente baila; pero, ese es nuestro momento. Brindamos los siete. Ya casi es la hora. Subo luces. Empiezan a irse algunos/as.
“Yo a vos no te creo nada,
como vos vas a creer en mí…?
Universos de tierra y agua
me alejan de vos.
Las tumbas son para los muertos.
Las flores para sentirse bien.
La vida es para gozarla.
La vida es para vivirla mejor.
Calaveras y diablitos…
Calaveras y diablitos…
Calaveras y diablitos…
Invaden mi corazón.
Calaveras y diablitos…
Calaveras y diablitos…
Calaveras y diablitos…
Invaden mi corazón.
No quiero morir sin antes haber amado,
pero tampoco quiero morir de amor.
Calaveras y diablitos…
Invaden mi corazón.”
“Me lo he pasado súper bien. Este bar da mogollón de buen rollo. Gracias” “Gracias a ti” Quillo y compinche, vete a saber… Nosotros, los cinco, vamos al Fergus, bar al que no he ido más que una vez en mi vida, y fue hace tiempo de eso. Aún queda noche…
Ahí, está Sandra, siempre con su sonrisa y alegría. Besos, abrazos, júbilo por vernos. Sigo adentrándome en el bar… Diana. “Olé, que bueno, tú por aquí”. Doy la vuelta y está Ana. “A ver si te vienes algún día al Calaveras, quilla” “Algún Jueves iré con María”. Damos cuatro pasos, Anaïs y nuestro reencuentro. Ya ha empezado a leerse el libro “Me gusta mucho”. Y, ahora, Juan. Marcho a pedir. “Anda, quilla ¿qué tal?” “Bien, bien ¿y tú?” “Ya ves, como siempre…” ¿Cómo siempre? Que diga eso yo es como decir: na’, el Mariano, que se fue a por borraja y compró tulipanes. Jajajaja. Como siempre…
“Y ahora la realidad
me quiere como soy.
No puedo simular más preocupación.
Estoy muy bien.
Me faltas tú…
El juego infantil
se acaba, da la vuelta y miro el reloj…”
La Zeta. Nido de crápulas y gente de mal vivir. Conchi, Meri y yo, el trío calavera. No puede ser: Marga. Dos años en Paraguay. ¡Buah! ¡Brutal! Nos abrazamos. Dos años en Paraguay. Nos besamos. Dos años en Paraguay. Hablamos, reímos “Estás muy delgada…” Que alegría, de verdad. Demasiada alegría, demasiadas sensaciones, demasiado cariño… Abrazamos a todo el mundo. Sí, nadie escapa a nuestros abrazos. Y al que le moleste, que se joda. Cierran. Nos vamos. Para mí, fin de la noche. Marcho feliz. Sabía que esta noche iba a ser especial.
“Dame tiempo y verás
que ya no creceré más.
No hay motivos, ¿para qué
acostumbrarse?
¿A qué? ¿Por qué
me tuvo que pasar a mí?
Yo era amable
con las jóvenes.
¡Muy bien! ¿Y qué?
Las pistas llevan hacia mí
(que era fácil en desórdenes).”
No sé que día, puede que fuese ayer, hablé con Belén. Nos vamos a la tele. No sé a que programa (no lo he visto en mi vida ni se cómo se llama), no sé en qué televisión (es de esas autonómicas); pero, vamos a la tele. Aplaudiremos, comeremos un bocata, reiremos (eso seguro), y pasaremos un día distinto.
“Yo era tanto y tan poco a la vez…
Apuntaba maneras, lloré al nacer,
conmigo comulgue”
*Canciones de Elefantes, Fabulosos Cadillacs y Tachenko
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