Acabo de llegar de correr y tenía la necesidad de compartir un pensamiento que me ha venido esta tarde. Voy a seguir haciéndome amiguitos/as…
Estaba en la Escuela y he abierto el “correo eléctrico”. En él, un mensaje en ¿catalán? ¿valenciano? No sé, la verdad, porque son idiomas tan parecidos entre sí y tan desconocidos para mí que ni los entiendo ni los diferencio. Como no entendía nada, lo he borrado sin pensarlo. Bueno, miento, he leído la palabra móvil, 1 de Marzo… y he intuido que se trataría de ese mensaje que discurre velozmente entre nuestros buzones sobre la “huelga” de móviles por la subida del estacionamiento y esas cosas. Pero, quien sabe, quizás comentaba un cataclismo mundial para citado día y la esperada solución a él por parte de cada individuo; entonces, es posible que yo no sobreviva a él.
Al salir de la sala de ordenadores he empezado a cabrearme, no porque el mensaje estuviese en ese idioma desconocido para mí, sino por la estupidez de semejante acto. No, no me he cabreado con quien lo distribuye de buena fe entre sus contactos, sino con el/la majadero/a que escribió ese mensaje por primera vez. ¿Por qué? Pensaréis. Es muy sencillo:
Este mensaje está destinado a que llegue a la mayor parte de población posible, y por que llegue se entiende que se comprenda y se pueda, así, secundar la protesta. Si esta es la premisa ¿por qué carajo emplear un idioma que sólo se utiliza y se comprende en un territorio muy limitado? Es decir, si yo quiero que mi mensaje llegue al mayor número de gente posible para que así pueda tener más apoyo poblacional, no se me ocurriría escribirlo en aragonés. Es algo obvio.
A mí me encanta la pluralidad cultural de España. Me gusta que haya diferentes idiomas y que se defiendan. Mas, no comprendo que la defensa de una cultura, de las tradiciones, de los idiomas, conduzcan a la insensatez de seguir construyendo nuestra actual torre de Babel. Lo siento, pero la coherencia, en ciertos aspectos, es un punto a favor. Es como si un francés decide escribir un texto que desea que llegue a la mayor parte de la población del mundo y este francés sabe escribir en inglés ¿En que idioma se expresaría? Yo, en su lugar, no lo dudaría un minuto. Y, sinceramente, no creo que con ese acto menosprecie su idioma ni le reste importancia a una lengua tan hermosa como es la francesa. Simplemente es sensatez. Un idioma más extendido proporciona mayor número de lectores y, para una protesta pensada para ser secundada en toda España, el español es el que entiende toda la población que habita en citado territorio. Al menos, que se hubiese tomado la molestia, ya que parece ser que su idioma es más importante que la comunicación con la gente y de ahí que tenga que utilizarlo sin pensar para qué función está siendo empleado, de ponerlo en las dos lenguas. De esta manera, podrá dormir tranquilo por su grandiosa hazaña.
Mañana, quizás, escriba una entrada en árabe. Sería muy bonito, pero la mayoría (por no decir todos/as), de los que leéis esta chorrada de bitácora no lo entenderíais. No, no critico el uso del catalán o valenciano; arremeto contra el olvido de la función del lenguaje: comunicarnos. Piensa para qué te estás expresando y, entonces, utiliza el idioma adecuado. La suerte y maravilla de tener dos idiomas oficiales se transforma en desgracia cuando se convierte en insensatez. Burbujitas, burbujitas… cada uno en la nuestra y a los demás que les zurzan. Un nuevo síntoma de la estupidez actual. Babel, Babel, Babel…
Estaba en la Escuela y he abierto el “correo eléctrico”. En él, un mensaje en ¿catalán? ¿valenciano? No sé, la verdad, porque son idiomas tan parecidos entre sí y tan desconocidos para mí que ni los entiendo ni los diferencio. Como no entendía nada, lo he borrado sin pensarlo. Bueno, miento, he leído la palabra móvil, 1 de Marzo… y he intuido que se trataría de ese mensaje que discurre velozmente entre nuestros buzones sobre la “huelga” de móviles por la subida del estacionamiento y esas cosas. Pero, quien sabe, quizás comentaba un cataclismo mundial para citado día y la esperada solución a él por parte de cada individuo; entonces, es posible que yo no sobreviva a él.
Al salir de la sala de ordenadores he empezado a cabrearme, no porque el mensaje estuviese en ese idioma desconocido para mí, sino por la estupidez de semejante acto. No, no me he cabreado con quien lo distribuye de buena fe entre sus contactos, sino con el/la majadero/a que escribió ese mensaje por primera vez. ¿Por qué? Pensaréis. Es muy sencillo:
Este mensaje está destinado a que llegue a la mayor parte de población posible, y por que llegue se entiende que se comprenda y se pueda, así, secundar la protesta. Si esta es la premisa ¿por qué carajo emplear un idioma que sólo se utiliza y se comprende en un territorio muy limitado? Es decir, si yo quiero que mi mensaje llegue al mayor número de gente posible para que así pueda tener más apoyo poblacional, no se me ocurriría escribirlo en aragonés. Es algo obvio.
A mí me encanta la pluralidad cultural de España. Me gusta que haya diferentes idiomas y que se defiendan. Mas, no comprendo que la defensa de una cultura, de las tradiciones, de los idiomas, conduzcan a la insensatez de seguir construyendo nuestra actual torre de Babel. Lo siento, pero la coherencia, en ciertos aspectos, es un punto a favor. Es como si un francés decide escribir un texto que desea que llegue a la mayor parte de la población del mundo y este francés sabe escribir en inglés ¿En que idioma se expresaría? Yo, en su lugar, no lo dudaría un minuto. Y, sinceramente, no creo que con ese acto menosprecie su idioma ni le reste importancia a una lengua tan hermosa como es la francesa. Simplemente es sensatez. Un idioma más extendido proporciona mayor número de lectores y, para una protesta pensada para ser secundada en toda España, el español es el que entiende toda la población que habita en citado territorio. Al menos, que se hubiese tomado la molestia, ya que parece ser que su idioma es más importante que la comunicación con la gente y de ahí que tenga que utilizarlo sin pensar para qué función está siendo empleado, de ponerlo en las dos lenguas. De esta manera, podrá dormir tranquilo por su grandiosa hazaña.
Mañana, quizás, escriba una entrada en árabe. Sería muy bonito, pero la mayoría (por no decir todos/as), de los que leéis esta chorrada de bitácora no lo entenderíais. No, no critico el uso del catalán o valenciano; arremeto contra el olvido de la función del lenguaje: comunicarnos. Piensa para qué te estás expresando y, entonces, utiliza el idioma adecuado. La suerte y maravilla de tener dos idiomas oficiales se transforma en desgracia cuando se convierte en insensatez. Burbujitas, burbujitas… cada uno en la nuestra y a los demás que les zurzan. Un nuevo síntoma de la estupidez actual. Babel, Babel, Babel…
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