Decidimos que sería buena idea pasar el puente de la cincomarzada fuera de Zaraguaya, así que había que buscar dónde carajo podíamos ir. Pibe se pidió un moscoso para el Sábado y así poder venir con nosotros, puesto que si no debería quedarse en la capital maña durante todo el largo fin de semana. Tras una nimia búsqueda por el Interné, pronto encontramos un alojamiento idóneo: el Albergue de Siresa. Sólo quedaba concretar la hora de salida para disfrutar de unos días juntos en los Pirineos.
La jornada prometía. Unos pepinillos en una terracita en Jaca donde el Sol nos daba su calorcito, la comida en el césped que rodea la Ciudadela y los ánimos en todos nosotros auguraban que los días festivos iban a ser estupendos. Sólo nos quedaba conseguir unas raquetas. Afortunadamente, la tienda de Guille nos daba la solución.
Nada más alquilar las raquetas, marchamos para Siresa, ese bonito pueblo situado en el Bal d'Echo. Todavía era Viernes, así que el primer día tocaba total y absoluta relajación. Instalarnos en la habitación fue lo primero. Después, un paseíco de rigor y, finalmente, me dispuse a observar cómo mis compinches, mientras nos tomábamos unos orujicos, jugaban al guiñote y, seguidamente, al futbolín.
Cenamos prontito y a ritmo de ska. Teníamos que madrugar, así que, tras informarnos un poco de nuestro itinerario del día siguiente, marchamos a dormitar.
El desayuno, a las 07.30. La carretera, aproximadamente, una hora. El inicio de la caminata, por lo tanto, sobre las 09.30. Es lo que tiene ir de relax, que todo se hace más tranquilo y pausado. Partimos, los cinco, felices de estar caminando por la ribera del río Aragón Subordán. A medida que íbamos avanzando, la nieve iba haciendo acto de presencia. Al principio, un poco; luego, cada vez más... Obviamente, había llegado la hora de ponerse las raquetas.
Regresamos prontito. A las 18.00 ya estábamos en Jaca. Había que devolver las raquetas; pero, nuestra mente, sobre todo, pensaba en tapitas y bebida bien fresca... ¡yuuuuum! Así que, nada más salir de la tienda de Guille, anduvimos por las calles de Jaca para adentrarnos en algún bar donde saciar nuestra necesidad culinaria.
Esa noche, tras la cena, marchamos a jugar al Uno. El Señor Joven nos dio una paliza soberana. Sin duda, fue la suerte del casi-principiante, jejejeje. Victoria del Madrid y decisión de ir a dormir. No madrugábamos mucho, mas el cuerpo necesitaba descansar.
Ansó fue nuestro destino matinal. Recorrer sus calles y una tapita nunca viene nada mal, jejejeje. Por desgracia, allá, ya éramos conscientes de que nuestro viaje pronto llegaría a su final. Pero, bueno, aún nos quedaba tiempo para disfrutar. Aún nos quedaba la parada en Huesca para comer y el cafelito de rigor nada más llegar a nuestra ciudad.
Al llegar a casa, pensé lo bien que lo había pasado. Estos tipos están realmente majaras, la verdad. Ya tengo ganas de otra escapada...
2 comentarios:
joder, qué buena pinta. Qué envidia me das! Saludines
Jajajaja... allá era mucho más impactante y bonito.
Besines
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