Marchamos a ver la semana pasada, Flor del desierto, de una tal Sherry Horman. Durante la película, algunos momentos de risa, no porque fuera una comedia, sino por la impotencia de permanecer en la butaca visualizando semejante patraña de filme. Al salir del cine, cara de buscar alguna explicación por haber permanecido dos horas en una sala aguantando lo que, tranquilamente, hubiera podido ser la auténtica película de sobremesa de Antena 3.
Sí, realmente la película es tan mala como parece. Basada en una historia real, concretamente en el libro homónimo de la modelo Waris Dirie, el filme se pierde en un cúmulo de situaciones bastante mal resueltas que, poco a poco, van mermando credibilidad a la historia. Así, la directora, que parece estar filmando un continuo anuncio de L'oréal, le quita total rasgo de veracidad a una historia real que ya se ve trastornada por un insulso guión.
Sí, realmente la película es tan mala como parece. Basada en una historia real, concretamente en el libro homónimo de la modelo Waris Dirie, el filme se pierde en un cúmulo de situaciones bastante mal resueltas que, poco a poco, van mermando credibilidad a la historia. Así, la directora, que parece estar filmando un continuo anuncio de L'oréal, le quita total rasgo de veracidad a una historia real que ya se ve trastornada por un insulso guión.
No me voy a extender en explicar momentos en los que mi cabeza no podía parar de girar con la intención de negar lo que estaba viendo. Pero sí que voy a señalar una de las cosas más espantosas: el papel Sally Hawkins, parecido a esos insoportables personajes, como el burro de Shreck o el orejotas ese de La amenaza fantasma ¡Buuuuuf!
Lo único bueno, el papelón de la niña cuando le hacen la ablación y la denuncia sobre la Mutilación Genital Femenina previa a los créditos del final. Es una pena que un filme así acabe siendo una caricatura...
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