
Sí, realmente la película es tan mala como parece. Basada en una historia real, concretamente en el libro homónimo de la modelo Waris Dirie, el filme se pierde en un cúmulo de situaciones bastante mal resueltas que, poco a poco, van mermando credibilidad a la historia. Así, la directora, que parece estar filmando un continuo anuncio de L'oréal, le quita total rasgo de veracidad a una historia real que ya se ve trastornada por un insulso guión.
No me voy a extender en explicar momentos en los que mi cabeza no podía parar de girar con la intención de negar lo que estaba viendo. Pero sí que voy a señalar una de las cosas más espantosas: el papel Sally Hawkins, parecido a esos insoportables personajes, como el burro de Shreck o el orejotas ese de La amenaza fantasma ¡Buuuuuf!
Lo único bueno, el papelón de la niña cuando le hacen la ablación y la denuncia sobre la Mutilación Genital Femenina previa a los créditos del final. Es una pena que un filme así acabe siendo una caricatura...
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